Título original: Aaron’s blood
Nacionalidad: USA | Año: 2016
Director: Tommy Stovall
Guion: Tommy Stovall
Intérpretes: James Martinez, Trevor Stovall, Michael Chieffo
Hace poco escribí acerca de The Transfiguration, una película indie que denotaba un enorme talento detrás de las cámaras pero que demostraba tener muy poquitas agallas a la hora de arriesgar con el guión. Lo curioso del asunto es que Aaron’s Blood representa todo lo contrario: estamos ante una película mucho más austera y limitada tras las cámaras, con un menor reparto y bastante sobreactuado, pero con una historia estupendamente narrada y plagada de guiños y relecturas, que consigue atrapar y transmitir cierta frescura aunque en realidad no nos encontremos ante nada nuevo.
Son las películas como Aaron’s Blood las que hacen que no pierda mi fe en el cine actual. Sin duda es la gran sorpresa de la temporada. Su ritmo embaucador demuestra que mientras la historia sea lo suficientemente efectiva, la importancia de lo demás es relativa. Por supuesto que se notan deficiencias, hay determinados momentos de CGI bastante mal realizados, que tampoco llegan a aportar nada en absoluto. Salvo un par de instantes, que con un mayor presupuesto podrían haber sido especialmente destacables, el resto es puro efectismo barato, innecesario y simple; un derroche de piromanía para recordarnos que existe el fuego, pero nada más.
Pero como ya he señalado, lo realmente portentoso de Aaron’s Blood es su narrativa, eficaz, muy directa, y de ritmo vertiginoso. La duración de la cinta es escueta, lo que ayuda también a que el material pueda ser digerido con facilidad, y el actor principal, James Martínez, realiza un trabajo más que contundente que transmite todo el dramatismo que va precisando esta “nueva” historia de vampiros. Por desgracia no podemos decir lo mismo del debutante Trevor Stovall, hijo del director (¡Viva el nepotismo!), e incapaz de transmitir una sola emoción durante los ochenta minutos que dura la película.
Podemos decir que el título cumple sobradamente con todos los requisitos que buscamos los aficionados, y que suele ser objeto de duras críticas: originalidad, duración y ritmo. Resulta sorprendente que una película como esta, que cumple de forma más que plausible con todo lo que hemos mencionado, haya pasado sin pena ni gloria. Quizá no aporte gran cosa a la causa, pero es inteligente, y eso, en estos tiempos que corren, ya es mucho. Por mi parte os invito a que le dediquéis un par de minutos y comprobéis por vosotros mismos cómo os atrapa. Altamente recomendable.
A favor:
-Buen entretenimiento, ritmo perfecto
-Giro de guión inteligente
-Protagónico destacable, muy espontáneo
En contra:
-FX cutres, donde los haya.
-Trevor Stovall, se carga el encanto de la película en parte.
7/10
Fdo: Redrum
Como bien dices «Aaron’s blood» ha pasado muy desapercibida, yo mismo por falta de tiempo todavía no la he visto, pero gracias a tu crítica voy a darle una oportunidad. El tema de los efectos digitales es una auténtica pena, y más en este tipo de películas de bajo presupuesto, que de por sí ya tienen actores amateur, los efectos por computadora no les hace ningún bien. Esperemos que la industria del cine vuelva a los viejos tiempos, donde los efectos eran totalmente artesanales y la sangre (aunque falsa) parecía mucho más real.
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