“ME GUSTA MATAR GENTE PORQUE ES MUCHO MÁS DIVERTIDO QUE MATAR ANIMALES SALVAJES EN EL BOSQUE, PORQUE EL HOMBRE ES EL ANIMAL MÁS PELIGROSO DE TODOS. MATAR ALGO ES LA EXPERIENCIA MÁS EXCITANTE, ES AÚN MEJOR QUE ACOSTARSE CON UNA CHICA...”
El pasado 2007, la policía de San Francisco reabrió el caso Zodiac, una serie de terroríficos asesinatos que sacudieron los cimientos del norte de California entre 1968 y 1969. Casi cincuenta años sin un culpable, casi cincuenta años sin un rostro; medio siglo sin la certeza del número total de vidas que segó el terrible asesino del zodiaco. Pocas certezas, salvo el terrible impacto de sus crímenes, y algunas huellas que dejó de forma deliberada, como es el caso del criptograma utilizado para encabezar este texto, y que fue enviado por el criminal a la redacción del San Francisco Examiner y descifrado en agosto de 1969 por Donal y Bettye Harden.
El asesino del zodiaco es uno de esos casos que, aún a día de hoy, siguen siendo objeto de estudios criminalísticos. Hablamos de seres sin identidad, seres con ansia de notoriedad, de aparecer en los medios, pero, sobre todo, hablamos de animales peligrosos, muy peligrosos.
El título de la novela del señor Pombo me parece, por lo tanto, acertadísimo, y no sólo por lo acertado de la comparativa, sino también por amalgamar de un modo bien hilado y sutil, tanto el pasado como el presente de la historia criminalística, y digo sutil porque, sólo quienes conozcan las andanzas epistolares de nuestros “queridos” asesinos sin rostro, sabrán que este párrafo con el que encabezo esta reseña y que el Dr. Pombo utiliza en su obra como parte de una epístola, no pertenece al pavoroso criminal que tuvo en jaque a Scotland Yard a mediados del siglo XIX. Sí, El animal más peligroso, es un excelente thriller victoriano que denota un amplio trabajo de investigación en el campo de los terribles ataques sufridos por mujeres en el East End de Londres. Llegados a este punto conviene remarcar que, no en vano, su autor, Gabriel Antonio Pombo, además de ser especialista en perfiles criminales y haber estado involucrado en diversas investigaciones de casos importantes en el que es su país de origen, Uruguay, es especialista en la figura del Destripador de Londres. En su carrera literaria podemos encontrar títulos como Historias de asesinos, un repaso por las andanzas y perfiles de veinticinco asesinos en serie; Jack el Destripador, el monstruo de Londres, que recrea cronológica y exhaustivamente las andanzas del asesino de Whitechapel, así como su continuación: Jack el destripador, la leyenda continúa. Como vemos, hay una buena base para que una novela como El animal más peligroso pueda sustentarse.
Ante todo, esta obra se basa en una lograda interacción entre personajes sacados de la ficción y otros de corte presumiblemente histórico. Es el caso de los inspectores de la Scotland Yard; del cirujano británico Thomas Bond, que trabajó en este caso por cuenta del Metropolitan Police Service, o de otro cirujano inglés: Thomas Horrocks Openshaw, encargado de examinar el riñón que fue enviado a George Lusk, del comité de vigilancia de Whitechapel, junto con una carta fechada en octubre del año 1888. Debo apuntar que mi parte favorita de este interesante trabajo de documentación es la que atañe a las semblanzas de las mujeres asesinadas, en especial la de Mary Jane Kelly, la última de las víctimas, un personaje que siempre me ha parecido fascinante. Por desgracia, los villanos suelen ser quienes acaparan la memoria.
La parte más folletinesca de la novela nos llega de la mano de los protagonistas de esta obra coral: Arthur Legrand y su acompañante, la periodista Barbara Doyle. Creo que no hay que señalar el motivo del apellido de esta última.
Todos los personajes, tanto ficticios como reales, están perfectamente perfilados y desarrollados. Esto denota ya no sólo un amplio trabajo de documentación en el campo de la investigación criminal, sino un amplio estudio biográfico tanto de las víctimas como de los encargados de resolver el caso.
Me gustaría destacar la estructura narrativa de la obra, construida en forma de anacronía. Su inicio muestra las actividades de una sociedad secreta —no diré de qué tipo para no hacer spoiler—, y deja la duda en el aire hábilmente como acicate para trasladar al lector a la investigación llevaba a cabo por la Scotland Yard entre los meses de octubre y noviembre del año 1888. El siguiente salto temporal es más sorprendente; el lector es trasladado hasta el año 1887 para participar en los tétricos descubrimientos de restos humanos en las aguas del Támesis. Y es que en esta segunda parte de la obra toma relevancia el llamado caso del descuartizador del Támesis, caso en el cual también intervinieron el doctor Thomas Bond y su ayudante, Charles Albert Hibbert. La notoriedad del segundo caso dentro de la obra viene dada por la aparición en el año 1889 de unos restos humanos en el parque Battersea, que conducen la historia a los terrenos de la conspiración masónica (entiéndase la masonería, real o no, que especula con los poderes ceremoniales o ritualísticos de la sangre), mezclada con elementos de la novela criminal y un ritmo narrativo propio del thriller clásico. Las recreaciones y ambientes están resueltas correctamente y el autor demuestra tener la suficiente desenvoltura para no resultar cargante ni quedarse a medias. El corte final tal vez pueda descolocar un poco, pero, al menos, sorprende y no es una solución rumiada desde la primera página.
El animal más peligroso no decepcionará a nadie. Para los amantes de la novela negra es un más que logrado paseo por la crónica de finales del siglo XIX, una crónica sin rostros culpables pero sí llena de rostros sufrientes.
“En el género policiaco, lo menos importante es saber la identidad del asesino. La novela negra es más un análisis realista de la sociedad que una suma de enigmas. El crimen es una simple anécdota”
Andreu Martín.
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Quiero destacar, como amigo de Gabriel Pombo, la pasión con la que recreó esta historia en un relato de ficción pero que no deja de tener una importante base verídica.
ResponderEliminarCuanta tinta, cuantas hojas, cuanto tiempo robado a la vida, de alguien que robó vidas antes de tiempo.Eso lo convierte en el enigma que muchos quieren resolver, y plasman ávidos lo que otros devanaran sus horan en leer. El ya eterno e inolvidable Jack the Ripper, Jack el destripador o Desgarrador, quien se ha colocado en el podio inolvidable y eterno de la Historia, como el o tal vez los, asesino/s en una época clave revolucionaria de la era Victoriana. Ya han pasado mas de los 50 años que hay que esperar para dar a conocimiento público, archivos históricos, para ser exactos 130 años, y la Policía Metropolitana quien tiene información clasificada y cerrada del caso, pese a reclamos de varios países, ripperologos, autoridades de peso, etc., siempre se las arregla para seguir postergando dar a conocer públicamente la información que lleva hace mas de un siglo guardada. Se escabulle como y con Jack. Ya una vez dije, que si se revela la identidad...todo termina, hasta el negociado con sus tours incluidos recreando los crímenes inclusive a la luz de la luna. De todas maneras, aunque regateen información, no es su caso, que haciendo conjunción de su profesión de abogado con escritor, aporta datos interesantísimos, como las autopsias y sus resultados, los médicos que las efectuaron, hora aproximada de muerte, lugar del hecho y lo que llamamos levantamiento de cadáver, con asombrosa narrativa, que hacen que el lector se transporte a la época como si fuera un observador de lo que esta ocurriendo. Las cartas, los versos entre burlones e incomprensibles, los presuntos sospechosos, la biografía de las víctimas, y en cada uno el supuesto por que, el motivo para actuar de tal manera. Tal vez se sigan mas siglos tratando de encontrar a EL ANIMAL MAS PELIGROSO, que en este caso es Jack el Destripador.
ResponderEliminarUn saludo cordial.
Muchísimas gracias por vuestras apreciaciones. En efecto, y tal y como también apunto en mi reseña, se nota que Gabriel Pombo ha estudiado el caso de forma pormenorizada, y es por eso que esta obra de ficción tiene visos de ensayo que no por eso merman creatividad al conjunto. Como también dije, entre otras semblanzas, la que más me impresionó fue la de Mary Jane Kelly, porque las víctimas tienen derecho a vicir en nuestro corazón "In saecula saeculorum".
ResponderEliminarUn abrazo e insisto, muchas gracias por vuestro tiempo.
Excelente libro muy bien escrito y sumamente atrapante. El conocimiento que el autor tiene del tema enriquece la historia que en todo momento nos arrastra hacia el siguiente capítulo, sin poder parar a respirar.
ResponderEliminarEs una novela que con toda seguridad leeré en breve, porque no dejo de recibir buenas opiniones sobre ella y me llama mucho la atención.
ResponderEliminarLeí y disfrute de la novela. En "El animal más peligroso" realmente se siente el ambiente sórdido del Londres victoriano, sus callejuelas, sus tabernas, las patéticas vidas y destinos fatídicos de las prostitutas destinadas a morir bajo el cuchillo del Destripador, todo esto en una intriga creciente. En esta trama no importa tanto la identidad de los asesinos sino el impactante desenlace, que el autor recrea con maestría.
ResponderEliminarMirta Mendez.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
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ResponderEliminarDe lo mejor, los seguiré
ResponderEliminarA mi el libro me pareció un desastre. Dentro del marco del respeto y educación y como lectora de este tipo de obras, disiento con la reseña. El libro resulta ABURRIDO, EXTENSO, y abunda en situaciones que no hacen a la historia. Mas de 400 paginas donde NO PASA NADA. Obviamente que son opiniones, y espero tener la libertad para expresarme, dado que en muchos de estos blogs generalmente se tiene relación con los autores y se pierde objetividad al momento de reseñar un libro. Saludos
ResponderEliminarTe conozco mascarita... sé bien quien sos por más que comentes oculta y sin dar tu identidad, y sé que sangrás por la herida, ja,ja.
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