viernes, 12 de octubre de 2018

Entrevista a Frank Escandell






Miembro de la European Society For Study Of Western Esotericism y de la Scottish Rite Rearch Society, además de antiguo miembro de la Theosofical Society Of America, Frank Escandell es todo un experto en simbología y temas esotéricos. Además, tiene un amplio currículum dentro del mundo de la tecnología, por lo que decidimos contar con él en la pasada presentación de la novela Zombi, de Juan Díaz Olmedo. Su afortunada combinación de conocimientos resultó crucial. Sin más dilación, os dejamos con esta genial entrevista.



1. ¿Qué crees que puede darnos el conocimiento antiguo más allá de lo que ofrece la tecnología moderna? 

En muchas facetas de mí mismo, me considero un “futurista arcaico” o “arqueofuturista”, alguien que entiende que el futuro debe basarse en una redefinición integradora e inteligente del pasado. Tomé el término para mí mismo de una novela de ciencia ficción de Guillaume Faye. Esto explica mi propia visión de que, totalmente al contrario que esta tendencia bastarda e ilegítima del Post-modernismo, traicionado por los deconstructivistas franceses, toda la experiencia humana debe ser orgánica e integrada. Nuestra conducta hacia la tecnología es aberrante, pero tiene remedio. El pasado, que no fue ninguna “época dorada” ni ningún “Edén”, nos enseña profundidad, sabiduría que no sirve para nada si sólo se queda en “viejas glorias”. El mundo de los símbolos, arquetipos y mitos continuará con nosotros. Hoy en día son conocidos vulgarmente como “memes”.



2. ¿Piensas que la sociedad vive obsesionada por las redes sociales y, en general, el entretenimiento virtual? 


No es una obsesión, es simplemente neuroquímica. Las redes sociales son la nueva metanfetamina, pero sin efectos fisiológicos; la “recompensa” que recibimos de la bestia social genera la segregación de dopamina, un neurotransmisor que podemos identificar con el Mercurio de los romanos, o el Hermes de los griegos. El riesgo es ese, que es completamente legal y sin efectos secundarios en el cuerpo. La respuesta no es la prohibición, sino la educación y el fomento de los deportes en el caso de los más jóvenes (me gusta el concepto de la Agogé de la antigua Esparta); para quienes ni siquiera saben hacer su cama, la disciplina es el principio de la libertad.


3. ¿Qué aspectos, positivos y negativos, señalarías de esta era “moderna”? 


Prefiero los términos “constructivo” y “destructivo”, ya que ambos nos llevan a lo “instructivo”. Lo más destructivo que encuentro son la corrupción y la corrección política; la corrupción no empieza con la adquisición del poder, sino cuando el poder lo ejerce alguien inepto, ignorante, y por tanto, tiránico. La corrección política es una máscara de la “bondad”, de la censura o auto-censura en pretender ignorar temas verdaderamente cruciales. Noto que en España esto es terriblemente real, con unos programas de televisión llenos de seres humanos inútiles y llorones, verdaderos ejemplos de vergüenza o unos telediarios absortos en los rifi-rafes de la partitocracia tan deliciosamente socialdemócrata. Ya lo dijo James Hightower: «Lo opuesto a la valentía no es la cobardía, sino el conformismo».

Lo constructivo, eso es más individual. En mi caso, no sólo disfruto viendo tormentas sobre el mar. Me fascinan las ciudades, los automóviles, los aviones, con todos sus defectos, obras del ingenio humano. Somos eso -o deberíamos serlo- una extensión aún desconocida en las leyes naturales, llamada “Sintropía” o “Apocatástasis”.


4. Y ahora en relación a tu faceta más “misteriosa”, sabemos que actualmente has participado en dos congresos donde se trataron temas como la simbología y la posesión demoníaca en occidente, ¿de dónde crees que procede el interés por estos temas? 


Ha sido desde muy joven. Cuando tenía unos siete años, vi en primicia la serie Cosmos de Carl Sagan, por la PBS; fueron trece semanas, un capítulo cada una, que me marcaron a fuego. El segundo momento fue cuando me colé en la habitación de mi hermano mayor y, en vez de llevarme alguna de esas revistas para adolescentes solitarios, me llevé La República de Platón. A los quince años, en un colegio católico, casi me expulsan por cuestionar la divinidad de Jesús durante un concurso de oratoria, y tenía terror de besar a una novia sueca; a los dieciséis leí mi primera novela de H. P. Lovecraft. Fue un honor conocer al dios Cthulhu y aunque está considerada novela de terror, para mí es un manual de psicología profunda. A los diecinueve años, para poder saciar mi curiosidad y mi voracidad hacia las obras de ciencia ficción (Clarke, Asimov, Bradbury, etc), ingresé en la Sociedad Teosófica de América, de la cual todavía soy miembro regular. Allí, junto con interminables turnos de trabajo, estudios y las obligaciones de un padre muy joven con una hija maravillosa, aprendí sobre la “religión transcultural”, los elementos trascendentales y universales en todas las culturas y religiones del mundo. Pude entonces conocer en profundidad al Zaratustra de Nietzsche, llegando a declamar poéticamente Los Siete Sellos o el Canto del Sí y el Amén.

Mi camino también me llevaría por otros derroteros, como conocer los escritos y el sistema ritual de “la Gran Bestia”, el genial Aleister Crowley. Hoy en día también soy miembro de la Sociedad de Investigación del Rito Escocés (Scottish Rite Research Society, Southern Jurisdiction º33) y de la Sociedad Europea de Estudios del Esoterismo Occidental, o E.S.S.W.E. en inglés, una sociedad académica presente en tres grandes universidades europeas.


5. Es obvio que vivimos rodeados de símbolos y son cientos los que siguen popularizándose. ¿Dirías que sin su influencia la historia de la humanidad habría sido completamente diferente? 


De hecho, no habría ni historia ni humanidad. La primera gran religión fue el cielo de la noche; el ser humano es mitopoiético, es decir, es un creador de mitos y metáforas para explicar su entorno, su relación con la naturaleza y consigo mismo. Parte de la necesaria evolución fue cuando los chamanes se convirtieron en sacerdotes. Los símbolos en realidad no son populares; los que se popularizan son los iconos, que es un concepto distinto. El símbolo se descubre únicamente en la experiencia auto-cognitiva y ritual (con propósito) de la vida. En la cuadratura del círculo…y en la circulación del cuadrado.


6. En I Tego Arcana Dei, publicación conjunta en la que participas junto a Fernando Miró y George Wembagher, habláis sobre la simbología y el mensaje presente en la iglesia de Rennes-le-château. Háblanos sobre la génesis de este libro y sobre su mensaje. 


Imagina por un momento un policía, un neurofisiólogo y un tecnólogo quienes, en una noche de profunda conversación, Cohibas y Lagavulin, descubren que tienen más en común de lo que parece. Luego se unen a la expedición dos médicos más y un economista. ¡Vaya una caterva de revolucionarios-reaccionarios! Rennes-le-Château y las extrañas circunstancias sobre la creación de sus misterios, había estado en nuestras mentes. Nos dimos a la tarea de ir y explorar, buscar e identificar las fuentes de las que bebió quienes dieron las órdenes de qué y cómo renovar la iglesia de un burgo, en la cima de un monte a las faldas de los montes Corbiere.

I Tego Arcana Dei (Yo Tengo los Secretos de Dios) explora y difunde estas fuentes, presentando pruebas. Eso también disgustó a una serie de personas que sí se dedican a publicar. Incluso con nuestras apretadas agendas, íbamos a publicar un segundo libro sobre lo que identificamos en los pueblos de los alrededores, pero optamos no hacerlo.


7. Si te pidiese que señalases un símbolo por encima de todos, ¿cuál destacarías por sus propiedades? 


Una pregunta con una respuesta complicada. Dejando atrás al Farvahar mazdayasni o el culto butanés del Falo Erecto, diría que la esvástica, usando su nombre védico. Es un símbolo profundamente solar descrito por el curso de la constelación de la Osa Mayor alrededor de Polaris, o Estrella Polar. Marca perfectamente, aún en esta época, las cuatro estaciones del año en el hemisferio norte del planeta. Aparte de la noción errada e infantil de que si hacia un lado u otro quiere decir “bien” o “mal”, la dirección de la esvástica marca un retorno al origen, un punto central que no debemos olvidar: de dónde venimos.


8. Precisamente la simbología es un factor frecuente en los casos de magia negra y en la demonología. En mi opinión estos son unos temas que generan mucha confusión, sobre todo por su uso literario y cinematográfico. Primero que todo, para que no existan confusiones, ¿podrías explicarle a la gente las diferencias principales entre el satanismo y el luciferismo? ¿Tienen algo que ver las personificaciones de Satanás y Lucifer? 


En este caso, tendría primero que argumentar que no existe tal cosa como “magia negra”, o en el otro caso, “magia blanca”. Esa es una diferenciación producto de una moral abrahámica (judeo-cristiano-islámica). La única magia posible, atendiendo a la etimología de la palabra, es la del magisterio (MAGI-), la maestría de uno mismo; no se puede ser uno mismo si no se ha explorado nuestro propio “cielo” ni nuestro propio “infierno”.

La Demonología es una disciplina teológica –no una ciencia– que explora la creencia en demonios y yo únicamente la tomo en serio si es un instrumento de la investigación antropológica. Aquí podríamos entrar a estudiar el impresionante legado de John Dee, como un ejemplo.

Sobre aquellos conceptos a los que se llama “Satanás” y “Lucifer”, que a lo largo de los siglos se han entremezclado, Satanás sería una vulgarización de Lucifer. El icono de Satanás se caracteriza por el color negro, precisamente un gesto inconsciente que se aplica la antigua Alquimia, en la que el negro representaba a la escoria, el sobrante. Esto se traduce en aquello de nosotros mismos que debe “caer” o depurarse porque esclaviza y constriñe el desarrollo de nuestro ego. Sí, he dicho esa palabra tan vilipendiada, “ego”. Resulta que el ego es la suprema expresión de la consciencia humana. Por otra parte, Lucifer, identificado correctamente con el arquetipo de Prometeo desencadenado (como Percy Shelley hiciera en su obra, a diferencia de Esquilo) representa el orgullo, la independencia, la rebeldía intelectual, ese “fuego de la fundición”, la llama del conocimiento. Esto es un símbolo.

El satanismo, que no es sólo un fenómeno religioso, sino con distintos tintes, suele ser una glorificación del ser biológico -y por tanto animal- en el ser humano; aunque el texto fundacional de una de sus vertientes, la Biblia Satánica de Anton Szandor Lavey, contiene discusiones bastante interesantes, no deja de ser un plagio de libros anteriores. En el caso del Luciferismo, al ser una doctrina que más bien depende del individuo mismo, existen algunas sociedades iniciáticas que ritualísticamente expresan esos valores prometeicos.


9. Y dicho esto, ¿piensas que en estos tiempos en los que estamos podría ser posible un caso de posesión “real”? 


Sí, pero yo me refiero al fenómeno de la “posesión” de otra manera. La propuesta es que no se expulsa nada, sino que se neutraliza. A mí me gustaría más usar el verbo “integrar”. No se invoca (llamar hacia dentro), se evoca (llamar hacia fuera). La cuestión es que, ni siquiera sabiendo exactamente qué es aquello a lo que llamamos “mente” (en sánscrito hay cuarenta y dos palabras distintas para describirla o nombrarla) o qué es realmente la consciencia, debemos seguir investigando si, además del lado psicológico/psiquiátrico o el lado teológico y ritual de este asunto, no hay aún respuestas concretas y verificables. Son hipótesis; Freud se ha quedado bastante atrás desde este punto de vista. 

Esto no es una incidencia que sólo ocurra en individuos, también en colectivos. Ve a algún evento deportivo o a algún programa de telebasura. O simplemente, analiza qué es la memética, de donde tan ligeramente se usa “meme” hoy en día.


10. ¿Conoces de primera mano algún caso que pudiese generar confusión? 


Sí, varios casos, pero no es aquello que se describe en el imbecilismo propio del efecto Hollywood. No es que la persona sea poseída o tomada desde fuera; más bien, como si una parte de su psique –cuidado aquí con la máscara de las palabras– manifestase una personalidad o unas aptitudes físicas desconocidas en esa persona. En ese sentido, la película Split, de Shyamalan, me gustó bastante. Una de estas personas logró integrar su “Sombra”, usando la jerigonza propia de Jung, y los resultados de esa integración en la personalidad son escalofriantes, como si se adquiriese otro, llamémosle, “nivel de consciencia”.


11. ¿Dirías que la sociedad actual está “infectada” y que cualquier creencia que se sale de lo políticamente correcto es inmediatamente tildada de demoníaca? 


Hace unos días fui invitado a dar una conferencia. Al ser libre de exponer un tema sobre “el mundo del misterio” -ya que de otra forma no lo habría hecho- elegí hacer una propuesta valiente que al parecer ha generado controversia y silencio, lo que es un signo constructivo. Mi conferencia se llamó “Atlas y Prometeo: La Posesión Daemoníaca de Occidente”. En la misma, me dediqué a trazar los orígenes de los dos grandes arquetipos que tendrían “inconscientemente poseído” a Occidente, como son los hermanos Atlas y Prometeo; presenté la trazabilidad de su origen y cómo se manifiestan a través de un descarriado desarrollo tecnológico. Es decir, en Occidente estamos poseídos por los “Demonios” –del griego daimon, “genio, ingenio”– de Atlas (el colonizador o exotérico constructor de civilizaciones) y Prometeo (el aspecto esotérico y luciferino de la luz del conocimiento). Somos genios civilizadores pero somos muy torpes al no interiorizarlo ni actuar en consecuencia; somos como niños que trastabillan mientras llevan los atlánticos Anillos Borromeos sobre los hombros. ¿Qué tiene que ver aquí la palabra “tecnología”? Pues que nos llega del griego tekne, que también significa “cultivo”, “arte”, obra”; un cultivo y un trabajo interior de nuestras más altas facultades. Una tecnología espiritual. Una Revolución Espectral como la denomina el Profesor Jason R. Jorjani. Estamos infectados del virus de nuestro propio ingenio, donde lo políticamente correcto es un acto de ‘ocultación’.


12. Qué será lo próximo que redacte tu pluma en lo tocante a estos temas. 


Yo trabajo en el desarrollo de negocios de alta tecnología y la transformación digital. No me dedico a escribir al respecto, sólo es una de las grandes pasiones de mi vida. Supongo que la reacción que ha tenido tanto el vídeo como el audio de esa conferencia me lleva a plantearme cómo ampliar este tema desde grandes autores prácticamente desconocidos en castellano. Algunos ejemplos son Howard Bloom, Guillaume Faye, Yuval Harari y otros. De vez en cuando publico artículos para la revista Phanes en New York, sobre estos temas pero más aplicados a la vida diaria. Llevo unos ocho años participando en programas de radio donde he contribuido con audios, que luego me di a la tarea de recopilar; me sorprendió que eran varias docenas.


13. Danos una pista sobre tus futuros proyectos, a nivel general. 


En mi caso, yo no estoy en libertad de hablar sobre qué tipo de proyectos tecnológicos trabajo, aunque alguno ha salido en los medios de comunicación. Tengo por delante un año de muchos viajes alrededor del mundo. Hay pendiente una publicación de varios estudios relacionados con mi línea profesional de trabajo. En lo personal, entrenar muy bien a mi hijo para su ingreso a la universidad; él sabe muy bien cómo hacer su cama.



Muchas gracias por responder esta entrevista






PARA SABER MÁS


Ponencia de Frank Escandell: "Atlas y Prometeo, la Posesión Daemoníaca de Occidente" en el marco de las II Jornadas de misterio y ciencias de la Frontera del programa "El candelabro", celebradas en el gran casino de Murcia. Vídeo producido por Divulgadores del misterio.


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