viernes, 27 de diciembre de 2019

The banshee chapter: explorando los laberintos de la mente









Cuando hace algo más de un año me pidieron una colaboración para la revista "Alacrán", no sabía qué demonios escribir. Por eso decidí optar por el camino seguro y adentré en uno de los temas que más me apasionan: el control mental, las capacidades humanas y el cine. Por eso auné estos temas y aproveché para referirme a una producción con una de las premisas más originales de los últimos 10 años: The banshee chapter. Ahora queda esperar que mi invitación os guste:





Durante los años 50, la agencia central de inteligencia de Estados Unidos, C.I.A, llevó a cabo uno de los experimentos más crueles de la historia: la operación MK ultra. Iniciado en el año 1950 por Allen Welsh Dulles, director civil de la organización en aquel entonces, el programa consistía en una serie de procedimientos bioquímicos y psicológicos destinados a lograr que cualquier ser humano dijese toda la verdad durante un interrogatorio. La segunda piedra angular de este proyecto fue el químico y también psiquiatra Sidney Gottlieb, encargado de la formulación de una droga lo suficientemente eficaz para lograr este objetivo. El proyecto consumió cerca de un 5 o 6% del presupuesto de la C.I.A, y su programa fue ampliamente modificado hasta el punto de contener actividades que aún a día de hoy permanecen en el más estricto anonimato. Ante la imposibilidad de encontrar reclutas que participasen de motu propio en en el proyecto, se decidió recurrir a la experimentación con indigentes, criminales, prostitutas, y un largo etcétera que fueron sometidos a todo tipo de torturas (electroshock, aislamiento, pruebas con LSD...). La operación no finalizaría hasta el año 74, año durante el cual se revelaron públicamente escalofriantes datos sobre la crueldad e ilegalidades de las que fueron víctimas miles de seres humanos. A día de hoy poco más se sabe. 

  El el año 2013 el director Blair Erickson utilizó esta premisa para la realización de su debut cinematográfico: The Banshee Chapter, una cinta a medio camino entre el terror y la intriga que cuenta con tintes Lovecraftianos: 

  La periodista Anne Roland decide investigar la desaparición de su amigo y compañero de proyecto, un universitario que consigue acceso al DMT-19, la sustancia con la cual se llevó a cabo la investigación. Durante la búsqueda, logra contactar con un excéntrico escritor que fue el enlace mediante el cual su amigo tuvo acceso a la droga. Durante el camino descubrirán una verdad mucho más escalofriante de la que esperaban. 

  Rodada en clave Found foutage, la ópera prima de Erickson muestra cierto estilo sobre todo en los momentos iniciales. Su presentación es prometedora, igual que la representación de las supuestas imágenes de archivo donde se muestran los efectos de la investigación. Pero no hay que confundirse: la pretensión de Erickson no ha sido, ni mucho menos, crear un thriller científico, hecho que parece haber sido el germen de las críticas negativas de las cuales ha sido pasto. De hecho, buena parte del film está influenciado por From beyond, un relato escrito por H.P. Lovecraft en los años 20 en el cual se habla de la percepción sensorial desde la perspectiva filosófica que aseguraba que la epífisis cerebral funciona como “asiento del alma”, denominación procedente de la teoría Descartiana. Dicho de otro modo que viene a significar lo mismo, la epífisis o glándula pineal podría ser un portal intermedio entre la realidad concebida y otros universos inexplorados. No en vano, parece ser que esta perspectiva tiene cierto grado de verosimilitud, pues en unos estudios llevados a cabo entre los años 1990 y 1995 en la universidad de Nuevo México, se revelaron resultados asombrosos. Para llevar a cabo estos experimentos se utilizó DMT, el mismo preparado de origen vegetal utilizado por la C.I.A en sus programas. Este preparado con propiedades alucinógenas fue administrado por vía intravenosa a 60 voluntarios. Todos ellos aseguraron haber sufrido encuentros con entidades ultraterrenales a las cuales dieron diferentes interpretaciones (ángeles, demonios, fantasmas...), incluso algunos afirmaron haber sufrido experiencias relacionadas con encuentros extraterrestres. Rick Strassmas, el profesor que llevó a cabo esta tesis, se postula al respecto afirmando que durante el sueño REM se produce en la glándula pineal una liberación de DMT, igual que sucede cerca del momento del fallecimiento, y esto explicaría tanto estas experiencias como las denominadas cercanas a la muerte. 

  Es cierto que acompañar a Anne Roland en su viaje no es ni mucho menos sencillo, que existen fallos de ritmo y que, sobre todo, la segunda parte del film se torna algo confusa y vacía. Sin embargo, la presencia de Ted Levine, magistral como “Buffalo Bill” en la película El silencio de los corderos (1991, Jonathan Demme), en el papel del trastornado escritor Thomas Blackburn, logra que el producto se consolide y adquiera unos magníficos y delirantes niveles. Seguramente sea esta otra de las razones por las cuales la cinta ha salido perjudicada, ya que no se ha sabido comprender muy bien cual ha sido la intención de Erickson ni el porqué en la inclusión de elementos sobrenaturales. 

  A pesar de ser un trabajo que pasará sin pena ni gloria, The banshee chapter es una original iniciativa, algo compleja y fallida por momentos pero diferente al fin y al cabo. Sólo hay que abrir la mente un poco. 




viernes, 20 de diciembre de 2019

Entrevista a Rebeca Tabales






¡Viernes de entrevista! Siempre es un placer presentaros nuevos talentos, y en esta ocasión os traemos uno especial. Se trata de Rebeca Tabales, premio La estación azul de Radio 3 en el año 2001 y Ateneo joven de Sevilla en el año 2008. Muchas gracias, Rebeca, por tu amabilidad, tu humildad y por permitr que te conozcamos un poquito mejor.


1. ¿A qué edad se desató por vez primera tu capacidad creativa? 

Era muy pequeña, todavía no sabía leer ni escribir. Creaba ficción con dibujos, una especie de cómic sin diálogos. Otra cosa que hacía era usar juegos de cartas. Las barajaba, las iba echando al azar e inventaba historias con lo que salía. 


2. ¿Recuerdas que sentiste la primera vez que tuviste una pluma entre tus manos? 

No puedo recordar la primera vez. 


3. Cuéntame, ¿cuál fue la primera historia que se gestó en tu cabeza? 

Aparte de esas historietas muy sencillas que dibujaba, lo primero que recuerdo haber escrito con cierta conciencia literaria fue un sueño que tuve con ocho años. Yo tenía muchas pesadillas, y descubrí que de esa forma podía convertirlas en algo valioso. Utilicé una de aquellas hojas de olor con colores pastel que las niñas solían intercambiar entonces, y recuerdo que la historia empezaba: “No creas que lo que te voy a contar tiene nada que ver con este papel tan bonito.” Me hace mucha gracia recordarlo. 


4. ¿Influyó en tu decisión algún autor o título en particular? 

Han influido muchos a lo largo de mi vida. Mis lecturas hasta bien entrada la adolescencia fueron cuentos de tradición oral recopilados por los románticos (lo típico de los Grimm, Afanasiev, Bécquer) y sagas nórdicas y celtas. También leí la Biblia bastante pronto. Creo que lo que marcó la diferencia y me lanzó a la literatura contemporánea fue la revelación absoluta que supuso para mí el Peer Gynt de Ibsen, que está como a caballo entre sus primeras obras fantásticas y filosóficas y lo que haría después, tipo Casa de muñecas. Yo seguí ese mismo camino y empecé a leer cosas literariamente más sofisticadas, como a los realistas franceses y españoles, por ejemplo. Por la misma vía que me llevó a Peer Gynt, llegué también a Hoffmann y a Poe. 


5. Y ya que estamos, ¿tienes actualmente algún autor o libro que consideres fetiche? 

Siempre digo que Borges, porque es el único autor que conozco que fue absolutamente generoso. Hablaba de todo lo que leía y relacionaba los autores, las literaturas, con esa especie de ramificación por la que se va pasando de unas ficciones a otras. Me siento muy identificada con esa forma de explorar y esa necesidad de enseñar a otros los tesoros que descubres. Además es el único autor al que he leído hablar de Peer Gynt con el mismo entusiasmo que a mí me produjo. 


6. ¿De entre todos los géneros literarios que existe, cuál piensas que reviste mayor complejidad? 

El cuento, sin duda. Aunque ahora mismo estoy muy enamorada del teatro y escribirlo bien también me parece un reto enorme. 


7. ¿En cuál te sientes más cómoda? 

Poesía. La novela es lo que más he escrito, pero sigo sin estar del todo cómoda en ella. En la poesía puedes bajar absolutamente las defensas y perderte. 


8. Y a la hora de elegir una lectura, ¿por cuál de ellos te decantas? 

Leo de todo, pero creo que lo que más me gusta es el cuento. 


9. En el año 2001 quedaste finalista del premio La estación azul, de Radio 3 con Llanto por El descenso de J.J. Puedo imaginar la emoción que sentiste al enterarte de tamaña noticia. ¿Qué consejo les darías a todos los autores que luchan por tener un estatus en el mundo literario? 

No puedo dar consejos, porque nuca he tenido un plan. Más bien puedo hacer una reflexión. Primero hay que ser humilde, observar y escuchar, recolectar información e impresiones. Luego debes volver al trabajo, y entonces convertirte en un ser soberbio que desprecia lo que le han enseñado. No dejes que ninguna orientación te desvíe. No hay guías. Tu camino no lo han caminado antes ni lo recorrerá nadie después de ti. Y si algo puede resultarte útil se infiltrará solo. Eres un árbol, no necesitas pensar lo que es agua y lo que es luz, solo necesitas que haya agua y que haya luz. 


10. Fuiste también premio Ateneo Joven de Sevilla en el año 2008 por tu obra Eres bella y brutal. Háblanos sobre la génesis de este proyecto. 

Empecé a pensar en ella con 16 ó 17 años, y empecé a escribirla con 25. Yo ya había escrito una novela, de género fantástico, que no se publicó, y poesía. En Eres bella y brutal por primera vez se fundieron mi necesidad de contar una historia y la de expresar emociones. La protagonista es una niña de trece años muy muy friqui, y la usé para reflexionar sobre el despertar de muchos conflictos que yo había sentido durante la adolescencia. Todavía hoy no he conseguido crear un personaje que conecte con la gente tan bien como aquella niña, con su miedo a los demás y a sí misma. Me siguen escribiendo lectores sobre ella y a veces alguien cita una frase en Twitter, en su blog o por ahí. Fue muy grande todo aquello. 


11. Tu novela Seis hermanas. Los años de la inocencia, vio la luz en el año 2015 por obra y gracia de la editorial Planeta. Pero no solo eso, sino que fue emitida en la 1 de Televisión Española. En mi opinión, los guiones no están siempre a la altura de las obras literarias que los inspiran, ¿crees que el papel brinda más ventajas que cualquier secuencia? 

En este caso fue al revés, la serie ya estaba hecha y yo tuve que novelarla. Me pidieron que contase la historia de los padres de las protagonistas de la serie, que escribiera la precuela, digamos. Es uno de estos trabajos que a veces un escritor tiene que hacer, usar la materia prima de otro. De todas formas estoy contenta con el resultado. He leído tanto del siglo XIX que casi me sale solo. 


12. Tu novela actual se titula Sangre de mi sangre, editada por Ediciones B. Dale a los lectores uno o varios motivos por los que deberían leerte. 

Es una novela contradictoria. La protagonista quiere resolver un misterio, pero es un misterio que solo ella ve. Ha sido la historia que más me ha costado escribir, pero la que tiene un estilo más directo y sencillo. La han ubicado en género negro, thriller psicológico; un editor inglés dijo que era un argumento de horror puro con un tratamiento policiaco superficial. El caso es que mis novelas hablan de la gente, y la gente suele ser contradictoria. Gente perdida, que explora la oscuridad. Si lo que más te interesa de una novela es la peripecia, es posible que te decepcione. Si quieres personajes que puedas sentir que realmente viven y respiran, ese es mi fuerte.

viernes, 13 de diciembre de 2019

Factoría bizarra presenta su primer lanzamiento: Defenestrados







¡Se acercan las fechas más familiares del año! Y con ellas los regalos y la ilusión. Y decidme, ¿qué mejor que regalar autores indie? Por eso os presentamos este nuevo proyecto dedicado en exclusiva a la edición de cómics indi que rompen con los estereotipos. Los amigos de Factoría bizarra nos hablan de su primer lanzamiento: Defenestrados.



Defenestrar : Del lat. de- 'de arriba abajo' y fenestra 'ventana'. 1. Arrojar a alguien por una ventana. 2. Destituir o expulsar a alguien de un puesto, cargo, situación, etc. 
  
  Defenestrados es el primero de una serie de cómics con historietas cortas de índole surrealista, absurdo, violento y fantástico que, bajo este nombre, proponen una ruptura con lo políticamente correcto. A los guionistas Teodomiro De Moraleda y Samir Karimo se añade el arte gráfico del dibujante Diego Lozada para dar cuerpo a estas ideas con un estilo a medio camino entre el cómic indie y el manga. Dotado de un sello muy propio, este solo es el primer producto de una serie de ediciones que irán viendo la luz en esta Factoría bizarra que acaba de ponerse en marcha. Si sois amantes del cómic alternativo, de las tramas delirantes  y de lo políticamente incorrecto, sin duda este es vuestro cómic.


Enlace de adquisición


Más info en



viernes, 6 de diciembre de 2019

Él, ella






¿Qué os parece un buen relato splatterpunk para terminar el viernes? Hoy os traemos otro de los relatos que pudimos leer durante la convocatoria de nuestra antología "Gritos sucios". Su autor es el bogotano Santiago Alberto Serna Caicedo, finalista en varios certámenes literarios y autor de las obras El cielo de los caídos y El despertar, entre otras. Sin más, os dejo con esta perversión no apta para pusilánimes. 



Mordió uno de sus senos mientras la despojaba de la ropa interior. Pudo notar que el calzón estaba húmedo, esto le excitó y se masturbó. Después de que el pene le colgara flácido entre las piernas, comenzó el ritual que le tomaría toda la noche para alcanzar el clímax. La vistió con una diminuta prenda negra de satén que se perdía entre sus nalgas. Después de atarla ella lloró, lo que le puso de mal genio. La golpeó por segunda vez e hizo que el labio superior sangrase. Él no pudo resistirse y lo lamió de forma perversa, mordió con fuerza, para que la sangre siguiera brotando e inundara su boca. Su pene de nuevo se puso duro y la penetro con fuerza, la mordaza le impedía gritar, pero las lágrimas en sus ojos demostraban el dolor que sentía al ser follada de esa forma fría y brutal. Él se detuvo, la magia de la noche estaba rota. Aunque no era tan simple y no quería admitirlo, la mujer que colgaba de los amarres, desnuda y asustada, era diferente. Las lágrimas que recorrían ese rostro blanco empezaban a surtir cierto efecto y esto lo hizo dudar. Los deseos de cortarla, morderla, golpearla y masturbarse con su dolor, no surgían, parecían apagados. Algo en él se había roto y esta noche no era igual a las demás, en donde había traído tantas mujeres que todos los rostros le parecían iguales, para que terminaran destrozadas bajo sus instintos más básicos y perversos. La abofeteó con fuerza haciendo que el labio sangrara de nuevo, uno de sus dientes escapo de la boca y él no sintió nada por primera vez, no se excitó por el dolor de su presa. 

  Ella pudo sentir cómo se humedecía la prenda que apenas cubría sus partes, cómo la orina bañaba sus piernas y el cuerpo le temblaba. Su boca estaba llena de sangre. La garganta le ardía. No tenía fuerzas, si no fuera por las ataduras que le impedían cambiar la posición obscena y cómica en la cual estaba colocada, habría caído de rodillas al suelo. Los meados se mezclaban con la sangre que brotaba de su culo, se sentía mancillada, acabada, humillada. Jamás pensó que su vida acabaría de ese modo. Recordaba muy poco de lo sucedido. Hacía un momento estaba haciendo fila para entrar al cine, cuando aquel extraño hombre se acercó a ella y sopló el humo del cigarrillo que fumaba con desespero sobre ella. Desde ese instante todo se volvió negro en su memoria. Cuando recuperó la conciencia se vio casi desnuda atada con unas cadenas que la mantenía en pie. Esto la sorprendió, quiso gritar pero fue interrumpida por el dolor cuando la verga del hombre entró entre sus nalgas. Intentó soltarse y decir algo, pero el tipo le metió su ropa interior en la boca para evitar que hiciera algún sonido. La penetró con tal fuerza que pudo sentir como era desgarrada por dentro. Una lágrima nació en sus ojos cuando sintió el filo del metal cortando su piel. Al entender lo que sucedía creyó tener una revelación divina. Algo en su mente agotada cambió, empezó a sentirse bien, tranquila, al fin la muerte llegaría después de tres intentos de suicidio. 

  —Eres tan hermosa. Las voces han enmudecido y no lo entiendo, no sé qué debo hacer ahora, sé que debería cortarte y jugar con sus intestinos, beber tu sangre, acariciar tu corazón mientras que con tu mirada me ruegas que termine ya. No escucho nada, mi cabeza se ha quedado en blanco. Por primera vez no quiero lastimar a nadie. No deseo jugar con la chica que trata de sonreír mientras decido mi próximo paso. 

  Ella revivió su terrible pasado:

  —Al fin mis suplicas han sido escuchadas. Esta puta vida acabará. Podré olvidar cuando mi padre metía su sucia verga dentro de mí y su putrefacta lengua recorría cada uno de mis hendiduras. También olvidaré que él asesino a mi madre para quedarse sólo conmigo, su hija, su amante, su mujer. Fue una noche cualquiera hace cinco años, él estaba borracho y aún sujetaba una botella de cerveza a la mitad. Mi madre, con su cara de vaca estúpida, se acercó para darle un beso en la mejilla y preguntarle si quería comer. Él la empujó con fuerza y la tiró a un lado de la sala. 

  —Déjame en paz, puta —le gritó y volvió a clavar sus ojos en el televisor para seguir mirando como su equipo del alma perdía un partido por sexta vez consecutiva. Ella se golpeó contra el borde de una mesa que estaba al lado del sofá, la madera le cortó la frente, haciendo que sangrara mucho. Mientras trataba de limpiarse el rostro, mi padre fijó su atención en ella. 

  —Ahora qué sucede, ahora le dirás a la niña que fui yo, para que me tenga más miedo. Ella es mía y no cambiarías eso.

  Escupió una gran bola verde contra el rostro de mamá, luego bebió otro sorbo de cerveza. 

  —No es nada, no te preocupes amor —dijo ella con la voz rota. 

  Yo estaba en la cocina. Lavaba los platos, ya que sus tontas discusiones no me interesaban. Sabía cómo terminarían, él eyacularía en sus calzones y vendría a mi cuarto por el segundo de la noche, pero esa noche todo cambio. Mi padre se levantó y estrelló la botella en la cabeza de mi madre, que se desplomó como una paloma muerta. Ahora tenía otra herida, intentó levantarse pero él se lo impidió con una patada en el estómago. Volvió a abofetearla y le dio de nuevo con la botella, esto hizo que tres de sus dientes volaran. Mi madre no gritaba, no rogaba a pesar de que su ojo derecho le colgaba de la cuenca ocular. Ella solo esperaba a que se detuviese, para poder incorporarse y limpiarse las heridas, como hacía siempre cada vez que tenían una discusión. Pero él no quería detenerse, cuando se dio cuenta de que podía cortarla con la botella rota, se centró en su pecho. Se había sentado sobre ella, así que la botella entró y salió destrozando la piel, salpicando la sangre por las paredes, el suelo y la camisa de mi padre. Paró cuando mi madre era una masa sanguinolenta y uniforme de carne. Se levantó, su verga se había puesto dura y se acercó a mí. Me tomó con fuerza del brazo, rompió mi ropa interior y me penetró duro. Me dolió mucho, ahora él se había robado mi virginidad de atrás. Con tres empujones se corrió, dejándome sucia con su semen y la sangre de mi madre. Hace un mes le di fin a cinco años de concubinato con el hombre que me dio la vida. Mezcle varias drogas en su bebida y, cuando intentó chuparme las tetas, cogí el cuchillo y de una sola cuchillada le separe el pene del cuerpo. Después, le asesté un tajo en la garganta. No sé si debo decirlo, pero me masturbé mientras él se desangraba en nuestra cama. Así que estoy feliz, porque cuando acabe esta noche, todo acabara. No era la forma enque quería hacerlo, pero qué mierda, es una forma de terminar con todo. 

  
  Supo que él era diferente cuando sostuvo a un pequeño sapo en el laboratorio del colegio, apretó y apretó hasta que los ojos y las tripas del animal brotaron entre sus dedos. Se sentía pegajoso y esto le gustó, fue una sensación que llamó su atención. Empezó a experimentar con otras criaturas para descubrir por qué tenía esos sentimientos cuando les causaba daño. Al sapo le siguieron pequeñas aves a las cuales arrancaba las alas para después contemplar su agonía. Después vinieron ratas, gatos, hámster, también puede incluirse un enorme perro, el san Bernardo de su vecina. Le aplastó la cabeza con una roca, por primera vez observo los sesos esparcidos de un ser vivo y eso le dio satisfacción. A los dieciséis los animales ya no calmaban el ansia que atravesaba su pecho, comenzó a crear formas distintas de torturarlos y matarlos. Por seis meses planeó la muerte de un hombre de la calle, lo hizo de un solo tajo en la garganta, el hombre murió tan al instante que no pudo disfrutarlo. Dos meses después fue una prostituta a la que violó, y apuñaló más de 32 veces. Ese día las voces en su cabeza surgieron, para guiarle paso a paso en el ritual en que se convirtió el deseo de sexo y sangre que le producían sus víctimas. Deaseaba violarlas por todos ladosy y destriparlas para masturbarse sobre sus órganos antes de cortarles la garganta. Deseaba ver como morían ahogadas en su propia sangre. Después de la sexta víctima, a la cual despedazó con una sierra y para dársela de comer al perro nuevo de la vecina, decidió escuchar las voces que le decían que era el momento de llevar a su madre al lugar sagrado donde su hijito pasaba las noches una vez al mes. Quería mirar a los ojos de uno de sus seres queridos mientras la chispa de la vida se desvanecía. La desnudó con cierto respeto, no la tocó, pero la despellejó viva. Después de dos horas de dolor la mujer perdió el conocimiento, jamás volvió abrir los ojos. Dos días después tuvo que hacer lo mismo con su hermana. El policía que descubrió el cuerpo vomitó, le había practicado la llamada muerte vikinga: el águila de sangre. Después de cuarenta y dos mujeres creía que había llegado el momento de detenerse, por primera vez no quería cortar y cortar, era como si se hubiera enamorado, ese pensamiento lo hizo reír. 

  —El amor es una excusa para meter la verga en la vagina o el culo de las mujeres —pensó. 

  Él se saltaba todo el proceso del cortejo, las citas, las charlas, e iba a lo importante que era llegar a lo que tenían en medio de las piernas. Pero ella, la última, la que lo miraba y de algún modo le rogaba a que continuara era especial, así que decidió soltarla. Ella lo miró estupefacta, sin entender qué sucedía, cuando le entregó los leggins y el sostén para que se vistiera de nuevo. 

   —Perdón —dijo él. 

  Ella no podía creerlo, se vistió despacio, tratando de entender que sucedía. No podía creerlo, el idiota se había detenido. La cara le ardió de la ira que sentía. Apenas se puso el pantalón se acercó a él, que la observó y se masturbó con el tanga que ella dejó en el suelo. Lo abofeteó. 

  —¿Que sucede?, no entiendo, ¿no es lo quieres? ¿Acaso no es tu deseo vivir? Ellas, las que viven en mi cabeza, no me han dicho nada, te ha otorgado el don de la vida. Así que vete. 

 —¿Eso es todo?, tanto preámbulo para un pajazo con mi tanga, lo hubieras pedido desde el principio maldito pusilánime. 

  Tomó una de las cadenas con las que la había atado y golpeó el rostro del hombre, este se derrumbó mirándola con asombro. Golpeó su pene y él fue el primero en gritar esa noche. Ella le pegó varias veces seguidas, lastimándole la cara, la cabeza y la espalda. 

  Ella cogió el cuchillo y se lo clavó en la pierna, lo giró más de cuatro veces rompiendo venas y arterias. Él volvió a gritar, su sangre empezaba a ensuciarlo todo. 

  —Estás orgulloso de tu pequeña verga —le dijo mientras se la metía en la boca. 

  A pesar de que el dolor era insoportable, su pene se volvió a poner duro. Ella cerró sus dientes alrededor y se lo arrancó de un solo mordisco. Él no salía de sus asombro, por primera vez tuvo miedo, sentimiento que había olvidado cuando mató al perro san Bernardo. Supo que la muerte vendrá esa noche por él. Ella recordó a su padre, lo que la enfureció más. Agarró el trozo de carne y la metió en la boca de su atacante. Con la perfección de un carnicero le abrió el pecho dejando al descubierto todos sus órganos. Los fue arrancando uno a uno: el hígado, el estómago, los intestinos, los pulmones y el corazón. Este último lo destrozó con sus dientes.  Tuvo un orgasmo y su entrepierna se humedeció. Las piernas le temblaron y casi cae al suelo. Colocó cada uno los órganos alrededor del hombre. Mutiló uno de sus dedos y se lo llevó. Subió las escaleras del cuarto de tortura. Se bañó, se vistió y comió. Al llegar la madrugada abandonó la casa. Algo en ella había cambiado, sus labios dibujaron una sonrisa. Sentía que la depresión al fin la había abandonado. 

  Tres meses después la policía encontraría el cuerpo de un abogado tirado en la calle, con el pecho abierto, el pene cercenado y los órganos dispuestos alrededor del cadáver.