sábado, 25 de septiembre de 2021

Peter Brill: memorias de gran altura

 


Fotograma de El diario de Peter Brill, una producción de
Amazon PrimeVídeo


¡Nueva entrada! Hoy toca una nueva lección de historia: David López Cabia regresa de nuevo a Caosfera para contarnos otra de sus apasionantes historias de la Segunda Guerra Mundial. En esta ocasión nos habla de Peter Brill, un piloto alemán entrenado en secreto para bombardear Nueva York. Nos presenta, también, al autor Laureano Clavero, experto en el tema y, además director del documental El diario de Peter Brill, para Amazon Prime Vídeo. ¡Atentos, porque esperamos poder hablar con Laureano próximamente! Por lo pronto, empapaos de esta curiosa y apasionante historia...




La Segunda Guerra Mundial ha dado lugar a situaciones insospechadas y planes absurdos. Precisamente el cineasta y escritor argentino Laureano Clavero, desveló una de las misiones más descabelladas cuando contactó con Peter Brill, un piloto alemán entrenado para bombardear Nueva York.

  Laureano quería arrojar luz sobre el misterioso aviador alemán que se había estrellado a bordo de un bombardero en el Pirineo catalán. Así, en 2010, este enigma condujo a Laureano hasta Peter Brill Sander, un piloto alemán de la Segunda Guerra Mundial que residía en la Avenida Mitre, en la ciudad de Barcelona.

  El antaño aviador de la Luftwaffe, volviendo la vista atrás, dejándose llevar por los recuerdos del pasado, comenzó a narrar sus vivencias mientras el cineasta se encargaba de rodar la entrevista para un documental que posteriormente sería conocido como El diario de Peter Brill.

  Nacido en 1924 en la localidad germana de Bald-Salzhausen, Peter Brill vivió una infancia en una Alemania castigada por los estragos de la pobreza. Para mayor desgracia, el crack del 29 trajo consigo la gran depresión y, en este contexto de descontento social y con una Alemania humillada por el Tratado de Versalles, terminó por abrirse camino el Partido Nazi, liderado por Adolf Hitler.

  Con Hitler en el poder, el 1 de septiembre de 1939 comenzó la Segunda Guerra Mundial, un acontecimiento que cambiaría para siempre la vida de Peter Brill. Dejándose llevar por el fervor patriótico que propagaba la guerra, Brill ansiaba servir en la Luftwaffe como piloto. Pese a que sus padres le negaron aquella posibilidad, terminaron por ceder ante las amenazas de abandonar el hogar. De este modo, en 1941, este joven de tan solo diecisiete años, pasaba a engrosar las filas de la Luftwaffe.

  En sus etapas iniciales de formación como piloto se entrenó con un rudimentario planeador SG-38, que simplemente permitía volar unos cientos de metros. Llegado 1942, Peter Brill ingresó en la escuela de Fürstenfeldbruck, situada cerca de Munich. La Luftwaffe tenía planes mucho más ambiciosos para el joven Brill, pues el joven alemán fue seleccionado para participar en una misión de bombardeo sobre Nueva York.

  La descabellada operación consistía en emplear un modelo desconocido hasta aquel entonces, el Heinkel 177. En primer lugar, comenzarían utilizando cuatro motores, después dos y, al llegar a Nueva York, arrojarían las bombas sobre la ciudad y regresarían a casa.

  En 1943, en la academia de Thorn, Peter Brill continuó preparándose para bombardear Nueva York. Allí aprendió a navegar a través de las estrellas y las constelaciones. Un ambiente de secretismo rodeaba aquellos entrenamientos, sin embargo, el joven piloto aún no sabía que había sido elegido para atacar Nueva York.

  Brill formaba parte de un selecto grupo de cinco pilotos que debían golpear en el corazón de los Estados Unidos, causando una honda conmoción en el enemigo al bombardear una urbe tan emblemática. Sin embargo, los problemas que presentaban los prototipos de los aviones y la larga distancia que debían recorrer hasta llegar a Estados Unidos resultaron ser obstáculos infranqueables.

  Pese a que el proyecto de bombardear Nueva York quedó descartado, Peter Brill continuó al servicio de la Luftwaffe, participando en la desastrosa Operación Boddenplate a los mandos de un caza Messerschmitt Bf 109. Brill y sus compañeros de la Luftwaffe destruyeron numerosos aviones en tierra, pero aquel esfuerzo supuso el agotamiento definitivo de la aviación alemana. Y es que, mientras que los aliados podían reponer sus pérdidas rápidamente, los alemanes no.

  Tras el fiasco de Boddenplate, Peter Brill fue enviado a combatir a las fuerzas soviéticas. Con la guerra terminando en Europa y tratando de alcanzar la zona estadounidense, fue apresado por los rusos en Checoslovaquia. Fue así como Brill tuvo que soportar tres duros años de cautiverio en el Cáucaso, padeciendo numerosas vejaciones durante su etapa como prisionero de guerra.

  Puesto en libertad en 1948, comenzó a trabajar como curtidor, llegando a España en 1952 e instalándose en la ciudad de Valencia. En 1956, al contactar con un instructor de vuelo, le comentó su experiencia como piloto de la Luftwaffe y no tuvo ningún problema para superar todos los exámenes que requería su licencia de vuelo.

  Él y su mujer Ilse, residiendo en lugares como Barcelona, Sitges y Jávea fueron padres de dos hijos, Jochen y Werner. Sin embargo, la vida de nuestro protagonista tocó a su fin con su fallecimiento en el año 2013. Pero su historia no termina aquí, pues legó sus memorias a Laureano Clavero, que se encargó de dejar constancia de las vivencias de Peter Brill en el documental El diario de Peter Brill y en el libro de idéntico título.

  Un emotivo recuerdo permanece sobre la placa de la tumba de Peter Brill: se trata de una miniatura de un caza Bf109, como el que pilotó durante la Segunda Guerra Mundial.



BIBLIOGRAFÍA

-El diario de Peter Brill. Pere Cardona, Laureano Clavero.

-Segunda Guerra Mundial: 10 historias apasionantes. Laureano Clavero.




PARA SABER MÁS









No hay comentarios:

Publicar un comentario