viernes, 12 de junio de 2020

Entrevista a Fernando Mircala







¡Por fin os presentamos nuestra entrevista mensual! Hoy tenemos con nosotros al gran artista plástico y escritor Fernando Mircala, a quien podéis seguir la pista en su página oficial de Facebook. Amén de protagonizar importantes exposiciones, en el 2014 realizó una interesante colaboración en el mundo del cine de la mano del ex-dibujante de los estudios Disney,  Raúl García. Bienvenido, Fernando, un placer conocerte. 




1. ¿A qué edad fuiste consciente de que lo tuyo es el arte? ¿Qué circunstancias te llevaron a verte alcanzado por este “fuego amigo”?

Es difícil precisar el momento, de niño y de joven esa actividad era un juego, algo de lo que no podías tener conciencia de que tuviera un desarrollo profesional, y menos aún vivencial. El arte se me abrió de bruces por descarte de todo lo que en general se consideraba la vida real y práctica, los estudios serios... A los 18 años me matriculé en la Escuela de Diseño de Interiores de Madrid, y eso fue como el paso a otro mundo, Narnia estaba dentro de mi armario esperando pacientemente a ser descubierta.


2. ¿Qué referentes artísticos tenías por aquel entonces? ¿Qué otros soñadores te ayudaron a soñar?

No puedo decir que haya tenido un maestro inspirador concreto, creo que fue la suma de todo aquel estímulo que me entraba por los sentidos y que alimentaba mi inquietud creativa. Pero en un momento dado, a mediados de los 90, el conocer personalmente a Raúl y a Federico del Barrio, grandes dibujantes de la revista Madriz, me dio una coz en mi timorata autoestima y me impulsó a desear emularles, no tanto en el estilo de sus trabajos como por lanzarme en busca de la independencia de mi vocación artística, a la que tenía como un purasangre salvaje atado en un establo.


3. Si tuvieses que elegir al artista gráfico más influyente en este siglo XXI recién estrenado, ¿quién sería? ¿Cómo de difícil crees que lo tendrá el artista presente o futuro para igualar o superar todo lo que ya se ha hecho?

Aunque pertenece al XX, me quedo con la obra de Saul Bass. Creo que es un adelantado a su tiempo, un “Tesla” del arte gráfico, y me parece que ha ejercido más influencia en los creadores contemporáneos que ningún otro artista, básicamente porque su semilla ha crecido en el campo del arte, del diseño gráfico, del cine, de la publicidad. Respecto a este siglo, no sabría qué decirte... perdí el tren al no subirme a las nuevas tecnologías y he tomado un camino secundario y no encuentro guías, pero tampoco las busco. 


4. Salvador Dalí dijo: «Saber mirar es una forma de inventar». ¿Estás de acuerdo? 

Tendría que estar más loco que él para desautorizar a un tipo tan inteligente como Dalí. Saber mirar, saber escuchar, saber interpretar... Saber es aprehender, es atrapar y hacer tuyo, es apoderarte de la herramienta para darle un uso que nadie había sospechado. Sí, estoy de acuerdo.


5. ¿Crees que el mundo del arte está en declive? ¿Es un síntoma más entre los muchos que señalan el malestar reinante en el planeta?

El potencial artístico es mayor que nunca en la historia, nunca tanta gente tuvo antes tantas posibilidades de acercarse al arte, de crear. Y creo que nunca ha sido tan útil, tan directo y tan cercano a lo popular y no exclusivo de las élites. Pero esto se ve zancadilleado por la inmediatez y la velocidad a la que todo transcurre, y por la conversión del arte en producto de mercado. El declive (o esa sensación) viene marcado porque los artistas queremos “producir” arte, como si estuviésemos en una fábrica, y las musas no entienden de cadenas de montaje. Al arte, como a todo lo demás en el mundo actual, lo envenena el creciente pesimismo y el miedo motivados por el abrumador caudal de información, desinformación, e intoxicación teledirigida y destinada a subyugar al ser humano, que creía haber alcanzado la libertad tras la caída del muro de Berlín, pero ese fue justo el inicio del monumental derrumbe espiritual bajo cuyos escombros estamos tratando de hallar una salida que no se vislumbra.


6. ¿El arte ha sido siempre una válvula de escape para la mente? ¿Qué opinas de su importancia didáctica y como terapia psicológica para los más jóvenes? ¿Piensas que se le da la debida importancia dentro del sistema de enseñanza pública actual?

El arte -o por ampliar el concepto-, el ingenio, la elaboración de ideas, la experimentación, la concreción de lo abstracto... es el principal rasgo que caracteriza a nuestra especie. Es la base de la comunicación, de la transmisión de conocimientos, de la invención, y del desarrollo intelectual exponencial. Realmente nuestra actividad mental es una olla a presión que necesita de esa válvula, sí, porque si no diésemos rienda suelta a nuestra actividad cerebral creatividad, en el campo que sea, enloqueceríamos. 

  Creo que el sistema actual de enseñanza desprecia el arte, como desprecia la activación del pensamiento creativo, porque no lo considera necesario (error fatal) para una sociedad fagocitada por el pragmatismo, el utilitarismo, el rendimiento inmediato, y el espíritu funcionarial. Los artistas son supervivientes que, tras ser arrojados al mar como lastre del barco de la enseñanza reglada, llegan a una isla salvaje y encuentran unos insospechados medios de supervivencia que encajan con sus habilidades innatas. El sistema necesita gente de repuesto, por tanto es castrador de cualquier brote espontáneo y disonante.


7. ¿Y entre los adultos? ¿Cómo de difícil es ser artista en un mundo como éste? 

Cada artista podrá contar una experiencia distinta. Pero conozco a muchos que, como en mi caso, no vemos ni gozamos de una situación especialmente bonancible, quizá porque el artista vocacional mima y cuida ese tesoro del destino como un niño su juguete íntimo favorito, pero el mundo laboral y comercial, la realidad de las lentejas, es una trituradora de sueños. Pese a todo, cuando estoy inmerso en mi paraíso creativo, puedo asegurar que experimento la felicidad plena, el tiempo no existe, y desaparecen el dolor, el miedo, la tristeza, y hasta la soledad que me patea el estómago un rato más tarde. 


8. ¿Qué consejo o consejos darías a las nuevas generaciones de artistas que sólo sospechan serlo?

Que si lo sospechan, es que lo son, el diagnóstico está en el síntoma. Que se lancen a esa aventura sin mirar atrás y sin que nada más importe, que se concedan la libertad a sí mismos, la que tanta gente busca en el dinero y no encuentra. Que expandan su alma con espíritu de explorador, y que sepan que las limitaciones sólo están en nuestra cabeza y en el mal consejo de la cobardía. Y que llegará un día, al cabo de los años, en que si han sido fieles a estos principios, se sabrán recompensados con el premio de una vida plena y bella que han conquistado a base de entusiasmo y tenacidad.


9. Tu producción artística y literaria es bastante extensa. Entre todas tus obras, ¿cuál sería la que más esfuerzo te supuso? ¿Cuál de ellas tuvo la audacia de raptarte?

La obra en la que eché toda la madera a la caldera fue Eclipse en Malasaña. Para mí fue como un doctorado, una puesta en escena de toda la pericia aprendida hasta el momento, multiplicada y pasada a limpio. Una especie de monumento faraónico autoimpuesto en el que quería demostrarme a mí mismo y al mundo que Mircala estaba a la altura de Poe, El Bosco y Fritz Lang juntos. Un acto de chulería, vamos. Pero realmente me capturó, sí, pues se trataba de una fantasía con mucha víscera autobiográfica, y en algunos de los decorados que construí para elaborar las ilustraciones me quedaba viviendo durante días, pues su confección era la reelaboración idealizada de mi vida mundana, lo cual resultaba tan cómodo y placentero como la vida de un lotófago.


10. ¿Hubo alguna en concreto que te causase rechazo al ser terminada? De ser así, ¿recuerdas el momento en que hiciste las paces con ella? 

Sí, precisamente Pentagonía, la obra por la que me preguntas a continuación. Necesitaba romper la corrección y la meticulosidad con que había elaborado Eclipse en Malasaña, y me lancé embistiendo a ciegas como un rinoceronte de Jumanji campo a través, gráfica y literariamente.

  En Pentagonía liberé todos mis monstruos personales, los que me estaban carcomiendo el alma desde la adolescencia, y el resultado me pareció aterrador como generador de tal artefacto, aunque al lector pudiera cautivarle precisamente porque su extravagante fealdad constituye el ejercicio de sinceridad más espontaneo y auténtico que jamás realicé. Pero sí, me reconcilié con esta obra, primero porque reconozco que fue un laboratorio de experimentación sin coartadas, del que salieron posteriormente muchas lineas nuevas de trabajo, y porque flagelarme de aquel modo me alivió de mucha mala sangre contenida.


11. Tu obra Pentagonía está considerada la más intimista de tu carrera. Háblanos acerca de su proceso creativo.

Aunque en parte he hablado de ello en la anterior pregunta, realmente me resultó muy apetecible lanzarme a experimentar técnicas y recursos que se salían de la ortodoxia y de la pulcritud enfermiza con que me había empleado anteriormente. Decidí elaborar cinco cuentos poéticos e ilustrarlos con cinco estilos gráficos diferentes, sin caer en la “belleza” oficial de pasadas obras. Quería hacer algo que no tuviera comparación posible, aunque sí gozaba de muchas referencias e influencias culturales. Me dediqué a elaborar decorados con papeles rotos a mano, arrugados, quemados... a colapsar la imagen de colores estridentes y a crear caos, confusión y violencia visual. Desde luego todo esto era un reflejo exacto de mi estado anímico y de mi personalidad por aquel entonces, esto debió suceder sobre el 2010 o 2011. Creo que estaba barruntando una gran crisis personal de la que aún estoy curando heridas.


12. ¿Si un lector o aficionado a las artes plásticas te preguntase por lo que puede encontrar en tu universo artístico, qué le responderías? 

Encontrará la fresca belleza y la espontaneidad creativa de un niño que ha pulido su técnica hasta alcanzar la excelencia, para seducir sin hacer trampas ni traicionarse a sí mismo.


13. Háblanos acerca de tus últimos proyectos. ¿Qué se cocina en tu mente?

Hay dos proyectos que me generan mucha ilusión. Uno de carácter editorial; es posible que se acabe editando por fin un libro en el que trabajé con enorme entusiasmo hace siete años, y en el que recreaba una aventura “interestelar” de corte futurista inspirada en parte en el mundo filosófico y estético de Star Trek, y en general de la ciencia ficción humanista y estilizada que tanto admiro. Y otro asunto que me tiene artísticamente confinado, es la elaboración de una serie de retratos de personajes influyentes de los últimos cien años, que espero se convierta en un proyecto editorial, y que estoy trabajando con una interesante técnica de collage a base de pequeños papeles de mil colores y estampados, de formas irregulares, azarosas, que resulta un reto y una continua búsqueda de soluciones. Me permite disfrutar del proceso porque avanzo en una dirección que admite muchas bifurcaciones, pero no hay mapa, y sí obstáculos y hermosos descubrimientos, y eso lo hace muy divertido, me siento como los Goonies. Esto me supone a estas alturas de mi vida un estímulo creativo poderosísimo, inesperadamente hallado en ese camino sin señales que es el arte, y que sólo se acaba cuando te rindes definitivamente.




GRACIAS POR RESPONDER ESTA ENTREVISTA.




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