viernes, 31 de enero de 2020

Richard Matheson: la increíble historia de un mito creciente




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Aquel junio en el que se nos fue uno de los autores de género más consagrados, todos nos sentimos un poquito huérfanos. Y es Richard Matheson nos regaló historias increíbles amén de horas y horas  de entretenimiento. Pero sin duda su mayor mérito fue lograr que enraizase en nuestro interior el amor por la literatura y el cine. Es por eso que me sentí muy honrada de poder homenajearle en este artículo publicado originalmente en el número 3 de la revista La cabina de Nemo. Disfrutad





El 23 de junio del año 2013 se nos fue una de las personalidades más carismáticas, influyentes, prolijas y queridas de la literatura de género: ni más ni menos que Richard Matheson. La relevancia de este escritor ha sido más que importante, y su huella trascendió el mundo literario, alcanzando altas cuotas de calidad en medios tan competitivos como el cine y la televisión, bien como autor adaptado o desempeñando él mismo el rol de guionista. Fue calificado por el propio Ray Bradbury como “uno de los escritores más importantes del siglo XX”, y otros autores de la talla de Stephen King o Harlan Ellison lo reconocen como una de sus principales influencias. No en vano, ha recibido reconocimientos de la talla del Premio Mundial de Fantasía en tres ocasiones o el Premio Stoker. Por desgracia, aún a pesar de ser todo un referente para el aficionado, el autor estadounidense no ha podido disfrutar de su fama como merecía, pues algunas de sus obras o contribuciones más importantes han pasado a la gloria sin que se prestase la merecida atención al nombre que las firmó. Por este motivo y por mi profunda admiración, me siento honrada de poder homenajear su trabajo tanto a nivel literario como cinematográfico. 

  Sus inicios fueron en la sección de relatos cortos en el periódico Brooklyng Eagle y la revista Magazine of Fantasy and Science Fiction. Precisamente, fue gracias al primero de estos relatos que consiguió un agente literario: Se trata de Nacido de hombre y mujer, un relato firmado en el año 1950, que narra la historia de un niño mutante encadenado y maltratado por sus padres. A partir de aquí comenzaría una intensa producción de relatos, algunos de los cuales, como veremos más adelante, serían adaptados al cine o la televisión, además de acabar recopilados en varias antologías. 

  La primera de sus novelas, Someone is bleeding, del año 1953, inédita en España, acaparó la atención del director francés Georges Lautner, especialista en thriller policiaco, que hizo una libre adaptación en el año 1974. El film, originalmente titulado Les seins de glace, cuenta la historia de Francois Rollin, un hombre que trabaja en televisión, y que durante unas vacaciones en Niza conoce a una mujer de la que se enamora perdidamente: Peggy. A pesar de las advertencias sobre la salud mental de esta, Rolling decide protegerla y apoyarla incluso cuando asesina a su marido. La reclusión de ambos en un apartamento mientras huyen de la policía se torna angustiosa e insoportable. Buena parte de su reconocimiento se debe a un estelar y mítico reparto encabezado por la bella Mireille Darc, icono del cine francés fallecida en agosto de 2017, y unos memorables Alain Delon y Claude Brasseur. No era esta la primera vez que una de sus obras policiacas veía la luz en pantalla, pues en 11 de enero de 1972 el telefilm The night stalker, cuyo guión acabó siendo novelizado por el propio autor, había sido estrenada en ABC; un año más tarde, el 16 de enero del año 1973, llegaría The night strangler, dirigida por Dan Curtis, y con guión también de Matheson, que como en el caso anterior terminó siendo novelizado por él.



                
                                   
                                    
                       
              
 
                                           
   Pero si hay una obra que catapultó a Matheson como uno de los baluartes de la ciencia ficción moderna sería Soy leyenda, novela firmada en el año 1954 que cuenta además con varias adaptaciones cinematográficas con mayor o menor fortuna en su resolución. El libro es de corte post apocalíptico, ambientado en la ciudad de Los Ángeles durante la segunda mitad de los 70, pudiendo definirse como un survival. Una historia de supervivencia en un mundo devastado por una guerra bacteriológica que afecta a los seres vivos hasta el punto de hacerles mostrar síntomas similares a lo que vulgarmente conocemos como vampirismo, tema que Matheson tiene presente en cuentos como Hijo de sangre o Los vampiros no existen, este último adaptado como parte del telefim Dead of Night, del año 1977. Lo cierto es que la novela posee un profundo trasfondo, cercano a la tesis del dolor perpetuo de Schopenhauer y haciendo hincapié en la desesperanza y temor de Roberte Neville, el personaje protagonista, quien no ve futuro en la especie humana. Como comentaba anteriormente, han sido varias sus plasmaciones en la gran pantalla, destacando principalmente la primera de ellas del año 1964. En esta versión, titulada El último hombre sobre la tierra, el protagonismo corre a cargo del gran Vincent Price y el guión fue escrito a manos del propio Matheson —aunque por problemas con la productora, apareció finalmente en los créditos con el seudónimo de Logan Swanson—. A propósito de Price, y recordando el rol de este como actor fetiche en los filmes del director estadounidense Roger Corman, es conveniente pararse y apuntar la colaboración de Matheson en la filmografía de Corman. Matheson participó como guionista en cuatro de las cintas que el director dedicó a las obras de Edgar Allan Poe, concretamente en los títulos La caída de la casa Usher (1960), El pozo y el péndulo (1961), Historias de terror (1962), y la última y peor de todas ellas con diferencia: El cuervo (1963), que aunque contó con un reparto encabezado por Boris Karloff, Jack Nicholson y el propio Vincen Price no consiguió salvarse de la categoría de absurdo. El resto fueron unas adaptaciones libres, sobrias y estéticamente notables. 

  La colaboración de Matheson con la productora American International Pictures merece de hecho mención más allá del ciclo Poe de Roger Corman, como en el caso de la exitosa adaptación del libro Night of the Eagle, del escritor estadounidense Fritz Leiber jr, para el film del mismo título (conocido en tierras hispanas con el título Arde, bruja, arde), cuya realización data del año 1962. Mucho más curiosa fue su participación un año después en la comentada anteriormente El cuervo, o en otro humorístico homenaje a Poe, La comedia de los horrores, dirigida por Jaques Tourneau, que contó de nuevo con el protagonismo de Vincent Price, amén de otros nombres como Boris Karloff, Peter Lorre o el querido Basil Rathbone. Y siguiendo en la línea de obras adaptadas, cerramos este párrafo con La novia del diablo (The devil rides out), film dirigido por Terence Fisher para la productora Hammer Films, y basado en la novela homónima de Dennis Whateley. Esta adaptación se convertiría en la única participación de Matheson con la mítica productora británica, y también en uno de sus trabajos más sólidos. La presencia de Christopher Lee y la impecable dirección de Terence Fisher, unida al entorno esotérico-mágico creado por Matheson pusieron un broche final redondo a la etapa más clásica de la productora. 


                                                                      
                                                            
  Pero tal y como señalé antes, si Matheson es recordado por una obra esa es Soy Leyenda, y esta contó con otra adaptación cinematográfica en el año 1971, dirigida por Boris Sagal e interpretada por Charlton Heston y Anthony Zerbe. El último hombre vivo, como se tituló la película, no contó con Matheson al guión, por lo que la historia se alejó bastante de la fuente original, dando resultados bastante discutibles. 

  Habría que esperar hasta el año 2007 para ver una tercera versión, esta vez un producto televisivo de bajo presupuesto que corrió a cargo del actor, productor y director Griff Furst, habitual en series de televisión como Sin rastro (2003), Desaparecida (2006), o CSI Nueva York (2006), entre otros innumerables ejemplos. Su título, Soy Omega, aúna un homenaje a la novela original y a la producción de Sagal anteriormente mencionada. Su valor es meramente anecdótico y olvidable, esta vez con el actor experto en artes marciales, Mark Dacascos, como cabeza de cartel. 

  La última de ellas, y también la más popular, fue la versión estrenada en diciembre de ese mismo año. Con Francis Lawrence a la dirección y el protagonismo de Will Smith, Soy leyenda se convirtió en la séptima película más taquillera del 2007. Además, la cinta se hizo con galardones en varios festivales de renombre, como el MTV Movie para Will Smith a la mejor interpretación, el Teen Choice Award a mejor película de género o el World Soundtrack Award a la mejor banda sonora. Resulta curioso el apabullante éxito de una producción que realizó importantes cambios con respecto al material original, como su ubicación en Nueva York, la variación de personajes secundarios, la adicción al alcohol del protagonista o la estética de los vampiros, que aquí son presentados como algo sobrehumano. Pero no deja de ser un producto palomitero y por ello comprensiblemente aceptado por la mayoría del público. 


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  1956 traería otra de las obras legendarias de Matheson: El  increíble hombre menguante. En ella, el autor vuelve a enfrentar al ser humano con una situación límite. Su protagonista, Scott Carey, descubre que su estatura disminuye progresivamente con el paso de los días, por lo que debe aprender a sobrevivir en un mundo gigantesco y peligroso. Como no podía ser menos, un año más tarde la novela encontraría su versión cinematográfica a manos del director Jack Arnold, que realizó un producción bastante fidedigna y que se ha convertido ya en un referente del cine de ciencia ficción. Buena parte de este buen hacer está relacionado con el guión de la cinta, escrito por el propio Matheson, y con un reparto encabezado por el actor y cantante de ópera estadounidense Grant Williams, que tuvo en El increíble hombre Menguante su séptima incursión en el cine. Convertida en un éxito de taquilla, no tardaron en surgir rumores sobre una segunda parte, que partiría de la premisa de encoger también a la esposa del protagonista, magníficamente interpretada por Randy Stuart, y hacerla partícipe de una nueva micro-odisea junto a su marido. Pero los rumores fueron apagados rápidamente por el propio Matheson, que calificó la idea como lo más estúpido que había leído jamás. Pese a todo, más tarde, reutilizaría esta idea para confeccionar el guión de una película titulada The fantastic little girl, que jamás llegó a materializarse. Sería el actor Eddie Muphy quien intentara resucitar el proyecto, contando esta vez con Richard Matheson jr, hijo del novelista, para la escritura del guión. Esta nueva versión fue anunciada en febrero del año 2013, pero la muerte de Richard Matheson, unos meses más tarde, congeló el proyecto de forma indefinida. 


El increíble hombre menguante. Imagen sujeta a 
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  Aunque El último escalón data del año 1958, no fue una de las novelas más conocidas de Matheson hasta su adaptación cinematográfica del año 1999, a manos del estadounidense David Koepp, quien además de dirigir el proyecto se encargó de la adaptación del guión. Cuenta la historia de Tom Wallace, un individuo aparentemente normal que descubre ser poseedor de poderosas habilidades psíquicas. Aunque la obra posee un fuerte componente sobrenatural, no deja de ser un thriller de misterio, siendo bastante fiel a la novela original, de la que sólo difiere en el nombre del protagonista y en algunos errores puntuales de ubicación. La pareja protagonista, interpretada por Kevin Bacon y Kathryn Herber, ofrece una acertada sensación de cotidianeidad de la que se beneficia el resto del film. Como apunte, mencionaré la curiosa coincidencia de que fuese Koepp, colaborador habitual de Spielberg, quien adaptase la obra de un autor como Matheson, que tanta relación guarda con el rey Midas de Hollywood. 



  
  En este punto es bueno hacer un pequeño inciso y retroceder en el tiempo, concretamente hasta el año 1971. En ese mismo año tendría lugar el estreno de Duel, un telefilm basado en la novela homónima de Matheson que se convirtió en todo un éxito. Tal fue su fama que llegó a recibir candidaturas a los Globos de Oro y a los Emmy, además del premio al mejor film fantástico en el festival de cine de Avoriaz. En este clásico, Dennis Weaver encarna a David Mann, un hombre que viaja por motivos de trabajo y que acaba entrando en conflicto con el misterioso conductor de un camión cisterna en una carretera del sur de los Estados Unidos. Una road movie trepidante y angustiosa cuyo montaje terminó ampliándose con la intención de ser estrenada en salas cinematográficas. Ni qué decir tiene que el memorable debut de Spielberg supuso un antes y un después en la mítica carrera del director. A modo de apunte y como mera curiosidad, cabe mencionar la participación de Matheson en el guión de Tiburón 3 (1983), continuación de la franquicia creada por el director Estadounidense en el año 1975 con el título original Jaws cuyo guión, por cierto, no pudo escribir por un problema con las fechas. Otro proyecto frustrado con Spielberg fue el film Encuentros en la tercera fase, del año 1977, al no sentirse cómodo con la temática OVNI. Sin embargo y a pesar de ser un producto de carácter menor, Matheson prefirió esta tercera entrega que corrió a cargo de Joe Alves y cuyo principal reclamo fue el uso primerizo de la tecnología 3D. Pero ese mismo año (1983), Spielberg produjo un film conocido en España como Los límites de la realidad, antología de terror que contó con la participación de cuatro de los directores más celebrados por aquel entonces en la industria: John Landis, Joe Dante, George Miller y el propio Spielberg. Su título original, Twilight zone, the movie, evidencia su más que pretendida conexión con la clásica serie de televisión del mismo título emitida en la televisión estadounidense entre los años 1959 y 1964 en la cual Matheson participó con algunos de los guiones más celebrados de sus cinco temporadas. En esta ocasión es George Miller quien se encarga de versionar uno de los episodios más recordados y comentados: Pesadilla a 20000 pies. John Lighton sustituye a William Shatner en el rol de sufrido protagonista, mientras que Matheson asume de nuevo la escritura del guión, ofreciendo uno de los cortes más angustiosos, limpios y divertidos de la cinta. Otro de los segmentos que merecen especial atención es el de Joe Dante, basado en un relato de Jerome Bixby que cuenta la historia de un niño con el poder de hacer realidad todo lo que su mente imagina, adaptación que también corrió a cargo de Matheson y que cuenta con un agradable enfoque cartoon a pesar de su tono dramático. Dos años más tarde, en 1985, comenzaría una nueva temporada de la mítica serie que, al igual que en sus inicios, contaría con el buen hacer de Matheson. Cabría destacar el segundo segmento del capítulo 20 de la primera temporada, con fecha del 7 de marzo del año 1986, dirigido por el magnífico Peter Medak y titulado Button, button. La historia de este segmento correspondía a un relato corto de Matheson adaptado por él mismo. Se trata de un dilema moral protagonizado por un matrimonio que debe decidir si apretar o no el botón de una caja que podría llevarles a ganar 50000 dólares. El precio a pagar por apretar ese botón es la muerte de una persona a la que no conocen de nada, algo que la mujer afronta como algo asumible y el hombre como una monstruosidad. La influencia de este relato ha llegado hasta nuestros días, y en el año 2009 el director, productor y guionista Richar Kelly puso a punto una nueva adaptación del mismo, protagonizada por Cameron Díaz, James Marsden y un más que correcto Frank Langella. La cinta pasó a la historia con más pena que gloria, en buena parte debido a su caótica variación de ritmo que oscilaba entre momentos relativamente acertados y otros muchos bastante aburridos. 



  
  Siguiendo con la estela cronológica de novelas de Matheson adaptadas al cine, tenemos Ride the nightmare, escrita en el año 1959, que fue transformada en episodio para la serie televisiva The Alfred Hitchcock hour, fechada entre los años 1962 y 1965 y en la cual Matheson participó con la adaptación de varios guiones. El segmento dirigido por Bernard Girard narra la historia de un matrimonio que recibe una amenaza telefónica, lo que da lugar a un descubrimiento terrorífico relacionado con un perturbador pasado. Hug O´Brian y Gena Rowlands fueron los encargados de dar vida a los Martin, el matrimonio protagonista. Se cuenta que, entusiasmado por el talento de Matheson, Hitchcock habló con él para proponerle la escritura del guión de Los Pájaros, basado en una novela de Daphne de Maurier, pero la reunión no llegó a buen puerto ya que Matheson manifestó su reticencia a que los pájaros fuesen visibles en pantalla, sugerencia que hizo al director poner el grito en el cielo. Años más tarde el escritor declaró que la única parte del film de la cual había disfrutado fue la parte en la que sólo se oyen las aves y los personajes aguardan angustiados dentro de la casa. 




  Publicada en 1971, La casa infernal encontró una versión cinematográfica a manos del director John Hough en el año 1973 titulada La leyenda de la casa del infierno con un guión suavizado por el propio Matheson debido al contenido altamente explícito del original, y considerada por Stephen King como la novela más terrorífica jamás escrita. Lo cierto es que, a pesar de tratarse del típico batiburrillo de elementos prototípicos de los films de casas encantadas, su resolución fue original para la época. 



  A propósito de la novela titulada En algún lugar del tiempo, la historia de un hombre enamorado que viaja a otra época para encontrar a la mujer de sus sueños, escrita en el año 1975 y versionada en 1980 por Jeannor Szwarc con guión del propio Matheson y un plantel encabezado por Christopher Reeve y Jane Seymour, es importante decir que fue la obra a la que Matheson declaró darle más importancia. Concretamente sus palabras fueron: "En algún lugar del tiempo” es mi mejor novela. Esto resulta anecdótico teniendo en cuenta que tras una extensa producción, en la que se encuentran obras consideradas de culto, el autor tuvo que enfrentarse en la década de los ochenta a uno de los encargos más ambiciosos de su carrera (y de cualquiera, en realidad): la adaptación de Crónicas Marcianas de Ray Bradbury para una ficción televisiva de tres episodios de hora y media cada uno. Dirigida por Michael Anderson y con guion de Richard Matheson y el propio Ray Bradbury, fue considerada un fracaso tanto por el trabajo forzado de los actores como por la complejidad de sus diálogos. 


Fotograma de En algún lugar del tiempo.

  Pero si hay un caso claramente decepcionante (al que tal vez pueda salvarse por méritos visuales y técnicos) es Más allá de los sueños, novela que data de 1978 y que fue llevada a las salas de cine veinte años después con el protagonismo de Robin Williams. La adaptación de Vincent Ward recibió críticas muy dispares, la inmensa mayoría de corte negativo aunque, a pesar de ello, ganó el Oscar a mejores efectos especiales y obtuvo la candidatura a mejor diseño de producción. En ella, Williams toma el rol de Chris Nielsen, un hombre que vive una vida perfecta junto a su esposa, Annie, y sus dos hijos, hasta que un día los pequeños mueren al ser embestidos por un conductor borracho. Tiempo después fallece Christ también en otro accidente de tráfico y así es como Annie tendrá que lidiar para que la soledad y la locura no le arrebaten su mundo. La visión inquietante que presenta Matheson de nuestros infiernos y cielos particulares convierten la novela, si no en una de las mejores, sí de las más peculiares en la carrera del escritor. 




  De forma más reciente, concretamente en el año 2010, se barajó la posibilidad de la adaptación de la novela Earthbound, una historia erótica de fantasmas cuyo guión se especulaba sería escrito por Ronnie Christensen, pero no se conoce más sobre este rumor. Un año más tarde, en 2011, Shawn Levy dirigió Acero puro, conocida en latinoamerica como Gigantes de acero y originalmente titulada Real Steel, en homenaje al relato escrito por Matheson en el año 56 y que, por cierto, también fue adaptado como episodio de Twilight zone en el año 63. En este caso, el protagonismo es de Hugh Jackman y el guión, con significativos cambios, llegó de la mano de John Gatins. Su estreno mundial fue un éxito con una recaudación multimillonaria y unas críticas bastante positivas, entre las que destacan los elogios a la partitura escrita por Dany Elfman. En vista de esto se anunció una secuela para la cual todavía no hay fecha de producción. 




 Puesto que la inmensa producción de Matheson es inabarcable, resulta imposible mencionar todas sus obras, muchas de las cuales son todavía inéditas en España, como es el caso de sus novelas western. Sólo cabe esperar que la producción de uno de los autores más reputados a nivel internacional como lo es Matheson siga brindando sorpresas en el ámbito editorial (y cinematográfico) de este país.



Allá donde estés, gracias por todo lo que nos has dejado, maestro.


Bibliografía: 

Richard Matheson, el maestro de la paranoia (2017, Sergi Grau)

El legado cinematográfico de Richard Matheson (2013, El país)



3 comentarios:

  1. como siempre es un placer leer tus artículos

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  2. Brillante artículo. Justo homenaje a un grande de las letras en el género fantástico y terror.

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    1. Un gusto verte por aquí, Gabriel. Muchas gracias por tu comentario :)

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