La espera ha sido larga, muy larga, pero, finalmente, ya está aquí una de las cintas más esperadas de este 2022, año bastante prolijo en cuanto a lanzamientos tanto a nivel cinematográfico, como televisivo. La noticia era de esas que corren como la pólvora: una nueva versión de Hellraiser, clásico ya de culto que vio la luz allá por el año 1987, estaba por llegar, y además con un nuevo lavado de cara. Carne de polémica.
Muchos fuimos los que, en un primer momento, esperábamos una nueva versión de la famosa novela de Clive Barker, piedra sobre la que está fundamentada el primer film, dirigido por el propio autor, pero cuál fue nuestra sorpresa al descubrir que se trataría de un reboot, o lo que es lo mismo: un reinicio, aunque, eso sí, basado en los mismos conceptos. Pero antes de que este proyecto pudiese salir a flote, Barker estuvo inmerso en una interminable batalla por los derechos de la franquicia, y en el arduo intento de sacar a la luz otros proyectos inconclusos como una serie para HBO que terminó siendo cancelada (ignoro si el proyecto ha vuelto a retomarse).
La historia que nos presenta esta nueva versión, no tiene nada que ver con la novela original, aunque respeta su espíritu: Riley McKendry está en terapia debido a sus adicciones, pero no consigue remontar gracias a la mala influencia de su novio, Trevor, quien termina convenciéndola de robar en un almacén, donde se encuentran objetos de incalculable valor. Para su sorpresa, dan con una antigua reliquia, íntimamente relacionada con el excéntrico millonario Roland Voight. Estamos hablando, cómo no, de la famosa Configuración del lamento o Caja de Lemarchand.
El primer e interesante cambio, radica en la figura de los Cenobitas, verdaderos protagonistas de esta historia. La imagen de Pinhead, también conocido como Sacerdote del infierno, se acerca bastante a la original figura andrógina, descrita por Barker en su novela. Incluso la voz comparte similitudes con tono femenino que figura en el libro. En esta ocasión, las vestimentas de látex desaparecen, para dar paso a unos diseños más orgánicos con malformaciones, cortes y desfiguraciones varias pero, eso sí, más sofisticados que los diseños de antaño. La alargada sombra de Doug Bradley, nuestro Pinhead predilecto, no impide que el trabajo de Jamie Clayton (Sense 8, The Neon demon) en la piel nuevo y sibilino sacerdote, pueda ser valorado como se merece. Igualmente, cabe destacar lo acertado del casting a la hora de representar al resto de tan siniestras figuras, haciendo especial hincapié en el nuevo diseño de Chatterer, con un impresionante Jason Liles tras la máscara.
El director David Bruckner (El ritual, The Night House), mantiene un más que correcto pulso narrativo, en este sentido se nota su experiencia y superioridad por encima de la de Barker, algo caótica debido a su condición de director amateur. Muy acertado, también, el guion de David S. Goyer aunque, por sacarle un pero, sí que es cierto que anda algo cojo en cuanto a sangre, a pesar de lo estelar de la última escena. En el aspecto visual, no se le puede poner pega alguna, pues la fotografía de Eli Born es tan preciosista como destacable. Otro punto a tener en cuenta es la excelente banda sonora de Ben Lovett que, ¡oh sorpresa! sigue manteniendo la partitura de la pieza original, compuesta por el gran Christopher Young. Para rematar, tenemos un reparto más que solvente, encabezado por Odessa A´zion (Nashville, Grand Army) en el papel protagonista, así como el aliciente de sus magníficos efectos visuales.
El estreno mundial de Hellraiser se llevó a cabo el pasado 28 de septiembre en el Fantastic Fest de Austin, poco antes de su estreno, el 4 de octubre, a través de la plataforma Hulu, con gran éxito. No es para menos, puesto que se trata de un reinicio excelente y, podría decir incluso, la mejor entrega desde Hellbound, el único título decente antes de que la saga cayese en un pozo de mediocridad bastante profundo.
NIEVES G. BRIONES
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