viernes, 17 de septiembre de 2021

Silvina Ocampo o el terror más cotidiano

 



Son muchos los cuentos y novelas que he podido leer en los cuales la inquina, el dolor la envidia u otros sentimientos negativos han conducido a sus protagonistas a situaciones extremas e incluso terroríficas. Sin embargo, si existe un relato que refleja como pocos, un sentimiento irracional, sin duda es este Radamanthos, un excelente cuento corto de la escritora y poeta argentina Silvina Ocampo. La menor de las seis hermanas Ocampo, familia perteneciente a la aristocracia argentina, ha pasado por méritos propios a ser considerada como una de las grandes figuras de la literatura argentina, a pesar de que su figura fue injustamente relegada por la de su hermana, Victoria Ocampo, una también reconocida intelectual. Premio municipal de literatura en el año 1954 y nacional de poesía en el 62, destacó por una imaginación inigualable, mordaz y surrealista. Precisamente, si hay algo que la marcó profundamente fue el surrealismo, ya que antes de comenzar sus andanzas literarias, Silvina estudió dibujo en París donde conoció a dos de los principales precursores del movimiento surrealista: Fernand Léger y Giorgio de Chirico. Los temas más recurrentes a lo largo de su obra son la infancia, el autoconocimiento o la transformación de sus personajes en otros personajes o incluso en objetos. Tal ha sido la influencia de esta autora en el ámbito artístico que existen varias películas y telefilmes, la más reciente de 2017, titulada Los que aman odian, dirigida por Alejandro Maci.

  Tras haber repasado de forma necesaria la trayectoria y características de la obra de Silvina, me referiré a una obra que me encandila especialmente, Radamanthos, un relato donde lo absurdo e irracional toma forma en una resolución patética e inesperada. ¿Quién podría escribir cartas de amor para emponzoñar la memoria de una muerta? ¿Quién podría sentir envidia por una muerta o, mejor, por el recuerdo de una muerta? La protagonista, Virginia, podría ser perfectamente la propia narradora de esta historia, ya que el narrador o narradora cuenta con la presencia de este personaje en la mayor parte del relato. Es por eso que podemos pensar que se trata de un análisis interno de la propia Virginia. Tal vez, lo que más nos desvele los motivos de la insana relación entre la protagonista y la difunta es el propio título de la historia: Radamanthos, en alusión a Radamantis, hijo de Zeus y Europa y hermano de Minos y Sarpedón. 

  Radamantis fue Rey de Creta antes que Minos y llegó a ser un monarca querido y admirado. Es por eso que Minos lo expulsó, lleno de celos. Fue Virgilio quien habló por primera vez de Radamantis como juez de las sombras. La vengadora Tisífone sería la encarga de azotar a los culpados por este. En ambos casos advertimos un sentimiento de revancha, aunque no conocemos el motivo. Mediante expresiones como : Yo he sufrido tanto, soy pura, no me he suicidado y nadie vela por mí, lo vemos mucho más claro. Se trata de la historia de una rivalidad posiblemente de clases, ya que ciertos detalles revelan la posición social de Virginia y de la difunta, aunque sin duda existen otras rencillas abiertas de las que jamás tendremos conocimiento.

  Como podéis ver, el terror que encontraréis en los cuentos de Silvina no es un terror hacia lo desconocido, sino a todo lo que nos rodea. Sin duda, os recomendaría también que leyeseis La casa de azúcar, El mal, La red o la sorpresiva Los funámbulos.

  Si todavía no la conocéis, os dejo aquí en forma de audiorelato su cuento titulado Los funámbulos, en la voz de una servidora. Disfrutad.





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