La fase inicial de cualquier proceso creativo está sujeta a complicaciones. En el desarrollo de una idea, o incubación, influyen varios factores. Sin duda, uno de los más primordiales es el interés que una u otra premisa puede generar de cara a un público. Depende de a qué segmento queramos enfocar nuestras ideas, podemos mover los hilos de diferentes formas, teniendo siempre en cuenta que toda opinión es subjetiva y cada individuo un mundo en sí mismo. Debemos estar siempre preparados para recibir opiniones críticas —en ocasiones ácidas—, resultado casi siempre de un mal proceso de fagocitación (entiéndase a nivel artístico). Gustos a parte, potenciar la creatividad es algo necesario en cualquiera de sus formas, valorando siempre los modos personales de cada autor, ya que el matiz “personal” puede dotar a las obras de un valor incalculable.
Una vez soltada esta parrafada, entro en el meollo del asunto, en lo principal: mojarme. Conocí a Ignacio López Vacas de casualidad durante un debate veraniego en el que intercambiábamos impresiones acerca de diferentes producciones cinematográficas de género ideadas para tan calurosas épocas. Ránquines personales. Hubo algo que propició que me fijase en Ignacio, fue su expresión directa y desinhibida, su sinceridad a la hora de señalar como favorita alguna que otra producción que, a mi juico, podía ser calificada de menor. Pero Ignacio defendía su punto de vista con honestidad y convicción, lo que siempre es de agradecer en cualquier debate que se precie. Es por esto que, cuando tuve conocimiento de su nuevo proyecto, supe que me encontraría con algo personal, directo y agresivo. Su garra sincera no engaña; se trata de un trabajo breve (que no por ello simple) y de factura humilde (que no por ello pobre). Pornovenganza, cuya world premiere tuvo lugar el pasado mes de octubre en Sitges, es, junto con Videotortura y Killgirl, el tercer trabajo de Ignacio López. Su historia gira en torno a una conversación por Skype entre dos amigos. De repente, la conversación se interrumpe por el aviso de un mensaje que acaba de saltar en la bandeja de entrada. El contenido del mensaje es lo que hará que los engranajes de la historia tomen un matiz oscuro. El reparto que nos sirve de vehículo para vivir la experiencia está compuesto por Alejandra Meco, a quien una servidora conocía previamente de la serie Acacias 38 (ganadora del premio DAMA a mejor serie), Nacho Brande, que ha trabajo en series como Servir y proteger, y, ya fuera de los roles principales, la actriz y bailarina Lua Ruiz vecino y la actriz y cantante, Isabel Remartínez. Pornovenganza es una buena muestra de que para contar una historia no son necesarios grandes medios, sino ganas, buenas ideas y un reparto digno. Su elenco no defrauda, en especial los dos actores que toman el timón al inicio de la cinta. La técnica utilizada es la de la historia dentro de la propia historia, es decir, somos testigos de un acto que deviene de otro y que trae fatídicas consecuencias para las que no encontramos una explicación aparente hasta el final. Tal y como le comente por privado a su autor, debido a la idiosincrasia de la producción, inmediatamente me vino a la mente You´re Next, un curioso y sangriento home invasion que en el año 2011 entró con la fuerza suficiente para hipnotizar a los acérrimos del género y de su director, Adam Wingard, quien tras este pelotazo ha tenido menor aceptación. Siguiendo el hilo, cuando le pregunté al propio Ignacio me confirmó que You´re Next le había encantado, lo cual me reafirma en mi opinión de que Pornovenganza es un producto personal que sigue las directrices del amor por el género (más que terror, horror, alejado de cualquier elemento paranormal) amén de la necesidad de sacar a la luz unas claras intenciones y/o emociones más bien de tipo interno. Cuando la sinceridad impera, no hay nada que pueda generar negatividad (entiéndase en el sentido más estricto), y os aseguro que cumple lo que su título y sus maneras prometen. Pulgar arriba.
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