viernes, 26 de abril de 2019

El origen de las psicofonías




¡Abrimos nueva sección dedicada al mundo del misterio y la investigación! Y qué mejor que por la mano de nuestro colaborador Jorge Ríos, director del programa Informe Enigma, en radio Platja d´aro y el espacio Enigma en la onda, de Onda cero Menorca, además de investigador y colaborador en varios medios. Si todavía no conocéis a Jorge, esta es vuestra oportunidad. Y si tampoco conocéis el mundo de la transcomunicación, tenéis un motivo más para hacerlo ahora. 



  

  Cuando hablamos del mundo de la parapsicología, las dos primeras palabras que se nos vienen a la cabeza son “fantasmas” y “psicofonías”. Aunque tendemos a asociar ambas cosas, recientes experimentos han arrojado luz sobre la teoría de que no son necesariamente conceptos inseparables.

  La pretensión de este artículo no es otra que la de profundizar en el origen de los EVP (Fenómenos electrónicos de voz), más conocidos como psicofonías. Dicho fenómeno ha adquirido popularidad gracias a ciertos espacios televisivos. Sin duda, este es uno de los misterios más esquivos e irresolubles. Sólo podemos especular sobre su procedencia a través del contenido de los mensajes que nos hacen llegar esas curiosas voces metálicas y, en ocasiones, ininteligibles. 

  Si hay algo en lo que la mayoría de investigadores y estudiosos del tema coinciden es precisamente en que el origen de estas voces que, en ocasiones, interactúan con los investigadores es imposible de definir. Conocemos de sobra el enunciado de la ley de causa y efecto: "Todo en el universo tiene una causa específica; no hay causa sin efecto, ni efecto que no tenga una causa, y la magnitud de un efecto es equivalente a la importancia de la causa que lo generó. Este principio actúa sobre todos los planos de energía: materia, mente y espíritu”. Al disponer únicamente de lo que llamaríamos efecto, deberíamos buscar la causa u origen en otro plano dimensional. Quizás este mismo planteamiento fuera el que desató la curiosidad del pintor, músico y productor documental sueco Friedrich Jürgenson, pionero en el estudio de las EVP. Pero atribuir a Jürgenson el descubrimiento de este fenómeno es un gran error, ya que muchos antes que él se habían topado de frente con estos registros. 

  La palabra psicofonía, está compuesta por las raíces “psique” y “fono”, aludiendo a su origen psíquico. Sin embargo, otros investigadores prefieren usar el término parafonía, acuñado por el Dr. Germán de Argumosa. Este conocido investigador, creía que las voces registradas no eran originadas por la mente humana, sino por entidades asociadas al mundo de lo paranormal. ¿Pero qué es realmente una psicofonía? Podíamos decir que es un sonido o voz que refiere acontecimientos pasados o recrea escenas concretas. Son imperceptibles para el oído humano y la única forma de captarlas es mediante la grabación con aparatos electrónicos. Los registros obtenidos a lo largo de la historia son variados, hemos podido escuchar voces masculinas, femeninas e incluso infantiles. También sonidos de animales u otros de origen artificial como el de aviones o armas de fuego. Todos y cada uno de estos audios presentan diferencias en cuanto a velocidad, tono o timbre.

  Pero la gran pregunta sigue en el aire: ¿cuál es la verdadera naturaleza de estos registros? 




Un breve repaso por la historia 

  Como ya hemos citado más arriba, la historia sitúa su origen en las investigaciones del pintor, músico y productor Friedrich Jürgenson, quien descubriría el fenómeno en el verano de 1959. Pero si echamos la vista atrás en el tiempo, nos daremos cuenta que ya hay referencias de otros grandes investigadores que se toparon con estas voces o sonidos que, según algunos, proceden del otro mundo. 


1- Nicola Tesla y Marconi

  Es de sentido común imaginar que, tratándose de voces electrónicas, la primera persona que pudo conocer de cerca este fenómeno fue sin duda el inventor de la radio. Cuando buscamos el nombre del creador de tan revolucionario aparato, encontramos el de Guglielmo Marconi. Sin embargo, ha quedado demostrado que el primer aparato de radio fue inventando realmente a finales del siglo XIX por el olvidado genio Nikola Tesla. Sin embargo, Marconi jugó mejor sus cartas y patentó el descubrimiento en 1902, consiguiendo así el premio Nobel de Física en 1909. Más allá de esta lucha de egos, no hay duda de que ambos eran grandes visionarios y se toparon de frente con lo desconocido gracias a sus investigaciones con tan revolucionario invento. Tampoco les dieron la debida importancia a los sonidos y voces extrañas interceptadas por este aparato. El mismo Tesla se atrevió a asegurar que estas interferencias procedían de otro planeta. Pero, quizás, fuesen los primeros en escuchar las llamadas voces del más allá.



Nikola Tesla



Guglielmo Marconi



2– Thomas Alva Edison 

  De los 1003 inventos patentados por Thomas Alva Edison, hubo uno en concreto que nunca llego a ver la luz y llamó bastante la atención. Se trataba de un teléfono para hablar con los espíritus. Según afirma Nikola Tesla en sus diarios, Edison ideó este ingenio cuando supo por terceras bocas que Tesla había estado recibiendo voces y sonidos extraños a través de las ondas de radio. Edison se burló públicamente de Tesla, pero según el Dr Miller, su asistente, creía realmente que el croata había encontrado la manera de poder comunicarse con los muertos. Edison falleció sin descubrir el secreto de Tesla y sin llevar a cabo su prodigioso invento. 



Thomas Alva Edison




3– Ferdinando Cazzamalli 

  Fue un Neurólogo Italiano que dirigió un hospital psiquiátrico. Realizó un sinnúmero de experimentos entre los años 1923 y 1925. Encerró a varios pacientes en una jaula de Faraday con un aparato de radio, a fin de averiguar cómo influía la mente humana en este tipo de ondas magnéticas. Estas personas produjeron aparentemente ruidos audibles en los transmisores. Cazzamalli dedujo de ahí, que el cerebro en ciertas condiciones puede producir ondas cortas, que denominó ondas radiocerebrales. Algo que ya planteó un científico ruso, el Dr. Betcherew (1857-1927), cuando aseguró que las ondas cerebrales podrían ser portadoras del fenómeno telepático. Sin embargo, este experimente tampoco pudo asegurar el origen de las misteriosas voces. Con los años creó la SIM, Sociedad Italiana de Científicos Metafísicos.



Ferdinando Cazzamalli



4 - Padre Ernetti y Padre Gemelli 

  Estos dos sacerdotes se interesaron por el fenómeno psicofónico por casualidad, en el año 1952. Su intención era cambiar el formato de unos antiguos cantos gregorianos, concretamente de un grabador de alambre a uno de cinta. 

  Tras varios intentos, el alambre del que contenía la melodía original se rompió varias veces, por lo que los sacerdotes llegaron a pensar que no podrían conseguirlo. Desesperado, el padre Gemelli, miró al cielo y pidió ayuda a su padre fallecido. La sorpresa vino cuando al rebobinar la cinta se pudo escuchar claramente la voz de su difunto progenitor diciendo: “Claro que te ayudare, estoy siempre contigo”

  Estupefactos, los dos sacerdotes volvieron a repetir la grabación y, para su sorpresa, se grabó un nuevo mensaje: 


  “Pero Zucchini, está claro, ¿no sabes que soy yo?"


  Zucchini era un expresión cariñosa que utilizaba el padre del clérigo. Esto cambió para siempre la vida y las creencias del padre Gemelli, quien llegó a explicar los hechos al papa Pio XII. Para su sorpresa, el Sumo Pontífice lo tranquilizo diciéndole: “Estimado padre Gemelli, realmente no tiene que preocuparse por esto, la existencia de esta voz es un hecho estrictamente científico y no tiene nada que ver con el espiritismo. La grabadora de audio es totalmente objetiva. Recibe y graba ondas de donde quiera que procedan. Este experimento sea tal vez una piedra angular para el desarrollo de estudios científicos que reforzarán la fe de las personas en el más allá”. 

  Estas declaraciones se hicieron públicas en 1986, año en que el padre Ernetti concediera por primera vez una entrevista a la revista italiana “Oggi”, donde contó lo sucedido en 1952.



Gemelli con el padre Pio XII



5- Friedich Jürgenson 

  Como ya hemos dicho al principio, nos encontramos ante el caso más popular y conocido. Todo comenzó, supuestamente, cuando en la primavera de 1959 Jürgenson se encontraba junto a su mujer Mónica en una casa que habían alquilado para pasar el fin de semana. Sacó un micrófono por la ventana con la intención de grabar a un pájaro pinzón que se había posado en el alféizar. El aparato utilizado en este caso era un pequeño magnetofón, con el cual hizo varias grabaciones. Una vez terminó de grabar, reprodujo las cintas y en principio no encontró ninguna anomalía. El sonido de los pájaros se escuchaba perfectamente pero, pasados unos minutos, se dio cuenta de que lo que escuchaba era a alguien imitando el sonido de las aves. Las tomas quedaron estropeadas por un buen número de voces. Pero si algo le dejó petrificado fue descubrir que una de esas voces hablaba en noruego. Pensó que en el bosque había alguien más, así que decidió volver a repetir el experimento. Esta vez prestaría atención para que nadie pudiera colarse en las grabaciones. De nuevo, al reproducirlas escuchó una voz junto al sonido de los pájaros. se escuchaba perfectamente, y reconoció que se trataba de su madre fallecida refiriéndose a él con un apodo cariñoso que nadie conocía, Friedel.


  "Mi pequeño Friedel… ¿Puedes oírme?"


  Desde ese momento el mundo de la transcomunicación instrumental dio el pistoletazo de salida y se popularizó. Muchos son los investigadores que han asegurado que en su lecho de muerte, Jürgenson aseguró que no se topó con el fenómeno psicofónico por casualidad, sino que había escuchado tiempo atrás lo acontecido a los sacerdotes Gemelli y Ernetti, y que esto le animó contactar con el otro lado. 


Friedrich Jürgenson



  Sea como fuere, queda patente que el fenómeno psicofónico no es algo inventado por el hombre, pero sí descubierto por obra y gracia de la tecnología y el progreso. En este artículo hemos hecho mención a los casos más conocidos por el público, pero hubo muchos otros que también se toparon con estas extrañas voces. Incluso en la Primera y Segunda Guerra Mundial fueron célebres, ya que siempre había algo de procedencia desconocida que intercedía en las comunicaciones así como en los procesos de desencriptación de los mensajes del bando enemigo. Algo que sigue siendo desconcertante y que, aún a día de hoy, no podemos explicar. 







viernes, 19 de abril de 2019

Entrevista a Jacques Fletcher



Foto de Santiago Caruso

¡Cómo nos gustan las entrevistas! Sobre todo nos permiten conocer personas de gran talento y corazón. Hoy os presento a Jacques Fletcher, escritor, investigador, explorador y guionista además de buen amigo. Os dejo con Jacques y sus inquietudes:




1. ¿Cómo surgió dentro de ti la llama del espíritu aventurero? 

  Creo que he sentido ese afán desde siempre. Aunque en mi caso esa definición habría que matizarla un poco, ya que nunca me he sentido del todo afín con lo que la mayoría de la gente espera de un “aventurero”. Los aventureros son los que suben montañas por el mero placer de hacerlo; en general les gustan los retos adrenalínicos y eso no va conmigo.  Prefiero la definición de “explorador”, aunque la palabra pueda sonar pretenciosa o inapropiada para esta época. Pero es lo que soy. Cuando viajo, voy donde pocos se atreven y trato de buscar respuestas a las incógnitas que siempre me han obsesionado. Si para llegar a esos lugares hay que vivir mil aventuras, entonces sí, soy un aventurero. pero, sinceramente, cuando se trata de lugares sin nada que atrape mi interés cognitivo prefiero quedarme en casa comiendo un bistec, a poder ser con un buen whisky, en lugar de gusanos con agua insalubre, como me ha tocado hacer muchas veces. 


2. ¿Cuándo fue la primera vez que pisaste otras tierras y qué destino elegiste? 

  Mi primer viaje importante fue a Venezuela. Antes ya había estado en otros países, pero estas visitas no fueron trascendentes. Elegí el Orinoco y fui allí en busca de una etnia que me interesaba mucho conocer, sobre todo lo relacionado con su particular concepción del Más Allá. Fue algo realmente asombroso y fascinante. Tal y como suele ocurrir en todos los destinos que elijo, surgieron nuevas inquietudes. Este primer y filosófico enigma, me condujo —sin apenas darme cuenta— a explorar otros misterios aún más interesantes. 


3. ¿Qué lugar te trae mejores recuerdos? 

  Todos, pues regresé de cada uno de ellos con una gran maleta llena de conocimientos… y en ocasiones también de dudas... 


4. ¿Dónde pasaste más miedo? 

  En casi todos. Sea por una cosa u otra, siempre hay peligros y circunstancias poco apetecibles en los sitios que recorro. Me he encontrado con narcos, militares de gatillo fácil, colonos asesinos, indios a los que no les gustas, y también he vivido el carácter hostil de la naturaleza. 


5. ¿Cuál dirías que fue el viaje de tu vida? 

  La respuesta es la misma que la anterior. Todos. Aunque quizás, si me fuerzas a responder, te diría que el primero, por el mero hecho de haber sido el pistoletazo de salida. Aunque mi viaje al macizo guayanés fue especial debido a que por allí no pasaba nadie desde hacía más de seiscientos años. Vi cosas extraordinarias que a día de hoy no sé explicar muy bien. Otro de esos momentos que calificaría como especiales sucedió cuando me encontré con una ciudad perdida —perteneciente a una cultura desconocida— en pleno corazón del amazonas. 


6. ¿En qué momento se te ocurrió plasmar tus inquietudes en papel? 

  Desde pequeño me gustó escribir. ¡Aún conservo dos historietas que escribí con ocho o nueve años! Mi problema es que soy demasiado “todoterreno”, y le doy a todo (este es el motivo de que muchos no sepan definir mi género literario, ni mucho menos mis inquietudes intelectuales); lo mismo escribo una novela, que un guion o un ensayo. Me gusta tanto la etnología como la arqueología, la historia o la parapsicología. Otras disciplinas que me apasionan son la ufología y la historia desconocida. Eso sí, nunca me verás en el mundo del deporte, en especial del fútbol. 


7. ¿Te basaste en algún referente literario a la hora de iniciar tus andaduras en papel? 

  ¡Claro! Todos tenemos nuestros referentes y motivaciones. Algunos de mis referentes son Sir. Arthur Conan Doyle; Chesterton; Poe, Lovecraft; Posse, Becquer, y una enorme lista más. En cuanto a asuntos más filosóficos o científicos, nombraría Popper, pasando por Jung, Glasenapp Schopenhauer, y un larguísimo etcétera. 

  En el ámbito literario siempre he preferido a los autores clásicos —sin desmerecer a muchos actuales— porque considero que su pluma era mil veces superior. En los siglos XVIII, XIX y hasta mediados del XX, se produjo una magistral ola de literatos. Después, sucedió algo que hizo que la calidad en las letras descendiese. Ya no se busca esa calidad, ahora nos conformamos con sacar obras al mercado cuanto antes sin importar que el planeamiento pueda resultar ramplón. En una época donde todo el mundo puede ser “escritor”, la calidad ha descendido hasta niveles de letrina; estamos en un mercado saturado de libros, podemos encontrar buenos productos pero tendremos que escudriñar en un mar de papel con ínfimo valor. 


8. Si te preguntase por un libro perfecto a nivel formal, ¿Cuál me recomendarías? ¿Y el que más te ha impresionado? 

  Si nos limitamos a la literatura de ficción, te podría decir que quizás Sir Nigel, de Conan Doyle, sea para mí una obra cumbre. Si hay uno que me haya impresionado —limitándonos al terreno de la ficción y a un solo libro— diría que ha sido Los demonios ocultos, de Abel Posse. 


9. ¿Tienes algún autor de cabecera? 

  Tengo muchos. Desde Ossendowsky, hasta  Nietzsche o Krishnamurti pasando por Antonin Artaud, Aldous Huxley o John Lilly. Eso por mencionar sólo unos pocos y los más conocidos. La lista real sería interminable. 


10. Centrándonos ahora en tu obra, háblame sobre el proceso creativo de tu novela “En las brumas del dorado”. 

  Pues es una novela con la que estoy bastante satisfecho. Se basa, en parte, en mis propias experiencias en la selva pero también en un episodio histórico que siempre me fascinó: El tesoro oculto de Iñigo de Vascuña. Es un texto con muchos componentes históricos, perfecto para todo  buen amante de la aventura y del romanticismo clásico (me refiero al movimiento, no al “amor”. De hecho aquí hay poco amor). Imagina siete científicos españoles que se reunen a mediados de siglo XIX en una fabulosa biblioteca de Madrid. Uno de estos científicos tiene en su poder un manuscrito escrito por F. Martin, último superviviente de la expedición Dalfinguer e Iñigo de Vascuña, donde se desvela el escondite del tesoro. Se acomete una expedición a las selvas de Catatumbo, en Venezuela, pero algo sucede en el transcurso de esta decimonónica exploración. Nuestros protagonistas se encuentran con un extraño sujeto de extrañas vestimentas que les atormenta durante las noches, Esta sucesión de hechos da lugar al descubrimiento de un reino perdido en la espesura de la jungla. Esto es lo único que puedo decir para no destripar el contenido del libro. El texto entero está lleno de aventura, acción, misterio, historia, y sobre todo…un secreto oculto entre sus páginas que sólo el muy sagaz sabrá descubrir y que yo no desvelaré. El prólogo corre a cuenta de mi admirada Pilar Pedraza, la reina de las novelas de misterio y terror en este país. 


11. Tu último libro se titula Historias reales del más allá. 100 historias malditas. Cuéntame: ¿Está basado en vivencias personales? ¿Qué fue lo que te llevó a embarcarte en este proyecto? 

  El libro —que ya tiene prácticamente agotada su primera edición—, se inspira en otro libro clásico llamado El libro de los condenados, de Charles Fort. La obra reúne 100 historias diferentes enmarcadas en la denominación de “forteanas” por motivos obvios. Son 100 historias reales que se adentran en el campo de lo extraño, sobrenatural y misterioso, pero dentro de una esfera aún más misteriosa y trascendental. Es decir: lo extraño dentro de lo propiamente extraño. Por ejemplo, la historia de GEF, la mangosta parlanchina que fue estudiada por varios expertos. Lluvias de sangre en la India, Apariciones del diablo en un pueblo francés. La mano gigante que escribió un texto en el cielo, etc. Todas ellas diferentes entre sí y sorprendentes. He incluido también historias de fantasmas, pero sólo las que más llaman la atención. Las fuentes de donde han salido puedo asegurar que son fiables. Algunas de estas historias han sido redactadas en base a testimonios. El libro ha sido un éxito y estamos pensando hacer una segunda edición. 


12. ¿Cuál es el libro que más te ha gustado escribir? 

  El que estoy escribiendo en estos momentos y que espero aparezca en el mercado dentro de un par de años —¿Quizás con Ediciones Vernacci?— Una novela vampírica que hará las delicias de todo buen amante del género. Al menos, esa es mi intención. 


13. Háblanos sobre tus futuros proyectos, participaciones, etc. Todo lo que desees añadir. 

  Pues aparte de este último libro que te cuento, tengo también en marcha la segunda parte de Historias reales del Más Allá. También un proyecto sobre la verdadera historia de películas muy conocidas y que pocos saben que se basan en hechos reales —como por ejemplo Rambo o La cenicienta— y lo más importante, un cortometraje que me trae de cabeza y que espero poder realizar en breve. Amén de un nuevo viaje a las selvas peruanas para reencontrarme con una etnia de la que me quedaron muchas cosas por estudiar y aprender. Tengo también pendiente el recorrido de un río maldito en el que ningún indio o colono experimentado quiere jamás entrar, ya que se dice que está plagado de misterios y de muerte. Durante años he estado recopilando datos de la zona, y ahora toca el momento de visitarla. No obstante, como para todo esto se necesita dinero y la fortuna no parece querer acompañarme, tendré que estar aparcado hasta conseguir financiación. Si alguien que lea esta entrevista está interesado en participar, no tiene más que ponerse en contacto con nosotros. 



MÁS INFO



PONENCIA DE JACQUES FLETCHER: MANUAL DE SUPERVIVENCIA



viernes, 12 de abril de 2019

El completo manual del suicidio (Wataru Tsurumi)





¡Qué ganas teníamos de leer un nuevo artículo de nuestro colaborador José Ángel Conde! Y más cuando nos trae rarezas tan polémicas como esta. Recordad que podéis seguir las últimas novedades de José Ángel en su página de Facebook Josef A. además de en su Web oficial. Ahora os dejamos con este artículo tan interesante como escalofriante...



  
  Existen libros cuya importancia viene dada únicamente por el simple hecho de su existencia, esto sucede cuando la trascendencia e impacto de su contenido e intenciones eclipsan por completo sus propiedades formales o estéticas. Que en 1993 apareciera en Japón un libro titulado El completo manual del suicidio (en el original japonés Kanzen jisatsu manyaru), con el propósito literal de lo que su título anunciaba —es decir, un manual para suicidarse—, supuso inmediatamente y como no podía ser de otra forma, una auténtica convulsión social seguida de una polémica sin precedentes en suelo nipón. El contexto donde se enmarca la aparición de El completo manual del suicidio —el surgimiento en el Japón contemporáneo de toda una subcultura del suicidio juvenil— y su supuesta ambigüedad formal hacen realmente complicado explicar si tal obra se origina con la intención de aportar una nueva dimensión al problema o simplemente para extraer rentabilidad del mismo. Tampoco es posible averiguar si, en uno u otro caso, su intención es universal o meramente localista. No se explica su enorme éxito, ya que se transformó en un auténtico best seller a nivel nacional, que ha vendido más de un millón de ejemplares. Obviamente, se trata de una repercusión peligrosa para el prestigio de cualquier autor al tratarse de un tema extremadamente delicado que ha provocado fisuras en el inconsciente de toda una nación. El estudio y lectura de la propia obra física no ayudaría en principio demasiado a clarificar sus intenciones. Editada tan sólo en japonés y en chino —con ediciones descatalogadas en inglés y otros idiomas según algunos foros—, intentar realizar una reseña mínimamente efectiva del manual se torna un auténtico trabajo de investigación, agravado por el hecho de la escasa y reduplicada información que existe en la red, muchas veces totalmente arbitraria y la mayoría muy poco contrastada. Todo ello parece dotar a El completo manual del suicidio de un aura de inaccesibilidad y marginalidad (al menos para el lector/investigador occidental) que quizá tenga más que ver con nuestros prejuicios y expectativas que con lo que en realidad supone. El objetivo final de este artículo, en honor a la verdad, más que emitir juicios de opinión, es el de recopilar brevemente todos los gajos de información dispersos en este orden: sobre el contexto en que aparece, sobre el texto en sí y sobre el aspecto que considero más revelador de todos: el relativo a las opiniones del autor detrás de su escritura.


Wataru Tsurumi


La subcultura del suicidio 


  «No hay nada malo en el suicidio... Siempre ha formado parte de nuestra cultura», afirma su autor Wataru Tsurumi, figura que no ha dejado de ser incómoda desde la aparición de su libro clave. En la actualidad volcado hacia un activismo que incluye la lucha antinuclear y la defensa de la agricultura de subsistencia, autor de estudios como Postcapitalism declaration. Este graduado en sociología y antiguo editor periodístico siempre ha mantenido una actitud muy crítica frente al capitalismo y un afán permanente por remover conciencias, que muchos vinculan con una intención oportunista o, simplemente, sensacionalista. Según el propio Tsurumi, que nunca ha expresado ningún tipo de arrepentimiento por ello, una de sus intenciones al publicar un detallado manual para matarse a uno mismo era la de crear de una vez por todas un debate público sobre un tema que él considera tabú para la sociedad de su país, pese a que es cierto que siempre ha formado parte de la peculiar idiosincrasia nipona. Sin embargo es necesario distinguir la diferente dimensión que posee el acto del suicidio en las culturas orientales, como ya hiciera Emile Durkheim allá por 1897 en su obra El suicidio, donde señala que, mientras que en occidente se considera una acción realizada contra la propia persona, entendida ésta como ente individual y único, en oriente se comete una suerte de “suicidio altruista”, ya que la persona está totalmente vinculada al sentimiento colectivo de la comunidad. De ahí que a lo largo de la historia de Japón el quitarse la vida siempre ha sido consecuencia de una “cultura de la vergüenza”, en la que acabar con la propia existencia se consideraba una acción moral responsable, encaminada a lavar el honor perdido tras la comisión de una falta. Esto ha sido así sobre todo en el ámbito militar, en el que el suicidio ha sido incluso ritualizado a través por ejemplo de la celebérrima redención final del harakiri cuando no ha formado parte de la propia táctica de combate, tal es el caso de kamikazes y kaiten en la Segunda Guerra Mundial; pero también está ciertamente arraigado en la sociedad civil, donde son célebres los “pactos suicidas” (shinjuu) entre amantes, uno de los temas capitales tanto del drama lírico Noh como del bunraku o teatro de marionetas. 

  A pesar de todos estos antecedentes culturales, lo cierto es que en los últimos años Japón ha experimentado cómo el suicidio ha llegado a convertirse en uno sus más dramáticos y desasosegantes problemas, motivando una más que justificada alarma social tanto por las enormes cifras de afectados como por la dificultad a la hora de aplicar soluciones efectivas. El hecho es que hasta 2011 el gigante asiático alcanzó una cota de suicidios superior a los 30.000 fallecidos durante 11 años consecutivos, alcanzando su techo histórico en el 2003 con 34.427. Aunque dicha tasa se ha visto ligeramente reducida en los últimos años, lo cierto es que Japón se sigue encontrando entre los 10 países del mundo en los que se cometen mayor número de suicidios
.


  Numerosos son los motivos que se han esgrimido, entre ellos los económicos a raíz de la crisis mundial de 2009, pero el componente verdaderamente traumático y diferencial es que se ha convertido en la principal causa de muerte de los jóvenes entre 20 y 30 años, en un país en el que el índice de natalidad se ha reducido a niveles alarmantes y en el que siempre ha existido una enorme competencia social. Esto se ha agudizado aún más por la creciente inseguridad del mercado laboral y la falta de expectativas de ascenso social propias de la recesión, pero también hay que tener en cuenta que, a pesar de su poderío tecnológico, la sociedad nipona es aún fuertemente homogénea y tradicional, predominando estructuras de presión jerárquica que fomentan la meritocracia y la competencia, no sólo en el mundo del trabajo, sino también en la escuela y en la familia. Quizá ese fuerte contraste entre ultramodernidad hi-tech y milenarias tradiciones sociales sea el factor esencial en un proceso de alienación juvenil que parece ser más bien de alcance global, con especiales consecuencias en las economías emergentes del extremo oriente. En el caso de Japón es representativa la figura de los hikikomori, término que en japonés equivale a “inhibición”, “reclusión” o “aislamiento”, y con el que se define a esos jóvenes aislados y encerrados en sus cuartos cuyo único contacto social se realiza a través de la tecnología, más principalmente internet. Precisamente la red ha sido utilizada para establecer una macabra moda de nuevos “pactos suicidas” o netto shinjuu entre los interesados en acabar con su vida, personas que normalmente no tienen ninguna relación entre sí pero que deciden reunirse con el propósito de aniquilar su existencia conjuntamente, un fenómeno que muchos psicólogos explican por el proceso de proyección e identificación que se produce entre personas con el mismo objetivo, aún mayor cuando entre éstas no existe ningún tipo de lazo afectivo o experiencias compartidas, un anonimato que en última instancia ayudaría a los participantes a llevar a cabo tan drástica decisión. Bastante sonados fueron también los casos de suicidios que varios jóvenes transmitieron en directo a través de plataformas de stream de internet.





Autoayuda en negativo

  Aun así lo cierto es que el número de suicidios aumentó después de la publicación del manual, lo que muchos le han achacado debido a lo gráfico y científico de los métodos de aniquilación explicados, incrementando la efectividad a la hora de aplicarlos, y también al hecho de que junto a muchos cadáveres se han encontrado copias del libro. Frente a todos los ataques su autor se ha mantenido siempre firme: «Si alguien se quiere matar, lo acabará haciendo porque esa es su intención al fin y al cabo» y con actitud decidida hace gala de su intención de generar un gran debate social sobre el problema: «Las autoridades me culpan porque son incapaces de responsabilizarse de los problemas económicos, políticos y sociales que son la verdadera causa de los suicidios».

  Lo que en realidad es El completo manual del suicidio es literalmente un detallado y explícito manual de 198 páginas para la correcta ejecución del suicidio, dividido en once áreas temáticas o modalidades concretas, entre las que se encuentran sobredosis, ahorcamiento, ahogamiento, auto-defenestración, envenenamiento por monóxido de carbono, inanición, arenas movedizas, seppuku, e incluso ataque de osos. Cada sección incluye ilustraciones demostrativas a modo de dibujos de libro de texto de anatomía y una tabla en la que se puntúan con una escala de uno a cinco calaveras, siendo cinco el máximo, seis conceptos diferentes: dolor, preparación, fealdad, incomodidad para otros, impacto y letalidad. Al final de cada sección se incluyen también estudios sobre casos de suicidios fracasados, como forma de llamar la atención sobre lo que no se debe hacer. En muchos artículos tendenciosos se llega a decir que también incluye sanguinarios fragmentos de cómic al estilo manga, pero lo cierto es que tan sólo se limita a dibujos esquemáticos explicativos para reforzar lo escrito. También incluye algunas fotos reales y mapas, como el que acompaña a una especie de guía para acceder al bosque de Aokigahara —Mar de árboles—, situado al pie del monte Fuji y uno de los lugares favoritos de los suicidas japoneses, que el libro define como el perfecto lugar para morir. Dicha mini-guía se completa también con una lista de hoteles de la zona.


Cuerpos encontrados en Aokigahara


  Como en todo manual el tono es todo lo aséptico que puede corresponder a una descripción meramente científica de consejos prácticos para llevar a cabo cada una de las formas de autoasesinato. He aquí un par de ejemplos:



AHOGAMIENTO 

  Basta tener agua, el método se puede llevar a cualquier lugar. Sin embargo, el sufrimiento es similar a la asfixia y el cadáver queda horrible. Viéndolo desde una perspectiva más amplia, no es el mejor de los métodos de suicidio. 




AUTO-COMBUSTIÓN VOLUNTARIA 

  El método que tiene más impacto en otras personas. Se resume con sólo esto: impactante para otros. Cabe la posibilidad de que tu nombre quede grabado en la historia. Sin embargo, el dolor es extremo y el cadáver queda horrible. 


  Mención especial merece el capítulo que habla sobre cómo cortarse las venas correctamente. 

  Esta frialdad científica es por sí sola parte del gran impacto que conlleva el libro, pues en principio presupone que no se realiza ningún juicio moral sobre el hecho del suicidio, pero es necesario disentir en esta apreciación por dos simples razones. La primera es que el hecho de que exista un afán descriptivo significa ya que el autor se posiciona sobre el suicidio al avisar sobre los efectos de cada una de sus modalidades, por lo tanto acepta que éste se produzca y no lo censura de ninguna manera. De hecho es el propio Wataru Tsurumi el que así lo explica: «La razón por la que describí cada método con tanto detalle fue ayudar a personas que sufren a buscar otras soluciones o al menos a evitar el sufrimiento implícito en la elección del suicidio». La segunda razón la encontramos en el prefacio del propio manual, donde quedan reflejadas las auténticas opiniones del autor, que se verán reforzadas en entrevistas posteriores y en el libro que editará a raíz del éxito del primero: Nuestro completo manual del suicidio, un intento de reflejar el debate suscitado recogiendo las numerosísimas cartas recibidas por el autor opinando sobre su obra.





Catarsis posmoderna y un ladrillo más en el muro

  Tan sólo el texto que precede al cuerpo del manual es más que suficiente para desmontar todas las falacias emitidas en torno a una falta de posicionamiento del autor con respecto a la necesidad del suicido. Puede que no nos encontremos ante una directa apología del mismo pero, sin lugar a dudas, es un auténtico ejercicio de empatía hacia los sentimientos que pueden conducir a él.

   Wataru Tsurumi ilustra así en tan sólo unas líneas, con una sencillez y contundencia casi líricas —como si su prólogo fuera el haiku de un ensayo más extenso que aún no ha llegado a escribir—, el camino hacia el suicidio como un proceso de auténtica pérdida progresiva de objetivos y valores. Los mismos títulos de los epígrafes que lo componen (Otro ladrillo en el muro, La naranja mecánica) hacen referencia a iconos de la cultura posmoderna, ya que en ellos se desarrolla una especie de escatología o catarsis que desemboca en lo que él considera el punto culminante de la organización humana contemporánea. 

  Tsurumi parte de la experiencia de su generación, la de los 80, donde la progresiva anestesia de los diferentes impulsos de cambio implícita en el estado del bienestar convivía con la amenaza física del conflicto nuclear propio de los últimos momentos de la Guerra Fría, conflicto que es vivido como una liberación del tedio que supondría la consolidación del modelo de progreso y desarrollo de occidente, quizá un trasunto de ese discutido “Fin de la Historia” enarbolado por Fukuyama: «Si queremos más emoción, si de verdad queremos que el mundo se acabe, tenemos que hacer algo». Pero dicha liberación no llega y el nuevo destino a afrontar es luchar contra el tedio de la vida ordinaria, que Tsurumi apostillará citando precisamente al escritor japonés que buscó sublimar con su suicidio un acto de honor y belleza con el que justificar su propia existencia, Yukio Mishima, en su novela autobiográfica Confesiones de una máscara: «la vida ordinaria es incluso más horrible que la guerra». 




  Sin embargo estamos ante un combate estéril, en el que los resultados o los posibles premios son constantemente atrasados hasta el punto de nunca presentarse: «Sí, la clave es “repetidamente” y “a paso lento”. Los acontecimientos sustanciales continúan surgiendo repetidamente y a paso lento. Este es el primer elemento que lleva al suicidio». Seguidamente llega un proceso de asimilación del hecho de que la vida en realidad carece de importancia, ilustrado mediante el caso de las hermanas de Toyoma en 1978, las cuales aparentemente decidieron quitarse la vida siguiendo las azarosas combinaciones de un juego infantil elaborado por ellas mismas. La conclusión es contundente: el aparato del sistema establecido como sociedad, seguirá funcionando de manera impertérrita si una vida desaparece, vida que no será más que “otro ladrillo en el muro” prontamente reemplazado. Una vez llegados a este punto, cualquier intento de continuar nuestras vidas es vano, porque aceptar lo ínfimo de la existencia hace que nos volvamos definitivamente insensibles arrastrados por la deriva de la rutina impuesta, tanto que según Tsurumi se hace difícil discernir si estamos vivos o muertos. Todo se resume en una inercia que aliena por completo al individuo. La mayoría elegirá seguir, pero los caminos están perfectamente establecidos para todos por igual (estudios, matrimonio, trabajo) sin posibilidad de escape o de elección: «Si ese es el caso, vivir y la vida ordinaria no tienen sentido. Vivís como los pollos en la granja, destinados a ser consumidos en el futuro». Los mantras que se suelen utilizar para convencer al suicida de que tome la decisión contraria son los siguientes: «todo puede cambiar», o «harás sufrir a tus seres queridos», mantras que no tienen el más mínimo efecto o sentido cuando su vida ya no se siente como tal. Entonces llega el momento de la crucial decisión. Tsurumi concluye su obra señalando la importancia del respeto de la capacidad de elección, hecho diferenciador de la condición humana:

  «Sí, puedes cometer suicidio. Si sientes malestar, resentimiento o incluso dolor en tu vida diaria, en la escuela o en el trabajo, puedes dar un paso a través de esa delgada línea hacia la muerte. Nadie puede detenerte».


viernes, 5 de abril de 2019

Nariz asesina







      
  ¡Viernes de microrrelato! Recibimos con sumo gusto a nuestro amigo Samir Karimo, autor y traductor que nos trae esta historia perteneciente a su libro Okulto. Si queréis conocer todas lo novedades y noticias acerca del autor, recordad que podéis hacerlo a través de las páginas de facebook Okulto y Sobrenatural.


      
      

   Aunque parece un verdadero relato "gogoliano" y existen quienes afirman que es la continuación de las sagas de Major Kovaliov y de la nariz, debo decir que cualquier referencia a dicha obra es pura coincidencia. 

Samir Karimo





   En este mundo artificial, donde todos los seres humanos están inalámbricamente conectados, tenemos acceso a todo. Podemos comprar, vender, fotocopiar e imprimir cualquier cosa. El otro día fui a una de aquellas tiendas de "conveniencia" y vi que vendían narices artificiales postizas para quienes no están a gusto con sus rasgos. Hace años que las chicas utilizan silicona para rellenar sus pechos, ahora los hombres pueden utilizar narices artificiales con el fin de captar mejor la esencia femenina.

  Animado por esta nueva tendencia decidí patentar un curioso invento: la máquina captadora de estornudos, capaz de aprovechar el moco humano y "energizarlo". Tuve éxito, pero las cosas no fueron tan bien como yo hubiese querido. Cierta noche descubrí que mi nariz había pertenecido a un famoso asesino del Londres victoriano... Cuando duermo sale de mi cuerpo y, como se trata de un implante, no me doy ni cuenta. Inhala a sus víctimas. Los vellos nasales se han transformado en unos tentáculos llamados MOCOSITUS. Pero no solo eso, sino que tiene un aliado. Sí, sí, tal cual lo escucháis. Pretende conquistar el mundo con la ayuda de la bufanda de Jack el Destripador. Incluso he llegado a descubrir que esta bufanda tiene restos sanguíneos de Jack y, gracias a la tecnología, logra ponerse en contacto y seducir víctimas para el malvado implante. La bufanda actúa también como un portal interdimensional, es capaz de crear hologramas de hasta cinco dimensiones e incluso tiene gps para orientarse a través de mundos alternativos … ¿Qué puedo hacer?Voy a morir........



OBRAS DE SAMIR KARIMO