viernes, 30 de abril de 2021

Operación Biting: asalto al radar de Hitler

 


Imagen sujeta a derechos de autor.




¡Nueva entrada! Necesitábamos una lección de historia y aquí la tenemos: David López Cabia regresa, siempre bienvenido, y nos habla sobre una de las operaciones más exitosas de la Segunda Guerra Mundial: Operación Biting, más conocida como The Bruneval Raid, una serie de operaciones combinadas cuyo fin consistía en robar el radar de Hitler. Toda una hazaña. 




Con la Europa continental bajo el yugo del Tercer Reich, una acosada Gran Bretaña tenía pocas opciones de respuesta. Una de esas escasas opciones eran los ataques aéreos.

  Sin embargo, las pérdidas de los bombarderos británicos comenzaron a aumentar a finales de 1940. La razón del incremento de las pérdidas británicas se encontraba en la tecnología de radar alemana. Así, los alemanes empleaban el radar Freya para detección de aviones a larga distancia, pues su alcance era de unos 120 kilómetros. El radar Würzburg, venía a complementar al Freya, aportando la altitud y el rumbo de los aviones enemigos. No cabía duda de que esta combinación de radares se estaba mostrando muy eficaz a la hora de detectar a los bombarderos de la Royal Air Force.

  En noviembre de 1941, los vuelos de reconocimiento británicos tomaron fotografías en los acantilados de Le Havre (Francia), cerca de Bruneval. Allí, las fotografías revelaron el emplazamiento de un objeto en forma de parábola. Se trataba de un radar Würzburg.

  Ante semejante hallazgo, Operaciones Combinadas comenzó a idear un plan para robar el Würzburg de Bruneval. Si la misión tenía éxito, podían conocer el desarrollo de la tecnología de radar alemana y copiarla, más aún, incluso podían diseñar contramedidas para burlar la vigilancia de los temidos radares alemanes.


Radar Freya. Imagen sujeta
a derechos de autor.


Radar Wüzburg. Imagen sujeta a derechos
de autor.



   Ahora bien, el terreno que rodeaba a la estación de radar alemana era complejo y entrañaba riesgos para la misión. Se trataba de una zona llana que se alzaba tras unos acantilados de unos noventa metros de altura. Por su parte, los alemanes habían establecido búnkeres en la costa para impedir cualquier asalto desde el mar.

   Ante la imposibilidad de efectuar un desembarco, todo lo que les quedaba a los británicos era una incursión aérea mediante el lanzamiento de paracaidistas. El plan de lord Louis Mountbatten, al mando de Operaciones Combinadas, planteaba lanzar a los paracaidistas tierra adentro, tras las líneas enemigas. Una vez tomasen tierra, los paracaidistas debían robar los componentes del radar, atacar desde atrás las fortificaciones enemigas (que estaban orientadas a la costa) y ser evacuados por mar.

  La Operación Biting, el robo del radar de Hitler, debía ser ejecutada por la compañía C del 2º Batallón Paracaidista del mayor John D. Frost. A los paracaidistas se sumarían ingenieros y un especialista en tecnología de radar, el sargento E.W.F Cox, de la Royal Air Force. Unos 150 paracaidistas saltarían sobre territorio enemigo la noche del 27 de febrero de 1942.


John Frost



  Mientras tanto, los bombarderos Whitley fueron enviados a la zona. De este modo, cuando llegase el verdadero ataque, los alemanes creerían que se trataba de una misión rutinaria.

  Siguiendo el plan, el 27 de febrero de 1942, los paracaidistas, a bordo de los bombarderos Whitley, surcaron los cielos. Era una noche gélida y cuando llegó el momento, el fuego antiaéreo provocó que algunos de los aviones se desviasen y que varios paracaidistas terminasen tomando tierra lejos de sus zonas.

  A pesar de no contar con todos sus hombres, el mayor Frost sabía que el tiempo apremiaba, por lo que, sin dudarlo un instante, se dirigió con sus hombres hacia el objetivo.

  Así pues, la fuerza de ataque se dividió en varios grupos.

  -Primera sección: Toma del radar y de la casa próxima.

  -Segunda sección: Asaltar las fortificaciones que protegen la costa.

 -Tercera sección: Proteger a los asaltantes de posibles contraataques alemanes.

  Los hombres de Frost se lanzaron al asalto, sorprendiendo a los defensores alemanes, tomando la casa con facilidad y haciéndose con el radar. Mientras tanto, el sargento Cox se dispuso a desmontar el radar para extraer los tan necesarios componentes. Pero, a medida que transcurría el tiempo, la situación comenzó a empeorar y las balas comenzaron a volar alrededor de Cox y de los paracaidistas.

  A pesar del fuego enemigo, Cox continuó impávido, desmontando el radar con una impavidez pasmosa. Sabía que debía ser delicado en su trabajo, pues no podía destrozar el radar. A pesar del chisporroteo de las balas que impactaban contra la superficie metálica, se consiguió desmontar el radar y cargar sus piezas en varios carros.

  Con su gran objetivo cumplido, los británicos colocaron explosivos en la estación del radar. Debían hacer creer a los alemanes que su objetivo era destruir la estación de radar en lugar de robar los tan preciados componentes.

  Sin embargo, para el grupo que debía atacar las fortificaciones costeras, las cosas no marchaban también. Los alemanes continuaban resistiendo y, para colmo de males, los refuerzos enemigos se aproximaban. La misión pendía de un hilo, pues los británicos estaban atrapados en una ratonera, sin poder salir al mar para ser evacuados.

  Sin embargo, el grupo de paracaidistas que había caído demasiado lejos de sus zonas de lanzamiento llegó justo a tiempo para sumarse al ataque. Finamente, los británicos consiguieron abrirse camino y llegar hasta la playa.



Teniente coronel Charles Pickard conversando
con algunos de los paracaidistas.



  Los paracaidistas de Frost, ocultos tras las rocas, lanzaron bengalas para solicitar la extracción, pero la marina británica no aparecía. La situación estaba tornándose angustiosa para los paracaidistas, con los alemanes disparándoles desde lo alto de los acantilados. Sabían que no podrían resistir durante mucho tiempo, acorralados en la playa.

  Afortunadamente, las lanchas terminaron perfilándose en el horizonte. El sargento Cox y las piezas del radar fueron los primeros en ser evacuados. A continuación, subieron a bordo el resto de los paracaidistas. La misión había concluido satisfactoriamente, al coste de un muerto, cinco heridos y siete hombres desaparecidos.

  Gracias al material robado por los paracaidistas de Frost, los expertos británicos pudieron diseñar contramedidas efectivas contra los radares alemanes. El éxito del ataque aerotransportado sobre Bruneval fue decisivo para que el ejército británico continuase desarrollando sus fuerzas paracaidistas.

  En los meses y años venideros, las fuerzas aliadas lanzarían grandes ofensivas aerotransportadas. Precisamente la contribución de los paracaidistas resultaría de gran valor en el desembarco de Normandía.


Plan esquemática de la maniobra, de los cinco grupos de
asalto. Extraído de la web: lasegundaguerra.com




BIBLIOGRAFÍA

Operaciones especiales de la Segunda Guerra Mundial, Manuel J. Prieto

Operaciones secretas de la Segunda Guerra Mundial, Jesús Hernández

Comandos y raids, Pere Romanillos

La guerra secreta, Max Hastings

The Bruneval Raid, Stealing Hitler’s Radar, George Millar




ENLACES DE INTERÉS







viernes, 23 de abril de 2021

Entrevista a Eliana Soza

 




¡Feliz día del libro! Y precisamente con motivo de este día hoy Caosfera tiene el gusto de presentaros a un excelente autora: su nombre es Eliana Soza y ha participado en un montón de proyectos literarios, además de también transitar los mundos de Youtube y el podcast. ¡Bienvenida a Caosfera, Eliana! Estás en tu casa :)





1. ¿Quién es Eliana Soza?

Es una mujer que, enfrentando el miedo al fracaso, hoy está luchando por el sueño de su vida, que encontró en plena mitad de su existencia.


2. ¿De dónde nace tu interés por el ámbito literario?

En mis primeros años de universidad conocí a una docente que me contagió su pasión por la literatura y gracias a ella empecé a leer profusamente, incluso a tomar talleres en los que descubrí a Julio Cortázar y otros escritores latinoamericanos en general y bolivianos en especial. Seguí las pistas que me fueron dejando estos autores y después de algunos años me animé a escribir mis propios cuentos. Sin embargo la falta de confianza me alejó de la escritura y solo desde hace cuatro años volví a ella, con la intención de no dejarla nunca más.


3. ¿Te consideras una autora de género?

Sí, aunque no fue una decisión completamente consciente. Mi primer libro de cuentos Seres sin sombra se encuadra en el género de terror, horror y suspenso. Pasó lo mismo con el segundo Encuentros/Desencuentros, aunque por sus características de inspirarse en poemas de mi compañero y coautor Ramiro Jordán, también había historias de amor y desamor. El tercer libro Monstruos del abismo se concentró en la microficción de terror. Así también participé en varias antologías de terror, ciencia ficción y ucronía.


4. ¿Tienes algún autor o autora fundamentales en tu acercamiento al camino de las letras?

Al iniciar Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Horacio Quiroga, pero mientras fui conociendo a más autores me apasioné por las escritoras. Este año quiero leer solo a mujeres, ya empecé con mis paisanas María Virginia Estenssoro, Giovanna Rivero, pasé por Mariana Enriquez y Cecilia Audave. Estoy leyendo a Mary Shelly y Ana María Shua. Además de cuentos sueltos de Clara Obligado, María Luisa Bonbal, Silvina Ocampo, Cristina Fernández Cubas, María Fernanda Ampuero, Patricia Esteban Erlés y en cada una encuentro tanta riqueza, variedad y profundidad que me impresionan.


5. ¿Cuál es el germen de tus obras?

Creo que el germen lo encuentro en muchas partes, puede ser en una experiencia estresante de mi vida como madre y esposa, en algunos sueños y pesadillas, en noticias y artículos extraños, pero también en planteamientos de retos sobre un tema específico. Como quien ve una imagen, un cuadro y debe escribir una historia a partir de él. Voy dando vueltas en mi cabeza a qué podría haber pasado o qué está pasando. Si el detonante es una palabra, la reflexiono, la pienso durante varios días y van naciendo una o más ideas, poco a poco doy rienda suelta a mi imaginación para ver si aterriza en una historia coherente e interesante.


6. ¿Crees que la situación de la mujer en el ámbito de la literatura internacional ha mejorado todo lo que debiera?

Pienso que sí mejoró algo. Ya no tenemos que firmar con pseudónimo o un nombre masculino, pero todavía falta. Existen aún prejuicios en lo que debe escribir una mujer y me di cuenta de que nosotras mismas nos censuramos para no tocar ciertos temas por miedo al qué dirán. Creo que la lucha empieza por nosotras mismas y luego con los que nos rodean. Nos toca demostrar que, como cualquier autor, podemos escribir sobre diversidad de temas e introducirnos en cualquier género. Y, por supuesto, la literatura que salga de ese ejercicio tiene las mismas posibilidades de ser de calidad.


7. ¿Cuál dirías que es tu obra más perfecta?

No recuerdo qué autor lo dijo, pero coincido que la obra más perfecta es la que se está a punto de escribir.


8. ¿Y en la que más te has involucrado?

En todas, aunque algunas se hacen más entrañables porque son historias que viví o creo que viví, porque cuando escribes tus recuerdos se diluyen y entremezclan con la fantasía.


9. Háblanos de tu producción literaria al completo.

Como lo comentaba antes, volví a escribir en 2017. A partir de los textos que salieron ese año y junto a otros de diez años atrás se formó el libro de cuentos Seres sin Sombra, publicado en 2018 con una edición de autor y fue presentado en la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz. Mi reciente alegría fue que Electrodependiente, una editorial de Bolivia y además de característica cartonera publicó la segunda edición en 2020.

  El 2019 junto al poeta Ramiro Jordán escribimos a cuatro manos el libro de microficción y poesía: Encuentros/Desencuentros, fue una experiencia muy particular porque vivimos en ciudades diferentes y toda la organización la hicimos a través de las Redes sociales. Además que estábamos experimentando porque el libro tiene dos partes, la primera en la que inspirado en mis microficciones Ramiro escribe poemas y en la segunda yo escribo historias a partir de sus versos. Esta obra la presentamos en la Feria Internacional del Libro el mismo año.

  Finalmente, en 2020, junto a trece escritores y escritoras bolivianas y al apoyo de la Editorial independiente Velatacú armamos una colección de libros de poesía y microficción llamada Serendipia, en la que mi libro Monstruos del Abismo (Microficción) nació en formato digital.

  También participé en más de quince antologías nacionales e internacionales en microficción y cuento.


10. ¿Prefieres convertirte en una autora comercial o hacer lo que te dé la gana?

Si me dieran a escoger, la segunda opción porque si bien sería maravilloso poder vivir de escribir libros, si tuviera que sacrificar, para ello, mi estilo o mi propia voz no lo haría. Si se pudieran conseguir ambas (algunos escritores y escritoras lo hacen) sería un sueño hecho realidad.


11. ¿Tienes algún tipo de rituales o manías antes de abordar tus momentos de escritura?

Al ser madre y esposa los rituales van cambiando. Antes me gustaba escribir por las noches, cuando todos soñaban, pero ahora no puedo porque también debo dormir temprano para pasar clases virtuales con mi hijo menor. Tenía un pequeño escritorio, que ha sido tomado por mi hijo mayor con sus materias a distancia, antes me gustaba escuchar música, pero estos meses se complica. Así que me acomodo en la sala de la casa y debo leer y escribir mientras los pequeños ven la televisión o juegan.

  Tal vez algo que sí puede aplicar como manía es tener en mente por lo menos una primera frase o la historia completa en la cabeza para empezar a escribir. También me gusta pensar en las ideas poco antes de dormir.


12. Cuéntanos todo acerca de tus últimas colaboraciones, proyectos y lanzamientos.

Dos antologías recientes en las que participé fueron: Umbrales, Antología de ciencia ficción Latinoamericana (2020) Ediciones FUNDAJAU, Venezuela con cuatro textos, para los que dibujaron increíbles ilustraciones.

  Error 404: Vinculo no encontrado. Nueva Narrativa Digital (2021), compilado por Mirza Mendoza de la Editorial Libre e Independiente de Perú en la que colaboré con mi cuento El Juego de la vida.

  Tengo la alegría de ser invitada a algunos proyectos muy interesantes para este año y ser antologadora de una compilación de microficción hispanoamericana.


13. ¿Tienes proyectos inmediatos? Añade todo lo que desees.

Entre los proyectos inmediatos está mi canal de Youtube con mi espacio Letras en Rojo en el que junto a Jorge Barriga hablamos sobre literatura en general. El mismo en Facebook organiza con la escritora mexicana Karla Barajas lecturas en vivo en fechas de celebración y conmemoración, este mes se realizará por el Día Internacional del Libro. Mi columna de opinión De Color Humano publicado en El Consultario, un blog mexicano de cultura. La participación de Festivales de microficción. Además de un sector en el Podcast Incógnito File que se llama Somos leyenda en el que comparto leyendas de mi país.



MÁS INFORMACIÓN 






viernes, 16 de abril de 2021

Chocozombi apocalíptico

                                    

                                            




¡Viernes de novedades literarias! Nuestro compañero Samir Karimo se embarca en una nueva aventura comiquera junto a sus colaboradores habituales: Miguel Ángel Sánchez y Felipe Arambarri. Chocozombi apocalíptico juega con el llamado factor sorpresa, pues en su sinopsis no se nos devela absolutamente nada de la trama, solo reza lo siguiente:



Para quienes creen que el chocolate no nos cambia….

¡Qué equivocados están!¡Bienvenidos a un mundo tan infernal como dulce!


¿Os pica la curiosidad? Pues podéis adquirirlo en Amazon a través del siguiente enlace:




¡Desde aquí felicitamos a Samir y a todo su equipo!







viernes, 9 de abril de 2021

El cine de la zona púrpura: la corriente esotérica del celuloide

 





A estas alturas, Jose Ángel Conde no necesita presentación, pues es uno de nuestros colaboradores más habituales que, además, ha nutrido el universo de Caosfera con artículos verdaderamente interesantes e indispensables. Se le quiere. Esta semana está de nuevo entre nosotros para hablar de uno de nuestros temas preferidos: el esoterismo en el cine. Disfrutad de este artículo plagado de información y, sobre todo, tomad nota de todos los nombres que en el aparecen y de las principales producciones que todo aficionado al ocultismo y esoterismo debe disfrutar...





Ocultismo y esoterismo


La relación que vincula ocultismo y esoterismo, las llamadas ciencias ocultas, con el cine se remonta a los mismísimos inicios de este y se extiende como una corriente subterránea no siempre fácil de identificar. Quizá una de las razones de esta indeterminación sea la incomprensión del correcto significado de ambos complejos conceptos. El término “ocultismo” quedaría bien delimitado en la definición de la RAE: “Conjunto de conocimientos y prácticas mágicas y misteriosas, con las que se pretende penetrar y dominar los secretos de la naturaleza”. Pero no es tan preciso lo que se refiere allí sobre la palabra “esoterismo”, la que conviene matizar más. En su relación con las ciencias ocultas, el “esoterismo” se entendería como el conjunto de doctrinas, ritos, tradiciones o prácticas que se transmiten a una minoría de iniciados. En su sentido literal, lo “esotérico” se refiere a lo interior, lo íntimo, lo oculto, frente a lo “exotérico”, lo exterior, lo común, lo accesible. El “esoterismo” sería pues aquella rama del conocimiento que busca entender el mundo y el hombre atendiendo a sus causas internas, mientras que el “exoterismo” se referiría a las causas externas.

  ¿Qué podría entonces entenderse como cine ocultista y/o esotérico? Como certeramente expone Jesús Palacios en su artículo Cine y ocultismo: Apuntes para una visión mágica del cinematógrafo no se trata tanto de la utilización del ocultismo como recurso argumental, tan propia del cine fantástico, sino que es más bien una cuestión de intención y de forma que no se limita a un género específico. La intención tiene que ver con la convicción seria que tienen ciertos creadores de que el celuloide puede ser una suerte de proceso alquímico con el que revelar y transmitir un saber oculto que se esconde más allá de nuestra percepción habitual y nuestras concepciones establecidas. La historia del séptimo arte, como la de cualquier otra disciplina, está plagada de ejemplos de artistas vinculados a todo tipo de sociedades herméticas y cultos iniciáticos, pero esto no es condición indispensable para que algunos realizadores se sientan fascinados por su doble naturaleza mágica, mágica en su sentido más literal, por su capacidad de plasmar lo etéreo y de crear a su vez mundos y realidades propios. El cine se movería así en la “Zona Púrpura” (“Mauve Zone”), concepto acuñado por el ocultista Kenneth Grant, discípulo a su vez del célebre mago Aleister Crowley y miembro de la sociedad OTO (Ordo Templi Orientis), que se refiere a una especie de mundo introspectivo situado en los límites de la realidad, entre lo que podemos experimentar y lo que no existe, lo que sólo podemos concebir. “El artista crea misteriosamente la verdadera obra de arte por vía mística” expresa Wassily Kandinsky en su ensayo de referencia De lo espiritual en el arte (Über das Geistige der Kunst, 1911). Aquí es donde entra la cuestión de la forma, ya que la misión de los cineastas es oficiar un ritual visual con el que moldear el plasma de lo posible, explorando los caminos expresivos de la imagen, su poder simbólico y sensorial, dando como resultado obras de gran fuerza sugestiva pero de difícil comprensión racional.







La serpiente fílmica

Esta labor de exploración comienza ya dentro del movimiento que sentará las bases del lenguaje cinematográfico en general y del género fantástico en particular, el mal llamado Expresionismo alemán, ya que, y aquí coincido de nuevo con Jesús Palacios, tiene más de simbolista que de expresionista. Y es que esta corriente teutona será el resultado del trabajo pionero de numerosos artistas de vanguardia, muchos de ellos ocultistas, como es el caso del novelista Hanns Heinz Ewers, guionista, entre otras, de El estudiante de Praga (Der Student von Prag, 1913), o Albin Grau, artista, arquitecto, productor, director artístico y uno de los principales responsables de la seminal Nosferatu, eine Symphonie des Grauens (1922) de Friedrich Wilhelm Murnau, primera versión cinematográfica no oficial de la novela Drácula. Unos y otros dejarán una marcada impronta esotérica en sus películas mediante el uso expresivo del claroscuro, innovadores y antirrealistas decorados, fantasmagóricos trucos de montaje e historias cargadas de alegorías: Robert Wiene con El gabinete del doctor Caligari (Das Kabinett des Dr. Caligari, 1920) y Las manos de Orlac (Orlacs Hände, 1924); Fritz Lang con Der Müde Tod (1921) y Metropolis (1927); o el propio Murnau con Satan (1920), Fausto (Faust: Eine deutsche Volkssage, 1926) o Amanecer (Sunrise, 1927). En esta tendencia de principios de siglo se podrían incluir también dos títulos del primer cine escandinavo, La carreta fantasma (Körkarlen, 1921) de Victor Sjöström y La brujería a través de los tiempos (Häxan, 1922) de Benjamin Christensen, aparte de las películas mudas del genio danés Carl Theodor Dreyer, en especial Vampyr (Vampyr - Der Traum des Allan Grey, 1932), aunque sus más célebres y abstractas obras sonoras tampoco dejarán de bascular entre el misticismo religioso y el ocultismo.

  Tras el doble Armagedón del nazismo y la guerra las audacias esotéricas quedarán mayormente diluidas en el cajón de sastre del cine de género y la Serie B, aunque en estos campos algunos nombres demostrarán más osadía que otros en la presentación de la temática, como es el caso de Jacques Tourneur y su trilogía de horror formada por La mujer pantera (Cat people, 1942), Yo anduve con un zombie (I walked with a zombie, 1943) y La noche del demonio (Night of the Demon, 1957). La necesidad transgresora de la tendencia ocultista provocará que sus películas y autores se alejen de los circuitos comerciales y se expresen o bien en el cine de autor más arriesgado, o bien en el cine experimental y el underground, identificación que seguirá hasta nuestros días. En este sentido tenemos la figura fronteriza del órfico artista total francés Jean Cocteau y, en especial, los dos grandes profetas de la experimentación en EEUU: Maya Deren y Kenneth Anger.

  La breve obra de Maya Deren se desarrolla sobre todo en los años 40 y está cargada de espiritualidad, fusionando danza, artes plásticas, mitología y arquetipos jungianos en una serie de cortos y mediometrajes (Meshes of the afternoon (1941), Ritual in transfigured time (1946)), un documental en torno a rituales vudú en Haití (Divine horsemen: The living gods of Haiti, terminado de montar en 1977), así como varios proyectos inacabados que bastarían para dejar huella en la vanguardia cinematográfica posterior. Kenneth Anger por su parte es el auténtico gurú e icono viviente de algunas de las tendencias culturales más decisivas de la segunda mitad del siglo XX, como son el movimiento hippie y la psicodelia, la cultura pop o la militancia queer. Thelemita practicante, su dilatada y polémica filmografía se extiende hasta la actualidad y se desarrolla tan sólo en los campo del corto y el mediometraje. Su denominado “Ciclo de la Linterna Mágica” será decisivo en la creación de la disciplina del videoclip e influirá en cineastas tan importantes como Martin Scorsese, Guy Maddin o David Lynch, en especial Inauguration of the Pleasure Dome (1954), Invocation of my Demon Brother (1969) y Lucifer rising (1972), películas en las que no duda en hacer proselitismo de la religión revelada por su admirado Aleister Crowley.

  A partir de aquí la serpiente púrpura del esoterismo reptará libremente bajo la corriente fílmica, apareciendo de forma esporádica y aleatoria, adoptando todo tipo de formas, rompiendo fronteras e inspirando el daimon de numerosos visionarios de lo audiovisual. Sería interminable ahondar en las características que los distinguen, dada la vastedad del espectro abarcado. Por ello nos limitaremos a nombrar los principales nombres y títulos en un resumen lo más sucinto posible. En una esfera internacional el polifacético genio de Alejandro Jodorowsky que, más allá de las ínfulas surrealistas de sus inicios en el Grupo Pánico en su primer film, Fando y Lis (1969), nos legará una obra magna caracterizada por la plasmación de sus teorías sobre la psicomagia, inclusive en los terrenos de la literatura y el comic, con tres películas esenciales: el viaje iniciático de El Topo (1970), la metáfora alquímica de La montaña sagrada (The Holy Mountain, 1973) y el gnosticismo de Santa Sangre (1989). En EEUU el cine ultraexperimental de Harry Smith, Craig Baldwin y Edmund Elias Merhige, uno de los creadores audiovisuales más influyentes de finales del pasado siglo, merced a la alucinada alegoría monocroma de Begotten (1991) y sus innovadores videoclips para el artista Marilyn Manson, además de ser, a modo sincrónico, responsable de la revisitación del mito de Nosferatu La sombra del vampiro (Shadow of the vampire, 2000). En la mágica Gran Bretaña The Wicker Man (1973), de Robin Hardy, se convertirá en película emblemática del folk horror y el neopaganismo, y los principales druidas audiovisuales serán Nicolas Roeg, Robert Fuest y Ken Russell. En Europa del Este se harán valer las tradiciones del folklore eslavo y el mestizaje centroeuropeo, con varias películas insignia como la soviética Viy, espíritu del mal (Viy, 1967) de Konstantin Yeshov, la checa Valerie y su semana de las maravillas (Valerie a týden divu, 1970) de Jaromil Jirés, y el más reciente y conspiranoico fresco ruso Generation P (2011) de Victor Ginzburg, además de un respetable puñado de cabalistas de la disidencia: los checos Juraj Herz y Jan Švankmajer, los polacos Wojciech Has, Jerzy Kawalerowicz y Andrzej Zulawski, y el armenio Sergei Parajanov. En Japón tenemos una temprana corriente literaria muy cercana al expresionismo alemán, el movimiento Shinkankakuha (Nueva Sensibilidad) que es descrito por uno de sus fundadores, Riichi Yokomitsu, como “la directa, intuitiva sensación de una subjetividad que desgrana los aspectos exteriores naturalizados y se sumerge en la cosa en sí” y que tendrá su mejor representación en la pantalla con el clásico A page of madness (Kurutta ippêji, 1926) de Teinosuke Kinugasa. Además de los numerosos ejemplos de animes con aliento ocultista, el campo de la animación no podía faltar con la lisérgica Belladonna of Sadness (Belladonna Smutku, 1973) de Eiichi Yamamoto. Entre los devotos de la sensibilidad esotérica en Japón se encuentran el Anger nipón, el cortometrajista y pionero queer Toshio Matsumoto, y los independientes Nobuhiko Obayashi, Masahiro Shinoda y Akio Jissoji. En Latinoamérica vibra con especial fuerza la tierra chamánica de Brasil, con el santón del Novo Cinema brasileño Glauber Rocha, los aquelarres y el vudú filmados en la exploitation erótica de José Mojica Marin (aka Zé do Caixão, aka Joe Coffin) y, más recientemente, el crowleyano grupo Paraísos Artificiais, formado en 1992 y comandado por Paulo Sacramento. México contribuirá por su parte con uno de los talentos visuales más originales de las últimas décadas: Carlos Reygadas. En África el film chamánico La luz (Yeelen, 1987) del maliense Souleymane Cissé y en el mundo árabe el cine zoroastrista del pakistaní Jamil Dehlavi. Y, por supuesto, la onda expansiva mística llegará también hasta España, arrancando desde los tiempos de la postexpresionista y teosófica La torre de los siete jorobados (1944) de Edgar Neville, para impregnar después todo el fantaterror nacional, proseguir con la experimental reinterpretación de la vampirización en Arrebato (1979) de Iván Zulueta, el mesianismo en Renacer (Reborn, 1981) de Bigas Luna y el simbolismo postmoderno de La Fura dels Baus en Fausto 5.0 (Alex Ollé, Isidro Ortiz y Carlus Padrissa, 2001), culminando con los nombres propios de Agustí Villaronga y Carlos Vermut.

  En la actualidad asistimos a un nuevo renacimiento de las cuestiones esotéricas y la espiritualidad, muy propio de los tiempos de crisis, tanto económica como de valores, que por supuesto ha vuelto a eclosionar en el cine, con la diferencia de que ahora las audacias formales no estarán tan reñidas con la repercusión comercial como en el pasado, quizá en parte por el cambio de paradigma que han forzado las nuevas tecnologías. Será el caso de películas de éxito como The Witch (2015) de Robert Eggers, A cure for wellness (2017) de Gore Verbinski, Hereditary (2018) y Midsommar (2019) de Ari Aster, Under the Silver Lake (2018) de David Robert Mitchell, o el presunto remake de Suspiria (2018) de Luca Guadagnino. Todas ellas cuentan con argumentos de enorme complejidad, narraciones no lineales y hallazgos visuales que no apelan precisamente a la comprensión racional del espectador, regodeándose además sin tapujos en la imaginería esotérica. Un ejemplo muy significativo es el de la irlandesa A dark song (2016), de Liam Gavin, que en ocasiones se confunde con un manual didáctico de invocación mágica. True detective (2014), de Nic Pizzolatto, Legion (2017), de Noah Hawley o el biopic del ocultista Jack Parsons, Strange angel (2018), de Mark Heyman, demuestran que el boyante mercado de las series norteamericanas no es en absoluto ajeno a todo esto. Y aún más lejos están llegando los novicios radicales Nicholas Winding Refn, discípulo reconocido de Kenneth Anger, el enoquiano Ben Wheatley y el mago del caos Panos Cosmatos, auténticos señores de la Zona Púrpura, de una nueva creatividad que se parece a todo y a nada. El cine anticomercial por su parte adquiere mayor complejidad abriéndose a todo tipo de formatos, desde la videocreación y el collage audiovisual, hasta las instalaciones, la performance o la música electrónica, con artistas que se erigen en profetas de una suerte de arte total, siendo sus sigilos más visibles los trabajos invocadores y evocadores del thelemita Raymond Salvatore Harmond y los delirios visuales y brujeriles, mezclados con fetichismo vintage, del padrino de la música witch house, Cosmotropia de Xam. Y cada vez son más los creadores individuales que se lanzan a producir sus propios mensajes revelados con las mínimas herramientas de distribución, un underground casi casero pero de enorme valor artístico, en el que se puede incluir al alemán Carsten Frank. Parece como si en una era tan tecnológica y falsamente positivista como la nuestra los alabados cambios en la comunicación no hubiesen hecho más que alimentar la paradoja de un resurgimiento de la inquietud espiritual y que lo audiovisual se hubiese transmutado de forma inconsciente en la auténtica Opus Magna que nos prepare para el advenimiento de un nuevo eón.







El sendero del mago audiovisual

Valga este comprimido resumen de nombres y títulos como perspectiva muy general de lo más manifiestamente esotérico que ha dado la pantalla, pero se hace necesario insistir que la sabiduría oculta es un motivo ancestral que ha permeado y permeará el arte de todas las culturas. Por ello se constituye como una opción estética y conceptual por la que muchos cineastas han optado en algún momento pese a seguir luego caminos más personales. Ejemplos hay muchos y algunos de ellos se cuentan entre los más grandes exponentes que ha dado este medio: Ingmar Bergman, Stanley Kubrick, Pier Paolo Pasolini, Andrei Tarkovsky, Werner Herzog, Darío Argento, John Boorman, William Friedkin, Derek Jarman, David Lynch, Darren Aronofsky, Gaspar Noe... Quizá el caso más ambiguo sea el de Roman Polanski y su bien conocida, parafraseando a los Rolling Stones, “simpatía por el diablo”, que ha estigmatizado su carrera ya desde aquella película “maldita” que fue La semilla del diablo (Rosemary's Baby, 1968), pese a su claro escepticismo religioso. Lo suyo es más una fascinación distante e irónica, aunque uno duda de ello al ver la erudita y seria pintura que hizo del luciferismo en la menospreciada La novena puerta (The ninth gate, 1999).

  Tras lo expuesto queda claro que es complejo determinar cuándo nos encontramos ante una forma de expresión netamente “ocultista”. Quizá arrojemos algo de luz cuando en un próximo artículo analicemos la obra concreta de un artista contemporáneo que por el contenido y la manifiesta complejidad simbólica de su propuesta deja pocas dudas para ratificarle como un conocedor y practicante de la filosofía esotérica, al menos en su faceta creativa. Intentaremos descifrar y exponer por un lado el dogma, la personalidad y el conocimiento que esconde, y por otro el ritual, la magia ceremonial que utiliza para transmitirlos, del cine de Carsten Frank y quizá así consigamos averiguar en qué consiste el sendero del mago audiovisual.


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viernes, 2 de abril de 2021

El despertar: Círculo primero

 





¡Nueva entrada semanal! Vuelve a la carga Jorge Herrero Martínez, que nos trae una de sus interesantes críticas literarias. En esta ocasión, nos habla de un mundo de fantasía muy especial que, por lo que parece ser, le ha dejado muy impresionado. Para no haceros esperar más, os dejo con sus maravillosas palabras :)



Sinopsis: Sobre la arena de una playa, junto a los restos de una cruenta batalla, una joven despierta sin recordar nada de su pasado ni de ella misma. Y en su desconcierto, solo tiene claro que debe descubrir su nombre, ya que él será la clave que le devuelva la memoria. 

  Adoptada por una gata que acaba de perder a su hijo, iniciará un viaje por los territorios de la inmensa y misteriosa Nayrda, la Tierra Incontable, y sus pasos la llevarán hasta el valle de los unicornios, a la ciudad de las sirenas e incluso a los territorios perdidos donde habitan los Hymnayrdayl, humanos que un día decidieron unir su vida a la naturaleza… 

  Pero será un sabio mago quien acabará guiándola en su aprendizaje y la ayudará a comprender que en lo más simple y cotidiano se esconden las cosas más bellas, y que el poder de la magia poética puede sanar las heridas más profundas del alma. Una antigua responsabilidad y el recuerdo de alguien a quien amó le servirán de guía, y al final, la joven sin nombre descubrirá que el verdadero destino de su viaje estaba más cerca de lo que imaginaba en su propio interior, en sus sueños, y en su corazón. El camino más corto no es el más directo, sino el más bello.




Círculo primero, El despertar es el comienzo de la que es en mi opinión la mejor serie, saga o como se la quiera llamar que hay actualmente dentro de la fantasía nacional. Este maravilloso universo que ha creado de manera magistral Házael González es un mundo lleno de increíbles criaturas. Un universo plagado de detalles, imposibles de descubrir en una sola lectura. En este primer volumen, el autor sienta las bases para lo que vendrá después. 

  Se nota el cariño y el mimo con el que ha creado este vasto e inacabable mundo. El amor por el detalle es algo que se palpa desde la primera página. Una vez que el lector se adentre en este mágico e indescriptible universo con el que lleva años deleitándonos a todos los seguidores de La Tierra Incontable, no querrá volver a salir de él; viajará y acompañará a los distintos personajes que irán apareciendo a lo largo de los distintos libros que van conformando esta saga o serie. 

  Este primer volumen gira en torno a la joven protagonista de El Despertar, una chica que despierta en la orilla de una playa donde ha acontecido una gran y cruel batalla, sin saber nada, ni recordar su nombre. Será descubierta por una gata gigante que la adoptará como si fuera su hija. A partir de este suceso acompañaremos a la joven sin nombre en su búsqueda por descubrir su identidad, sus orígenes y por qué acabó tirada en esa playa donde aconteció tan cruenta batalla. 

  Pero no estará sola en su búsqueda, búsqueda, ya que a lo largo de esta increíble e inolvidable aventura será acompañada por una gran cantidad de criaturas mágicas, seres de otras razas que le ayudarán a llevar a cabo su misión con éxito. Si lo consigue o no es algo que el lector tendrá que descubrir leyendo esta gran novela, redonda: una obra que supuso, y supone ahora en su segunda vida, todo un soplo de aire fresco dentro del género fantástico con label nacional. 

  En este primer volumen, el lector se encontrará con muchos de los elementos y personajes más o menos típicos de la fantasía, como la búsqueda de respuestas y el empeño en lograr un objetivo. Durante esta búsqueda los protagonistas correrán increíbles y espectaculares aventuras, dejando una parte de ellos por el camino. También se encontrarán con seres y criaturas de otras razas: unicornios, sirenas, gatos gigantes y elfos entre otros. La peculiaridad de esta novela es que Házael ha sabido darles la vuelta y hacerlos suyos, por tanto lo que parece otra saga o serie más dentro de la fantasía, adquiere altas dosis de originalidad y frescura, dando como resultado un producto que dejará profunda huella en todos aquellos que se atrevan a visitar La Tierra Incontable

  Házsel tiene una prosa elegante, única y a la que ha sabido dotar de gran fuerza; sabe hacer unas descripciones maravillosas e hipnotizantes, y todo ello en pocas líneas, logrando crear un vínculo con el lector que no se romperá en ningún momento. ¿Qué decir de los personajes? Todos y cada uno de ellos están perfilados y desarrollados de una manera magistral, desde los principales hasta los más secundarios, convirtiéndose todos en parte importante de la historia, con sus momentos de protagonismo. No hay ni uno solo que sobre o que no tenga la personalidad bien definida. Sin duda alguna es uno de los puntos fuertes de la novela, y les puedo asegurar que El Despertar tiene muchos puntos fuertes. 

  La principal influencia del autor es sin duda alguna Alejandro Jodorowsky, se nota en todas y cada una de las páginas del libro, en la forma de narrar la historia, de describir La Tierra Incontable. Es más, el autor no lo esconde en ningún momento, y eso es algo de agradecer. 

  El Despertar tiene aventuras, acción, amor, mucho amor, tiene momentos que se quedarán grabados en la memoria del lector, y que hacen de su lectura toda una experiencia única y muy especial. La novela trata de la lucha de una mujer en pos de descubrir su nombre y sus orígenes, pero también va mucho más allá. Así mismo, se sumerge en otros temas como el descubrimiento del amor al prójimo y el amor más íntimo, el crecimiento interior de las personas, la madurez del ser y otros temas trascendentes. Este conjunto logra conseguir que El Despertar se torne en algo distinto de lo que cualquier lector podría esperar. 

  Para esta nueva edición el autor se ha unido a Dolmen, gran decisión teniendo en cuenta el trabajo de edición, que sí le hace justicia al libro. Alejandro Colucci ha realizado una espectacular portada que dejará asombrados a los lectores. También tiene material extra, como un relato inédito titulado Ypsilon o un apéndice “prescindible", según palabras del autor,  todo ello en tapa dura y con una sobrecubierta llena de detalles que hacen de este libro una compra obligatoria por parte de todos los amantes de la fantasía. Sobra decir que lo recomiendo encarecidamente. Todo un acierto por parte de la editorial Dolmen, mi más sincera enhorabuena al autor, del que soy fan y seguidor desde hace años.