domingo, 19 de junio de 2022

El sabueso: la bestia de Jade

 




¡Nueva entrada! Guardaba con ansias, en la recámara, este pequeño análisis que esperaba presentaros tarde o temprano. Y por fin, ha llegado el momento. Os traigo esta ensalada de literatura y simbología que, espero, disfrutéis de lo lindo. Lovecraft, Jade y sabuesos, ¿alguien da más?



Hace unas semanas, os hablaba de una obra con gran peso dentro de la literatura de terror, y, por ende de uno de los  amuletos literarios más conocidos de todos los tiempos. En vista del éxito de dicha entrada, esta semana vuelvo a tomar el mismo camino para referirme no ya sólo a otra gran obra literaria, sino a una figura protectora común que forma parte de los idearios totémicos. os traigo una buena carga de mitología y simbolismo. ¡Allá vamos!

   La obra a la que voy a analizar en esta ocasión es El sabueso, del gran H. P. Lovecraft, una de mis favoritas. Si nos paramos a analizar la amplia iconoclastia utilizada en la mitología del genio de Providence, podemos encontrar influencias culturales relacionadas con religiones y mitos ancestrales. Cierto es que el escritor era enemigo acérrimo de la superstición, sin embargo utilizó el tema en varios de sus mejores escritos. Uno de ellos, este relato del que voy hablar, el otro un ensayo inédito que Houdini, también enemigo de las costumbres supersticiosas, le encargó. Su título, según fuentes, sería El cáncer de la superstición. En palabras del aclamado escritor: El crudo animal humano es incurablemente supersticioso. Quítales a su Dios cristiano y a sus santos y adorarán otra cosa.

    Muchas han sido las digresiones en torno a la figura del inmortal genio, tenemos por ejemplo el caso del especialista Rafael Llopis, quien expresó de esta forma su opinión: Educado en un santo temor al género humano (exceptuando de este a las “buenas familias” de origen anglosajón), creía que nadie era capaz de comprender ni de amar a nadie y se sentía un extranjero en su patria. Para él el pensamiento humano [...] era quizá el espectáculo más divertido y más desalentador del globo terráqueo.

    Otra estacada autora estadounidense, Joyce Carol Oates dijo de él: la mística identificación de Lovecraft con sus escenarios del Massachusetts rural y las antiguas colonias de Salem, Marblehead y Providence, sugiere un trascendentalismo paródico en el que el “espíritu” reside en todas partes excepto, posiblemente, en los seres humanos.

    Pero si hay algo, al fin y al cabo, cierto es que su inmortal legado ha servido de inspiración tanto en el ámbito literario como cinematográfico, y que seguirá siendo eternamente homenajeado. Volviendo al tema que nos ocupa, sin duda, tanto los escenarios como la premisa principal de El sabueso son motivos suficientes, e incluso diría morbosos, para sumergirse en ellos durante una noche oscura y silenciosa.
    
    La historia, narrada en primera persona y en flashback, habla sobre dos amigos que, necesitados de adrenalina, desarrollan la ominosa afición de profanar tumbas. No contentos con llevar a cabo los enfermizos y deplorables actos, deciden llevarse a casa recuerdos de sus correrías nocturnas. La colección de objetos que almacenan en el sótano es repugnante y aterradora. En este mausoleo del horror pueden encontrarse cadáveres y partes del cuerpo humano en descomposición, además de otros objetos de valor. Un buen día llega hasta ellos la leyenda de una tumba de carácter especial que se encuentra en un cementerio holandés. Se trata de la tumba de un legendario profanador. Inmediatamente, deciden viajar y buscar el lugar donde se encuentra. Cuando, por fin, llegan al cementerio, sus oídos son alertados por unos ladridos lejanos, pero los ignoran y marchan a cumplir su cometido. Finalmente y tras mucho excavar dan con un elaborado féretro en el interior del cual se conservan los restos medio destrozados de un esqueleto. A parte de los huesos, el único objeto existente en la tumba es un amuleto de Jade que cuelga del cuello del cadáver. Al reconocerlo como uno de los amuletos que aparecen en el libro del famoso eremita Abdul Alhazred, no hace falta que diga que se trata del famoso Necronomicón. Comprenden al instante que el amuleto debe ser suyo a toda costa.

    Una vez expuestos el argumento y contexto de la historia, ahora vamos hablar de su simbolismo. Huelga decir que son muchos los tótems y amuletos de origen animal, no tan literarios como este o el mentado en la reconocida obra de Jacobs, pero sí más ligados al imaginario popular. Y, hablando de imaginario popular, sin duda uno de los símbolos más apreciados y con un sentido positivo, es el perro. Desde tiempos inmemoriales su imagen y espíritu están unidos a una función protectora. Sobre todo, si echamos un vistazo a las ancestrales creencias, podemos encontrar referenciales tan populares como Cerbero, el monstruo policéfalo de Hades, encargado de guardar el inframundo. Como dije anteriormente, este es solo uno de los muchos referenciales mitológicos que aluden a su función de guardián y protector. 

    Pero si existe un papel trascendental, no solo para el perro en sí sino para el sabueso, propiamente dicho, es en la mitología de Gales e Irlanda. Arawn, el señor del más allá, es dueño de unos sabuesos sobrenaturales blancos y con las orejas rojas. Mac Dah Tó, que preside el festín del más allá en la mitología celta, tiene un enorme sabueso sobrenatural que utiliza para estimular el odio entre diferentes clanes. Normalmente, en Galia y Gran Bretaña los dioses cazadores son representados como enormes sabuesos. La principal característica de estos animales es su inusualmente desarrollado sentido del olfato, por eso su significado onírico está sujeto a varias interpretaciones. 

    Su principal significado gira en torno a la superación personal y a las inusuales dotes de inteligencia que caracterizan a estos animales. También, su figura puede aludir a la precaución o, más bien, a un sentimiento de culpabilidad por una acción vergonzosa que se teme sea descubierta. Evidentemente, este amuleto es una mezcla de culturas, pues como hablamos el animal representado es un sabueso, pero se mencionan también las alas de una esfinge y un trozo de Jade. Las influencias de la cultura y mitología egipcias, son evidentes, pues el Jade verde era utilizado en Egipto con intenciones sanadoras. También, la piedra de Jade fue utilizada, en esa misma cultura, como piedra del amor o como amuleto espiritual, aunque es cierto que han sido muchas otras civilizaciones las que han valorado sus propiedades. Tal es el caso de las civilizaciones azteca y maya, que la consideraban más valiosa que el oro.

    En este caso, resulta evidente que los protagonistas de esta historia no conocen el arrepentimiento ni ningún otro de los significados de este poderoso animal. Ni siquiera la protección del Jade verde podrá salvar a los asaltadores de tumbas de la tragedia. Los ladridos del sabueso no cesarán, como debe ser, pues no existe mejor forma de conducir al lector hacia uno de los finales más angustiosos jamás escritos...



ENLACES DE INTERÉS




No hay comentarios:

Publicar un comentario