viernes, 14 de septiembre de 2018

Atroz





Hoy tenemos el placer de recibir a Ignacio López Vacas, fotógrafo, escritor, director y asesor fílmico de la sala Artistic Metropol de Madrid. Nos hablará de Atroz, brutal película de Lex Ortega que fue proyectada en la última muestra de cine Lo + prohibido.




Título: Atroz 
| Año: 2015

Nacionalidad: México

Director: Lex Ortega

Guión: Lex Ortega, Sergio Tello

Intérpretes: Sergio Padilla, Lex Ortega, Aleyda Gallardo






Durante la última muestra de Lo + Prohibido que tuvo lugar el pasado agosto en la sala madrileña Artistic Metropol, donde se pudo ver una cuidada selección de films que o bien han tenido problemas con la censura o se han visto relegados al olvido por su naturaleza polémica, el público tuvo la gran oportunidad de disfrutar —por llamarlo de alguna manera—, de la proyección de Atroz, producción mexicana que lleva el revelador subtítulo de «la película más violenta de la historia de México» como bandera. Pues bien, no se equivocan. Cineastas de culto como el propio Ruggero Deodato, director del megaclásico Holocausto Caníbal, prestaron su nombre para presentar la ultraviolenta cinta de la que hoy vengo a hablaros. 

  La cabeza pensante tras este proyecto no es otra que la de Lex Ortega, cineasta azteca que también es uno de los máximos exponentes del díptico México Bárbaro, dos cintas construidas con episodios que exploran el folklore y las leyendas chicanas desde un punto de vista ligado al género de terror y/o fantástico. Cada episodio está dirigido por un director autóctono.  




  La trama oficial de Atroz —la tiene, por mucho que se piense lo contrario—, relata la historia de dos serial killers a quienes la policía incauta una serie de cintas de vídeo tras ser detenidos después de provocar un accidente de tráfico. El contenido de las cintas no es otro que una serie de brutales asesinatos que muestran la maldad pura y dura de estos delincuentes, lo que permitirá ahondar en la psique abyecta de los asesinos. 




  Es casi imposible evitar que tras esta sinopsis no se te vengan a la cabeza títulos similares como la serie Guinea Pig o la más moderna A Serbian Film. El parecido es  más que evidente, con una sucesión de secuencias enfermas, hiperrealistas y filmadas a modo found footage. Se desmarca más, acaso, de A Serbian Film, y queda más cercana a Guinea Pig y sus vástagas en cuanto a nivel visual, con ese estilo de grabación casera y torpe, que también puede recordarnos a The Poughkeepsie Tapes, película norteamericana del año 2007 dirigida por John Erick Dowdle (Quarantine, 2008) que es conocida en terrenos hispanoparlantes como Recuerdos Perversos, con la que además comparte el esquema narrativo de recuperación de vídeos confiscados por la policía a psycho killers y su posterior exhibición a modo de falso snuff


                       





  Pues bien, aun habiendo presentado todo este catálogo de películas que harían llorar sangre a cualquier ejecutivo de Disney —o no—, hay que sentenciar que Atroz hace gala de su nombre y supera en crueldad y grafismo gore a todas ellas. La trama es mínima, sí, pero justifica por qué el personaje protagonista lleva a cabo actos tan deleznables mientras se interactúa con la investigación. Muy a groso modo, Atroz podría definirse como un thriller policíaco sin censurar, donde predomina el torture porn por los cuatro costados. Un torture porn agradecido, ya que en el plano técnico los efectos especiales cumplen sobremanera y aportan un realismo muy pocas veces visto en el ultragore, un subgénero que por lo general se antojaba muy ridículo en las secuencias explícitas. Pero aún queda espacio para más referencias; la trilogía August Underground, una pequeña franquicia desquiciada de principios del dos mil, que puede que sea la única que va más allá que Atroz, explorando incluso otros terrenos, más sórdidos si cabe, sin ni siquiera necesitar sostenerse sobre un relato. Auténtico porno para cazadores de rarezas extremas y adictos a la ultraviolencia más excesiva. El porno del gore. 




August underground, una de las sagas
más abyectas del cine


  Si antes comentaba el buen uso de los FX, no puedo despedirme sin destacar también una buena dirección en cuanto a la atmósfera del film. La puesta en escena y el diseño de producción reflejan en todo momento ese ambiente insano y perturbador, tanto en interiores como en exteriores. Es en el apartado interpretaciones donde más fuelle puede perder, con un acabado más regular y falto de realismo. Nada que la cinta no sepa compensar con su menú de mutilaciones, desmembramientos, vejaciones sexuales y otras lindeza del estilo. 




  Atroz no es para todos los paladares. Ni siquiera es una buena opción para un fan del terror medio. Es un producto destinado a un pequeño porcentaje de los consumidores, que busca emociones fuertes en el audiovisual sin llegar a cruzar la línea roja, y que ven en la violencia extrema, al igual que sus creadores, una alternativa transgresora a la forma de expresar una idea artística.






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