domingo, 30 de octubre de 2022

Nazis en Mar del Sud

 



¡Ya tenéis disponible la nueva entrada semanal! David López Cabia nos habla nos habla de la investigación llevada a cabo por Laureano Clavero, Julio Mutti y el periodista Facundo Di Genova. Esta interesante entrada, es un magnífico entrante para lo que os traeré la próxima semana...



A primera vista, Mar del Sud es un pueblo apacible, remoto, donde nunca ocurría nada. Sin embargo, ¿quién iba a decir que la pequeña localidad argentina iba a ser puerta de entrada y refugio de nazis fugados de Europa? Gracias al incansable trabajo del cineasta e investigador Laureano Clavero, arrojaremos luz sobre este gran enigma.

    Todo comenzó la noche del 10 de junio de 1945. Por aquel entonces, el Tercer Reich ya había sido derrotado y, misteriosamente, el submarino alemán U-570 salió a la superficie frente a las costas argentinas. Dos días después, el también sumergible alemán U-977 emergió a la superficie. Los comandantes de ambos submarinos terminaron entregándose a las autoridades argentinas en la localidad de Mar del Plata.

    Pero, ¿qué hacían los temibles submarinos germanos merodeando tan lejos de su patria cuando Alemania ya había perdido la Segunda Guerra Mundial?

    Otto Wermouth y Heinz Schäffer, los oficiales de la Kriegsmarine que comandaban el U-570 y el U-977, negaron haber desembarcado a nazis en territorio argentino. Pero los periódicos, los testigos y la documentación disponible evidenciaba una realidad muy distinta. Un claro ejemplo es el testimonio de Osvaldo Aramendi, que afirma haber visto cómo, en julio de 1945, un submarino alemán emergía cerca del pequeño pueblo de Mar del Sud.


Otto Wermouth


Heinz Schäffer

 
    No era la primera vez que los agentes alemanes ponían pie en las playas de Mar del Sud. Ya en 1943 los espías alemanes Wilhelm Seidlitz y Friedrich Wolff llegaron a Argentina y descubrieron en Mar del Sud la clase de enclave apartado que buscaban, la puerta perfecta para la entrada de nuevos agentes nazis.

    Ambos agentes se pusieron en contacto con el empresario de ascendencia alemana Karl Gustav Eickenberg, cuyas propiedades en Mar del Sud servirían como escondrijo para los alemanes que desembarcasen en Argentina.

    De hecho, durante el invierno austral de 1945, el ciudadano argentino Justo Rodolfo Charra recordó haber visto cómo grupos de hombres salían de los submarinos para subir a bordo de los botes y echar a correr al llegar a las arenas de las playas de Mar del Sud. No solo eso, sino que también vio cómo los fugitivos se ocultaban en las propiedades del mismísimo Eickenberg.

    Pese a que era más que evidente la presencia de los nazis en Mar del Sud era más que evidente, se ordenó a los campesinos que llevaban alimentos a las propiedades de Eickenberg que mantuvieran en secreto la presencia de los misteriosos huéspedes alemanes.

    Mucho tiempo después de la llegada de los alemanes a Mar del Sud, la hija de Eickenberg fue preguntada por los desembarcos de nazis huidos de Europa. Inngeborg, la hija mayor de Eickenberg, cargó la culpa sobre alguien a quien conocían como “el piernas” debido a las prótesis que utilizaba. Ingeborg añadió que “el piernas” acusó a Eickenberg de refugiar a nazis, circunstancia por la que fue condenado a un año de cárcel.

    Más allá de los desembarcos clandestinos de nazis en Mar del Sud, el pequeño pueblo también fue lugar de residencia de un destacado jerarca nacionalsocialista.

   Todo comenzó mientras estaban realizando reformas en una apartada casa de Mar del Sud. El albañil se percató de que su taladró no le permitía perforar la superficie. Bajo el suelo halló una lápida con dos nombres alemanes Clara Probst y Richard Schmidt.


Registros del partido nazi argentino en los que figura Richard Schmidt



    Pero había más piezas de aquel inquietante rompecabezas, pues bajo el salón fueron descubiertos desgastados libros en lengua alemana. No cabía duda de que aquellas evidencias habían sido escondidas a conciencia por algún oscuro motivo.

    Fue así como Laureano Clavero decidió seguir indagando. En su investigación contó con la inestimable colaboración de Julio Mutti, quien conoce en profundidad la historia de los nazis fugados a Argentina. Así pues, Mutti se zambulló en archivos y documentos. Fue entonces cuando hallaron el nombre de Richard Schmidt en los registros del Partido Nacionalsocialista argentino.

    Schmidt era mucho más que un simple militante, pues llegó a ser el número dos de las finanzas del Partido Nazi argentino. Más aún, su nombre también figuraba en la documentación de la Sociedad Alemana de Gimnasia, una organización con estrecha relación con el nazismo.

    Laureano Clavero prosiguió atando cabos y solicitó las escrituras de propiedad de la vivienda en la que se encontró la lápida. Uno de los anteriores propietarios era Juan Jorge Leopoldo Augusto Erico Erdmann, militante del sindicato nazi DAF.






Más pruebas fueron halladas, pues dieron con numerosas fotografías de los 60 y de los 70 de los propietarios alemanes. Tras examinar los documentos relacionados con Schmidt, dos nombres llamaron la atención de Julio Mutti: Max Ratlaff y Karl Ratlaff. Ambos habían sido los primeros nazis en llegar a Sudamérica y en difundir la ideología nazi en el continente.

    Desde luego, la investigación sobre la lápida hallada en la apartada casa de Mar del Sud no termina ahí y Laureano Clavero, Julio Mutti y el periodista Facundo Di Genova aún deben ensamblar las piezas de este complejo y enigmático rompecabezas.







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