viernes, 28 de agosto de 2020

La llegada a Barcelona



Arte de Sergio Vargsson




¡Hoy damos la bienvenida a una nueva colaboradora!, se trata de Dahlia de Vargsson, locutora y redactora jefe en Conversaciones con un vampiro y ama y señora del espacio Pensamientos de una vampira. Es para nosotros un placer disfrutar de tus vampíricos relatos. 




Después de tantos y tantos años fuera de su país no había tenido un hogar, una residencia estable... Su trabajo y su pasión por la literatura —sobre todo por los libros “raros” y especiales— le habían permitido viajar por todo el mundo; en los últimos años se había dedicado a recorrer de nuevo Europa, esa Europa que había dejado atrás hacía “siglos”. No había sido una decisión fácil para ella abandonar el Castillo, que había sido su hogar desde que era una niña, pero su abuelo, el Temible Vlad, siempre la apoyó en su decisión. Así que después de tantos años marchar a Barcelona e intentar establecerse no sería tan mala idea. 

  Se subió al taxi y le entregó al chófer un papel con una dirección. Apenas le dirigió la palabra. No soportaba dialogar con humanos, les consideraba inferiores e indignos del favor de una Tzimisce como ella. Lo único malo era que tenía bastante hambre. Una sonrisa malévola se dibujó por un momento en su cara, blanca como la cera. Abrió los labios de color rojo vino y sus perfectos colmillos quedaron al descubierto, pero después recordó que tenía que llegar a su destino: la Mansión Vargsson. ¿Podría convertirse en su nuevo “hogar”?, era imposible saberlo. Lo único seguro era que allí había encontrado trabajo. Fue contratada para organizar la extensa biblioteca de la casa. Parecía ser que el ama de llaves, una Toreador, no la había dejado en muy buen estado: 

  —Lógico —pensó ella—, solo piensan en jugar, organizar fiestas y cosas tan banales como estas. 

  Por si fuera poco, después de todo eso el Orko encargado de reorganizarla había desaparecido en extrañas circunstancias, de la noche a la mañana.

   —¡Curioso, realmente curioso! —pensó Dahlia. 

  Lo único que le preocupaba quizás un poco era el Señor Vargsson, el Amo de La Mansión. Un Ventrue realmente poco frecuente, parecía importante dentro de su clan y muy territorial, pero por lo visto no tenía problemas en interactuar con otros clanes. De hecho a Él no parecía importarle demasiado que ella fuera Tzimisce, de otro modo, ¿por qué la habría hecho venir hasta aquí?

  El taxi iba subiendo por la carretera que llevaba hasta la mansión y entre los árboles se divisaba la hermosa ciudad. De lejos las luces parecían tan pequeñitas que hasta se podía confundir con una maqueta de Barcelona.

  —Preciosa —pensó Dahlia—, creo que me gustará vivir aquí.

  Después de unas cuantas curvas llegaron a los portones de la propiedad. Cuando en coche llegó, se abrieron de par en par. Parecía que la estuvieran esperando. El taxi aparcó justo delante de la entrada principal. Miró hacia arriba y vio cómo la luna llena iluminaba todo a su alrededor. El chófer descargó las maletas con una prisa increíble.

  —Jajaja —rió para sus adentros—, pobre humano. Jajaja, puedo oler su miedo. Jajaja... 

 Miró su equipaje y alzó la mano para llamar, pero en ese mismo momento la majestuosa, antigua y maciza hoja de madera se abrió. Vaciló un instante hasta que, finalmente, entró con paso firme y decidido.  Y allí estaba Él, el Señor Vargsson, apostado en lo alto de las escaleras observándola con atención. Un hombre alto y fuerte de pelo canoso y mirada de hielo. 

  Ella le saludó: 

   —Buenas noches Caballero, soy Dahlia, Dahlia Țepeș 

 —Buenas noches Dahlia, bienvenida a la Mansión Vargsson. Estás en tu casa. 

  En ese momento sucedió algo muy extraño, una brisa de aire frío recorrió su piel y experimentó sensaciones que no fue capaz de explicar. Se sintió cautivada por esa voz que resonaba una y otra vez dentro de su cabeza. Pero lo que no podía imaginar era que a partir de ese mismo instante su vida cambiaría para siempre. Este revelador encuentro era sólo el principio, el principio de algo inesperado....