Imagen sujeta a derechos de autor |
¡Seguimos con nuestra ronda de relatos splatterpunk! Y en esta ocasión tenemos un invitado que no necesita presentación: Samir Karimo, colaborador habitual y autor de las antologías Sobrenatural y Okulto, amén de otras publicaciones. Podéis seguir su contenido en sus páginas de facebook Okulto y Sobrenatural. Podréis leer Valquiria en dos partes. Recordad que al final de esta entrada tenéis la opción de, si os gusta, votar este relato ;)
Un día mientras paseaba por la calle, me topé con un cartel muy interesante: «Se vende casa con tres pisos, cuatro baños, dos cocheras y tres dormitorios. Teléfono 666666666».
Me sentí tentado por la oferta, tanto que contacté con su misterioso propietario y le firmé un cheque por el inmueble. ¡No siempre se encuentran ofertas como esta! Además, ya era hora de que me independizase.
Una vez el inmueble fue mío, contraté a una empresa constructora para que remodelase mi futuro hogar. Me apetecía cambiar la estructura del edificio y la reparación de desperfectos era urgente. Además de darle un buen lavado de cara, cambié totalmente la decoración, acorde con mis gustos. Los trabajos de remodelación duraron dos meses tras los cuales me instalé por fin en la mansión.
Describiré cómo era mi nuevo hogar: En el jardín coloqué unas estatuas parecidas a las que podemos observar en el palacio de Versalles; en el segundo piso colgué unos cuadros originarios de la India además de colocar unas estatuillas de Buda y Pitágoras. En el tercer y último piso podían verse unas pinturas de Van Goce, el hermano de Van Gogh y unos lienzos muy raros de Pica Eso, padre de Picasso.
Recuerdo que una noche mientras dormía escuché un ruido que me alarmó, como si algún objeto se hubiese hecho añicos. Me puse las zapatillas de estar por casa y fui a averiguar qué pasaba. No encontré nada y volví a la cama. A los diez minutos noté que me habían destapado, ¿cómo podía ser eso? Volví a dormir hasta que, de repente, me despertó la voz ponzoñosa de una mujer afligida: ¿de dónde salió esta tía?, pensé yo.
―¿Quién eres tú?
―Soy la estatua de tus sueños…
En efecto, se parecía a la estatua de Venus que había colocado en el mausoleo familiar.
―Sí, pero, ¿qué quieres de mí?
―¡Quiero poseerte!
La idea me horrorizó y sufrí el castigo de ser convertido en una estatua.
Eso fue lo que creí al principio, pero realmente me estaba transformando en un rígido cadáver. Mis manos morenas se volvieron azules y pude sentir cómo la sangre se coagulaba en mis venas. Estaba totalmente petrificado, no lograba mover ni un sólo músculo. Sólo mi vista había escapado al terrible hechizo.
El demonio femenino se asemejaba a Diana y sonreía dejándome ver su insidia y sed de sangre. Iba vestida con un sujetador de cuero rojo y un catsuit negro. No era ni pelirroja ni rubia, podría definirla como una curiosa mezcla entre las mujeres orientales descritas en los cuentos de hadas y las hermosas damas nórdicas.
Dentro de mí se libró una terrible lucha entre mi alma y aquel fatal sortilegio. Ambas partes asumían distintos papeles en esta cábala: poseídos y poseedores. No sabía a qué atenerme.
Mientras se daba esta lucha interior, recordé el consejo que me dio mi padre la primera vez que me acompañó de compras y vio la estatua:
―No te la compres.
Pensé que lo que me estaba ocurriendo era culpa de mi obcecación, a pesar de los consejos.
Escuché a lo lejos unos gemidos y unos gritos desesperados. Detrás llegó el sonido de unas cadenas que se arrastraban.
―¿Quiénes son? ―pregunté
Sí, amigos míos, aunque parezca incongruente podía mover la boca...
―¡Son mis esclavos! ―,dijo con arrogancia....
Con horror, pude ver desde donde estaba que esas criaturas de aspecto pretendidamente humano no tenían ojos y lucían un profundo agujero en el pecho, a la altura del corazón.
La diabólica Diana se cambió de ropa y apareció de nuevo ante mis ojos vestida con una túnica griega. Llevaba una diadema de diamantes y portaba un largo estilete y una correa afiladora. Recordé la imagen de las criaturas con el pecho agujereado y sentí terror.
¿Me hará lo mismo que a ellos?, pensé.
Me pareció escuchar la voz de mi alma:
―No sé si lograré vencer este hechizo. Está destruyéndome completamente.
―¡Qué quieres que haga yo! ― le contesté
―Mira, tengo una idea. Sabes que sobre mí está el Aura. Intentaré arrojarla fuera del cuerpo y le pediré que vaya a buscar ayuda. Mientras lo logra, continuaremos con nuestra lucha.
―¡De acuerdo!
Noté un olor agradable: ¿qué podrá ser, tal vez mi merienda?, pensé con ironía.
―Espero que te guste el aroma de mi sopa, hecha de ojos y corazones ―, me dijo aquel pérfido demonio―, después me untaré el cuerpo con grasa humana.
¿Por qué habría de untarse el cuerpo con grasa?, ¿Sería verdad que esa noche perdería los ojos y el corazón? No quería creerlo, pero sabía que sucedería.
―¿Eres necio o no has comprendido que me estoy ungiendo para empezar tu sacrificio. Por qué sino iba a embrujarte?
Al escuchar estas palabras me dio un patatús y sentí que el corazón se me paraba.
Me dijo con socarronería:
―Me has ahorrado tiempo. Ahora sólo me quedan tus ojos....
Finalmente, el embrujo venció a mi alma y, literalmente, se la tragó:
―Perdí una batalla, pero no la guerra.
La bruja preparaba el altar:
―Te mataré aquí, sobre esta encimera llena de ojos, riñones de cerdo, sesos y otras cosas que no puedes imaginarte. Regaré todo con limón y agua.
No podía hacer nada. Todo quedaba en manos de mi aura.
Finalmente me sacó los ojos con el estilete y mis cuencas quedaron vacías.
La escuché recitar unos extraños salmos y luego empezó la ablución. Mi alma ya no formaba parte de mi cuerpo, me sentía huérfano. ¡Cómo podría ser que mi esencia fuese defenestrada por esa mujer! Además, me considero un ser humano que se preocupa por el prójimo, jamás hice mal alguno.
Por cierto, todavía no conocía su misteriosa identidad:
―¿Quién eres?
―Soy todo lo que conoces. Para vivir necesito absorber el terror de los hombres. Y no estoy sola....
Me sentía indefenso y estaba completamente ciego. Escuché el ruido de lo que parecía una licuadora y un murmullo gelatinoso. Comprendí que el pérfido súcubo estaba preparando un repugnante batido con mis globos oculares y el resto de viscosas viandas.
Oí como apuraba la repugnante mezcla y, de repente, experimenté la sensación más extraña que he tenido en mi vida. Me había transmutado en el interior del cuerpo de esa cosa.
Ahora formaba parte de su ser gracias a que le había entregado mis ojos y mi corazón. Contacté con otras almas que fueron víctimas del hechizo. Sin embargo, seguíamos sin saber quién era. Ninguna de ellas conocía el origen de aquella bruja impía ni su motivación.
Mientras tanto, mi aura intentaba buscar un cuerpo donde habitar, de lo contrario la historia terminaría para siempre. Vagó incansable hasta que se encontró con un sepulturero que daba santo entierro al cuerpo de un joven. Se le acercó y este, asustado, le preguntó:
―¿Qué quieres de mí?
―Tu cuerpo.
―¿Mi cuerpo, por quién me tomas?
Entonces mi aura le explicó el motivo de su petición.
―Es que mi amo murió a manos de una mujer loca…
―Vale. Pero no perderé mi identidad ni mi libertad.
¡Por fin mi aura tenía un cuerpo!
Mientras tanto yo seguía en el cuerpo de Lestrigona, así la bauticé.Tras vagar por aquellos interminables espacios viscosos y fétidos, llegué al cerebro y comprobé que su memoria era confusa. Después de varios fogonazos de recuerdos inconexos, descubrí algo asombroso: un portal hacia otra realidad protegido por un carcelero. Me abalancé sobre él y lo reduje. Se escuchó un grito, y deduje que la mujer recipiente esta experimentando una jaqueca temporal.
Una vez crucé el portal, comprobé que existía una colonia entera de brujas que parecían reproducirse por arte de magia. Eran antropófagas, y las identifiqué como descendientes de las Iblisias, valquirias demoníacas.
No pude averiguar nada más, porque el guardia que creí muerto había resucitado y logró reducirme.
Pero, ¿por qué esas criaturas fagocitaban ojos, corazones y almas?
Debido a su hermoso aspecto creí encontrar una explicación lógica: esta "dieta" les permitía rejuvenecer y mantener su engañoso y bello físico.
Sentí de repente una nostalgia tremenda al verme indefenso y me concentré. Logré contactar con mi familia.
―¡Papi, mami!
―¿Quién nos llama?
―¡Soy yo! o ya no lográis reconocer a vuestro hijo.
―No podemos verte...
―¡Papi, es que estoy dentro de un cuerpo! Me ha ocurrido algo sobrenatural. Una mujer...
―Te he dicho que no seas calavera...
―Nunca fui calavera...
―¿Y esa mujer de la que hablas?
―Era una broma...
―Bueno, sigue con tu relato.
―Una mujer me comió el corazón, los ojos y el alma. La única que se salvó fue mi aura y ocupó el cuerpo de un sepulturero. ¿Recordáis cuando decidí vivir solo? ¡Por qué nos os escucharía! El día que quise ser independiente me ocurrió esto.
―Pero dinos, ¿quién es esa chica?
Y les respondí que aún no sabía quién era.
―No te preocupes. Iremos a Xamane, un amigo nuestro sabe de estas cosas.
Prepararon el equipaje y se fueron.
El viaje fue muy fatigoso. Menos mal que cogieron el transporte de moda, llamado transpormorfo. Se trata de un tipo de transporte que se transforma a gusto del usuario.
Una vez llegados al PULMÓN DEL MUNDO cogieron un taxi que les llevó a casa del mago. Durante el camino se toparon con anacondas, microaligátores apirãnados y cabezas rodando.
Mis padres le tendieron la mano a su amigo. Este les preguntó qué hacían en aquél lugar tan inhóspito y ellos le contaron lo sucedido.
―Aunque parezcan humanas, esas mujeres son unas criaturas enviadas por el DEMONIO para provocar DESEO y TERROR. Habitan en una región terrible llamada RAGNAROK, rodeada por una nube plomiza en el centro de nuestro planeta. Bueno, no en el centro exactamente, sino a cincuenta kilómetros.
―Sí, pero ¿cómo podremos llegar ahí?
―Primero deben tomar esta bebida y crearan un campo energético que perdurará tres días.Tienen tres días a partir de hoy hasta recuperar a su hijo.
―Sí, pero, ¿qué podemos hacer para liberarlo?
―Deberán decapitar a tres de esos seres demoníacos y extraerles el cerebro para preparar un ungüento. No deben olvidar tomar esta pócima que les convertirá en Iblisias. Se fiarán de ustedes.
Tomaron la bebida y se sintieron fuertes.
―Sólo una cosa, ustedes se convertirán en esas cosas cuando entren en su territorio. Pero antes, deben ir a visitar a algunos amigos míos que pueden ayudarles.
Primero viajaron a Ayudadivinal a encontrarse con Tótem. Era una ciudad muy bella. Estaba rodeada por una muralla dorada y respandeciente. Las casas habían sido construídas bajo una cúpula de cristal que les permitía protegerse contra la contaminación existente en nuestro mundo. Las calles estaban hechas de hielo. No existía la pobreza ni la riqueza, todos los ciudadanos eran iguales.
Se dirigieron al Palacio Totemesko para hablar con el rey Tótem. Le dijeron que venían de parte de Xamane y se alegró.
―Los amigos de mi amigo son también mis amigos. Pero díganme, ¿qué desean?
―Es que nuestro hijo está atrapado en el interior de un cuerpo que no le pertenece…
―Comprendo. Es obra de esas malditas arpías que viven cerca del centro de nuestro planeta.
―Sí, el señor Don Xamane nos dijo que poseía algo que nos ayudaría a derrotarlas mejor.
―Por supuesto. He aquí la minicucharrracuchillaeléctrica, que les permitirá descabezarlas…
Tras cenar en el palacio, descansaron un poco.
Mientras tanto yo añoraba aquellos tiempos en los que era un niño sin preocupaciones.
Dos horas después mis padres se despertaron y continuaron el viaje.
La próxima parada era Dioéxiste, situada a trescientos kilómetros de la antigua Atlántida.
Fueron en aerostato hacia el palacio ministerial y la reina GUAPETAS accedió a recibirles. Tras un breve diálogo les dio un taladro para que pudieran perforar la costra terrestre.
Esta reina era distinta a las demás, muy amada por su marido y sus tres hijos. El mayor se llamaba Atlas, el más joven Poseidón y su única hija Selena.
La familia ofreció a mis padres una gran cena formada por jabalíes cocidos, pollos asados, huevos fritos y demás viandas.
Por fin llegaron a su último destino: VADE RETRO, ciudad localizada entre los Pirineos y Roncesvalles. Se llamaba así porque estaba bañada por un río tocado por la mano divina. La gente acudía a purificarse.
Estaba situada en la cumbre de una pequeña montaña y su acceso era complicado. Pero mis padres son valientes y gracias a su corazón lograron cumplir la misión.
Allí fueron recibidos por el representante del pueblo, ya que no había gobernadores debido a que los ciudadanos eran sumamente inteligentes y no aceptaban la corrupción. Este representante se llamaba Carlomaño.
Les regaló un ungüento especial y les explicó de qué forma debían usarlo.
También les advirtió que los demonios femeninos aparecían con facilidad porque nuestro mundo atravesaba una grave crisis mundial.
Así terminó la primera parte de su misión. Ahora debían usar el taladro para llegar al fin del mundo. Al primer lugar donde llegaron fue a un pueblo llamado Quemaduras. Se llamaba así porque estaba habitado por criaturas antropomorfas que tenían la piel completamente calcinada.
Lo que más les fascinó fue su cálida acogida. A pesar de todo mis padres desconfiaron. Y estaban en lo cierto. Las criaturas se transformaron en monstruos con garras afiladas y dientes halitósicos.
Se acercaron con miedo a los coléricos seres y lograron tocar a algunos con las manos impregnadas en el ungüento especial que les había regalado Carlomaño. Los monstruos gritaron y se retorcieron, sus cuerpos comenzaron a convulsionar y la piel se desprendió de la masa muscular.
Los ojos se les salieron de las cuencas, sus huesos crujieron y su cuerpo se pudrió a una velocidad inusitada.
Poseían un organismo completamente diferente al nuestro. Ya no tendrían que preocuparse, porque mis padres los habían enviado de vuelta al infierno...
CONTINUARÁ
Me encanta, engancha que te cagas!! Jajajajaj
ResponderEliminarNos alegra que te guste :)
EliminarMuy bueno Samir. Un saludo
ResponderEliminarExcelente
ResponderEliminarGracias por comentar esta entrada :)
ResponderEliminar